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El Gobierno teme que un viraje de Mohamed VI por el conflicto en Gaza tense las relaciones con Marruecos

La población marroquí presiona a Mohamed VI para que rompa relaciones con Israel. Los acuerdos de Abraham firmados entre Tel Aviv y Rabat, en entredicho

El rey de Marruecos, Mohamed VI, en una ceremonia religiosa
El rey de Marruecos, Mohamed VI, en una ceremonia religiosa EP

De convertirse en aliados estratégicos a afrontar un difícil equilibrio en sus relaciones bilaterales. Marruecos e Israel habían sellado acuerdos clave en materia diplomática y de Defensa, pero la ofensiva de Tel Aviv sobre la franja de Gaza coloca a Mohamed VI en una posición delicada: ¿mantener su apoyo sin fisuras al Gobierno de Benjamin Netanyahu o respaldar la postura de Palestina? La población marroquí empuja al monarca alauí hacia la segunda opción. Y Moncloa mira con inquietud los acontecimientos al otro lado del Estrecho, según indican fuentes diplomáticas a Vozpópuli.

Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores explican a este diario que confían que el progresivo restablecimiento de las relaciones entre España y Marruecos siga su curso a pesar de la escalada bélica en Oriente Próximo. "No debe haber en principio cambios sustanciales en nuestras relaciones con Marruecos", dicen estas fuentes.

Sin embargo, la manifestación masiva que discurrió hace unos días por las calles de Rabat -la más grande de los últimos años- es un espejo de la realidad que ahora mismo se vive en Marruecos. Miles de personas clamaron contra la normalización de las relaciones de Rabat con Israel y lanzaron proclamas a favor de Palestina, exhibiendo sus banderas y fotografías de ciudadanos muertos ante la ofensiva de Tel Aviv.

Los acuerdos de Abraham

Una protesta cargada de significado. Si las manifestaciones en Marruecos contra las políticas de Mohamed VI son poco habituales, menos lo son para arremeter contra una de las políticas fundamentales del monarca. En este caso, los acuerdos de Abraham, suscritos entre Israel y un reducido grupo de países árabes -entre ellos, Marruecos- con el objetivo de normalizar sus relaciones diplomáticas.

Este pacto estuvo auspiciado por Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump. Como contrapartida, Marruecos obtuvo el reconocimiento de Washington en su plan de soberanía sobre el Sáhara Occidental. También abrió las puertas a una serie de acuerdos en materia de cooperación armamentística: por primera vez, Rabat dio luz verde a la compra de material de defensa procedente de Israel.

Pero los acontecimientos vividos en las últimas jornadas en la franja de Gaza sacuden los cimientos de la nueva diplomacia marroquí. La población del reino alauí urge a Mohamed VI a cortar relaciones con Israel; más aún tras la ofensiva militar de Tel Aviv y la confusión generada en torno al ataque contra un hospital de Gaza, con el consecuente llamamiento de Hamás al islamismo radical para atacar objetivos israelíes y de sus aliados en diferentes partes del mundo.

Mohamed VI se enfrenta a una tesitura compleja. ¿Mantenerse firme en su política exterior a pesar de la presión popular? ¿O romper relaciones con Israel?

La petición popular llega en un momento delicado para Mohamed VI, cuya popularidad atraviesa un momento delicado debido a su gestión de la cadena de terremotos que sacudió Marruecos el pasado mes de septiembre, con cerca de 3.000 víctimas mortales y casi 6.000 heridos -las cifras oscilan en función de la institución que las ofrezca, aunque estas se atribuyan a fuentes oficiales del reino alauí-.

Mohamed VI se enfrenta a una tesitura compleja. ¿Mantenerse firme en su política exterior a pesar de la presión popular? ¿O romper relaciones con Israel y alimentar un discurso más alineado con el islamismo radical?

Marruecos y España: Sáhara y Mundial 2030

Cualquier cambio puede afectar a las relaciones por España. La confianza entre Rabat y Madrid saltó por los aires tras el asalto masivo de inmigrantes a Ceuta en 2021. El apoyo del Gobierno al plan de autonomía del Sáhara, renunciando a la posición histórica de España de defender el referéndum de autodeterminación de la excolonia, fue el punto de inflexión que ha permitido reconstruir los puentes diplomáticos entre ambos países.

Pero la escalada en Oriente Próximo, según fuentes diplomáticas, es un elemento de tensión. Y la cooperación entre Marruecos y España incluye no sólo la cuestión migratoria, sino otras muchas variables relacionadas con la vigilancia y control de elementos radicalizados.

Europa está incrementando su seguridad ante el temor a que se produzcan atentados contra intereses israelíes o la población en general, por lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza. Y, en el caso de los riesgos que afronta España, la cooperación policial y judicial con Marruecos es indispensable.

Exteriores sigue su plan de recuperar relaciones plenas con Marruecos. Un hito para ambos países ha sido la concesión del Mundial del 2030, que organizarán junto a Portugal. La elección por parte de la FIFA no está exenta de rifirrafe diplomático. Rabat quiere que la final del torneo se dispute en Casablanca. España apuesta por Madrid.

"Nuestra apuesta es Madrid", admiten desde el entorno del ministro José Manuel Albares. "Pero los Gobiernos aquí somos meros actores. La FIFA es muy celosa de su autonomía y esta cuestión de la final se tiene que dirimir entre las Federaciones de fútbol de ambos países".

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  • A
    Al Kachondo

    Hagamos acopio de cantidades ingentes de VASELINA...