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España

Los barones se revuelven: Sánchez quiere llegar al 26J sin definir sus alianzas

Pedro Sánchez, en el comité federal del PSOE.

El ex ministro Jordi Sevilla ha señalado que su partido nunca pactará con Podemos después de las elecciones, sentencia recibida desde Ferraz con un sonoro silencio. El presidente valenciano, Ximo Puig, y Miquel Iceta, primer secretario del PSC, no le hacen ascos a colaborar con la formación de Pablo Iglesias. Los presidentes de Aragón y Extremadura, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara, le empiezan a hacer guiños al Partido Popular. Hay miembros del equipo que negoció el acuerdo con Ciudadanos, como José Enrique Serrano, que han advertido en privado que si hubiera que colaborar con la extrema izquierda, pegarían la espantada. ¿Cómo afrontar unas elecciones en medio de este galimatías?, se preguntan destacados barones del PSOE?

El PSOE todavía no ha despejado si pactaría con el PP, con Podemos o con Ciudadanos

La indefinición de Pedro Sánchez a la hora de despejar con qué partidos colaboraría para tejer futuras alianzas postelectorales es contemplada por los dirigentes regionales como uno de los graves errores que pueden conducir a su partido a perder la hegemonía dentro de la izquierda el 26J. “Los electores saben con quien no va a pactar el PP, con quien no lo va a hacer Podemos y también las preferencias de Ciudadanos. Sin embargo, nuestros votantes desconocen qué les ofrecemos, pues vamos a las elecciones sin haber cerrado las puertas al PP, a Podemos y, mucho menos, a Ciudadanos”, relata un barón regional.

El 20D, el PSOE obtuvo los peores resultados de su historia en unas elecciones generales descartando pactos con el resto de los principales partidos. Sánchez dejó claro en la pasada campaña que no daría un solo paso a favor de la gran coalición con el PP, algo que sí ha cumplido,  pero también desechó posibles acuerdos con el populismo de Podemos y con Ciudadanos, considerado como una franquicia de los populares. Pasaron las legislativas y olvidó parte de sus compromisos abriendo mesas de negociaciones con Albert Rivera, su principal aliado, y con Pablo Iglesias. El PP hará todo lo posible para recordar ahora estos episodios y tirar la credibilidad del PSOE por los suelos.

Tampoco ha dejado buen sabor de boca en los dirigentes territoriales el reciente alumbramiento del ‘Gobierno en la sombra’ escenificado por el secretario general el pasado fin de semana. No se alcanza a comprender cómo se presenta a José Borrell como un fichaje estrella y luego no aparece en el acto, pretextando problemas de agenda. Ni tampoco cómo se concede este honor al exalto cargo socialista cuando mantiene su empleo en Abengoa, cuyo consejo de administración y su asesoramiento internacional le proporcionan 300.000 euros anuales. Borrell ha dejado claro que quiere permanecer en el cargo, incluso después de descubrirse un nuevo agujero de 1.000 millones de euros tras el trabajo realizado por los acreedores en la medición de los activos que la compañía ofrece como garantía para obtener liquidez.

Podemos veta a Jordi Sevilla y José Borrell

Podemos puso la proa hace seis meses a Jordi Sevilla –“nunca contaríamos con un lobista para el Ministerio de Economía”- y ahora se la acaba de poner también a Borrell, a través de la diputada Irene Montero, de la máxima confianza de Iglesias. “Ser consejero de Abengoa con 300.000 euros anuales no es compatible con ser ministro del Gobierno del cambio”, ha publicado en su cuenta de Twitter.

A juicio de los barones socialistas, el problema de fondo que encara Sánchez a menos de seis semanas para las nuevas elecciones proviene no solo de su indefinición, sino también de su falta de autoridad. Las ausencias en los comités federales nunca han sido san sonoras como ahora, como tampoco los desplantes. Su relación con el valenciano Ximo Puig está rota desde que hace unos días tuvo que plantarle cara para evitar que haga lo mismo que los socialistas catalanes llevan haciendo desde hace años: un pacto con la izquierda en el Senado que les garantice representación en la Cámara Alta.

La falta de estrategia de campaña lleva a Sánchez a la continua improvisación 

La gota que ha colmado el vaso para el sector crítico del PSOE ha sido el fichaje de la ‘número dos’ del PSC, Nuria Parlón, como futura ministrable, pues su apuesta a favor del ‘derecho a decidir’ contrasta con la postura oficial que ahora defiende su partido sobre el futuro de Cataluña y, sobre todo, con la de la mayoría de los barones regionales y del propio Sánchez. De hecho, fue el argumento con el que el comité federal le prohibió acercarse a Podemos: no podía negociar con la formación morada mientras no renunciara al referéndum soberanista, algo que todavía no ha hecho.

Estas y otras contradicciones explican, según algunos responsables territoriales del PSOE, que a estas alturas Sánchez no disponga todavía de una estrategia precisa para desarrollar su campaña y someta a su partido a continuas improvisaciones.

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