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Economía

El 'lujo' de la paella del domingo: el plato es ahora un 14% más caro que hace un año

Los precios de la mitad de los alimentos de la cesta de la compra han subido ya más de un 10% y algunos incluso están cerca de duplicar su precio, como los aceites comestibles, según se desprende del IPC

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Imagen de archivo de un supermercado. EP

El menú especial de los domingos para millones de familias resulta cada vez más costoso. Cualquier español que acuda a los supermercados en estos días notará la subida de precios en todos los ingredientes necesarios para elaborar una paella. Arroz, marisco, pollo, verduras, aceite, y hasta la sal. Todos, sin excepción, son ahora más caros que hace un año. De media, la receta se ha encarecido un 14% en términos interanuales, afectando negativamente en el bolsillo de los consumidores.

Según los datos de mayo del Índice de Precios de Consumo (IPC) que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), el arroz ha subido un 10,2%; el pollo, un 12,7%; el marisco, un 8,8%; y las hortalizas, un 8%. Para seguir la receta, también se necesitará aceite de oliva, uno de los productos que más se ha encarecido en el último año (36,5%). Finalmente, el ajo (10,2%) la sal y las especias (8,6%) completan la lista de ingredientes.

A esto hay que añadirle la electricidad utilizada en la cocina, uno de los componentes del IPC que más han influido en la subida de precios y que, tras las diferentes medidas fiscales del Gobierno, sigue siendo un 30,2% superior al registrado hace un año. El precio del gas, por su parte, ha crecido un 19,4%, según los datos del INE.

La mitad de los alimentos suben más de un 10%

La alimentación encadena varios meses de subidas en los precios y cada vez tiene un impacto mayor en la inflación. Algunos productos, como los aceites comestibles sin incluir el de oliva (girasol, soja, palma, almendra, coco, etc.), suben un 95%, y, en general, la mitad de las categorías alimenticias incluidas en la cesta de la compra del IPC suben más de un 10%. De hecho, los alimentos, en general, registraron una variación anual del 11,2% en mayo (por encima del IPC general, que en mayo se situó en el 8,7%).

Las mayores subidas interanuales se localizan en el aceite de oliva (un 36,5% más caro que hace un año), pastas (27,9%), harinas y cereales (25,5%), huevos (25,3%), salsas y condimentos (18,8%), otros productos de panadería (18,2%), mantequilla (17,6%), leche desnatada (17,3%), leche entera (16,7%), alimentos de bebé (15,5%), yogures (14,8%), patatas chips (14,8%), frutas en conserva (14,3%), carne de ave (13,6%), pan (12,6%), carne de vacuno (12,3%) y pescado fresco o refrigerado (11,7%). En el lado de las bebidas, el café, té y cacao repuntaron un 11%; y el agua mineral, refrescos y zumos, un 6,2%. 

"La senda de aceleración de los precios se ha prolongado en los últimos meses, impulsada por el componente energético, pero también por el coste de los alimentos y la inflación subyacente", advierte el Banco de España en las proyecciones macroeconómicas publicadas este viernes. De hecho, explica que mientras la medida del tope al precio del gas reducirá la inflación media del año en medio punto, el encarecimiento de los alimentos y la subida de la inflación subyacente lastrarán esta mejora.

En concreto, el BdE espera ahora que el IAPC medio del año se sitúe en el 7,2% (frente al 7,5% calculado hace dos meses), pero en 2023 eleva el promedio del 2% al 2,6%. También aumenta en dos décimas la inflación media prevista para 2024 (del 1,6% al 1,8%). No obstante, recalca que "aunque se prevé una mayor intensidad y persistencia del episodio inflacionista actual, sigue esperándose una moderación de las elevadas tasas de inflación recientes en los próximos trimestres".

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que también ha publicado sus previsiones esta semana, es más pesimista y calcula que España acabará este año con una inflación media del 8,1% (el nivel más alto desde 1986). En 2023 se mantendrá en el 4,8%, según sus cálculos, un nivel elevado si se analiza el histórico del INE. El año pasado, cuando los precios energéticos empezaron a inflar el índice a partir de verano, se cerró con una variación media del 3,1%, retrocediendo a niveles de 2011. Pero para encontrar una tasa superior al 4,8%, hay que remontarse a 1992 (sin contar el 2022).

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