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España

Correa rompió el pacto para confesar tras dos reuniones celebradas en el hospital donde agonizaba su madre

Correa abandona la Audiencia Nacional en marzo de 2014 tras negarse a declarar ante el juez Ruz.

Miércoles 6 de mayo de 2015. En los pasillos de la octava planta del edificio de geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid tiene lugar una llamativa reunión. De un lado, Francisco Correa y el abogado que le asesora en el intento de pactar una confesión ante la Fiscalía Anticorrupción a cambio de un trato beneficioso en los juicios que se le avecinan por la trama Gürtel. Del otro, el letrado de una de las acusaciones populares en la causa, Gonzalo Boyé. El presunto cabecilla de la trama es el que ha elegido el lugar por un motivo personal. Su madre ocupa la habitación número 40 aquejada de una grave enfermedad que ya por entonces hace temer por su vida. Los otros dos interlocutores no han puesto objeciones y acuden al encuentro juntos después de haberse reunido previamente con otro de los abogados de la causa, Mariano Bénitez de Lugo, que tiene su bufete muy cerca del complejo hospitalario y que también está en la trastienda de lo que se está gestando para dar un nuevo impulso a la investigación del mayor escándalo de corrupción conocido hasta ahora en España. El objetivo de todos ellos es reactivar un pacto que, tras avanzar a buen ritmo en las primeras semanas de la primavera, parece haberse estancado. Lo que en ese momento no saben es que será en ese hospital, conocido popularmente en Madrid como 'El Clínico', donde se celebrarán los dos últimos contactos que precederán a la ruptura del acuerdo.

Correa citó a los abogados con los que negociaba su autoinculpación en la puerta de la habitación en la que estaba ingresada su madre

Así lo han confirmado a Vozpópuli fuentes conocedoras de aquellas negociaciones que buscaban que el considerado cabecilla de la trama diera un paso al frente y delatase la 'X' de la trama de corrupción en un acuerdo cuyos detalles han sido adelantados este jueves por eldiario.es. Según estas mismas fuentes, los primeros encuentros tuvieron lugar en Madrid a mediados de marzo. Entonces, el lugar elegido fue el bufete de uno de los abogados que ha participado en el proceso. De hecho, fue este despacho el escenario para buena parte de las cerca de diez reuniones que se celebraron entre el protagonista de la trama, varios letrados e Ignacio Escolar, el director del diario digital que ha adelantado la existencia del frustrado pacto. También las hubo en domicilios particulares. Sin embargo, todo cambió a finales de abril, precisamente cuando empezaba a vislumbrarse un acuerdo. Ya existía la confesión por escrito de nueve folios en los que Correa -que ahora niega haberlos escrito- detallaba el supuesto cobro de un 3% por parte de Luis Bárcenas. Además, también se habían concretado los extremos para una entrevista periodística con la que reforzar las revelaciones judiciales. Sin embargo, en esas fechas el presunto cabecilla de la trama 'desapareció'.

Fue a primeros de mayo cuando finalmente el contacto se retomó y se hizo en el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, donde la madre de Correa estaba ingresada. En aquel primer encuentro en el centro médico, el empresario empezó a poner objeciones a lo acordado hasta ese momento. Planteaba dudas sobre el respaldo que sus interlocutores tenían de las otras acusaciones populares presentes en la causa -cuyo visto bueno era imprescindible para que lo que se pactase tuviera finalmente consecuencias jurídicas- e, incluso, acusó a uno de los abogados de mentir en este sentido, aseguran a Vozpópuli fuentes conocedoras de los detalles. El tono del encuentro y la actitud de Correa eran el preámbulo de una ruptura que se empezaba vislumbrar pero que los participantes se negaban entonces a admitir. De hecho, quedaron en verse en pocos días. El lugar iba a ser de nuevo el complejo médico.

En la planta de cuidados paliativos

Ese segundo encuentro se celebró cuatro días después, el 10 de mayo pasado. De nuevo Correa pidió a sus interlocutores que acudieran al complejo hospitalario, aunque les dio nuevas indicaciones para encontrarse. Para entonces su madre, que más tarde fallecería, había empeorado y ocupaba una cama en otra zona del hospital: la planta de cuidados paliativos. En esta ocasión, la reunión se celebró en los pasillos de la cuarta planta del ala sur del centro en un escena que parecía calcada a la de días antes. Tras llegar los abogados, el presunto cabecilla de la red de corrupción abandonaba la habitación donde estaba su madre y se encontraba con ellos. Eso sí, en esta ocasión entró un nuevo personaje en escena. Se trataba de Pablo Crespo, exdirigente del PP gallego y considerado el número 2 de la trama.

Días después del segundo encuentro en el hospital, Correa dio por rotos los contactos. Ahora se presenta como víctima de una "trampa"

El desarrollo de este encuentro reveló definitivamente que algo había cambiado en la postura de Correa, según las fuentes consultadas. Él se justificaba en su situación personal, en el estado terminal de su madre, pero sus interlocutores creen que había algo más. El encuentro terminó y los abogados de las acusaciones abandonaron el hospital. Nada se había roto formalmente, pero ésta sería la última en la que ellos participarían. En las semanas siguientes, los periodistas de eldiario.es intentaron realizar la entrevista en vídeo que habían acordado. Era el último paso que les faltaba ya que tienen en su mano la confesión por escrito de Correa. Sin embargo, la cita se pospuso una y otra vez y, finalmente, a finales de ese mes, el empresario cortó definitivamente.

Según se ha revelado en los últimos días, el principal imputado en la Gürtel había ofrecido a la Fiscalía Anticorrupción y a las acusaciones dar los nombres de todos los implicados en la trama, políticos y empresarios, y aportar los detalles a los que no había podido llegar hasta ahora la investigación. No lo iba a hacer 'gratis'. A cambio de su colaboración, quería que se rebajasen las peticiones de penas contra él y que se redujera la cantidad que le pedían de responsabilidad civil y de indemnización. Sin embargo, Anticorrupción consideró exageradas las peticiones del líder de la trama y se apartó de unas negociaciones en las que las acusaciones continuaron creyendo... hasta que Correa rompió definitivamente los contactos. Según la revista Interviú, lo hizo tras recibir "un coche lleno de dinero". Una sospecha que defienden ahora ante este diario algunas de las fuentes consultadas que creen que todo fue una maniobra del cabecilla de la Gürtel para meter miedo y conseguir que le pagaran por su silencio. Él, sin embargo, se ha presentado en las últimas horas como la víctima de "una trampa"

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