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Economía

Banca, seguros y comunicación: los salarios que mejor resisten a la inflación

Las retribuciones de los trabajadores quedan muy lejos de la inflación media al cierre del año, lo que augura subidas en 2022

Un empleado de una sucursal atiende a sus clientes.

Desde el pasado mes de febrero, cuando la inflación interanual se situó en el 0%, los precios no han parado de subir de una forma exponencial. Han sido diez subidas consecutivas del IPC, que han llevado la variación interanual de los precios en el mes de diciembre hasta el 6,7%. Se trata de la cota más alta desde 1992.

El temor que suscita el dato de precios es que pueda trasladarse a los salarios el próximo año. En los últimos meses, la cesta de la compra o la factura de la luz se han encarecido entre rumores de problemas de abastecimiento y de transportes, de posibles apagones… La falta de componentes esenciales para el sector industrial puede tener consecuencias en algunos productos como automóviles, ordenadores o televisores. Los mercados están muy tensionados y en esas condiciones el exceso de demanda acaba con subidas de precios más temprano que tarde.

Es un ambiente muy propicio para las reivindicaciones sindicales, sobre la base de la necesidad de mantener el poder adquisitivo de los salarios el próximo año. Según la estadística del Ministerio de Trabajo, este año, con los datos disponibles para el periodo enero-noviembre, el incremento salarial pactado se ha situado, provisionalmente, en el 1,49%, 0,4 puntos porcentuales inferior al pactado un año antes en el mismo periodo.

Revisión de los convenios

Los convenios revisados lo han hecho con una subida salarial del 1,1%, cuando en 2020 fue del 2%; y en 2019, del 2,1%. Los convenios de nueva firma se han sellado con un incremento salarial del 1,5%, en línea con la subida del pasado año, y muy por debajo del 2,6% del año 2019.

El Banco de España ha reconocido recientemente que “el crecimiento de los costes salariales está siendo moderado, debido a la naturaleza plurianual de la negociación colectiva y a la reducida prevalencia de la cláusulas de salvaguarda”. No obstante, el banco emisor no descarta que una hipotética mayor persistencia de los actuales aumentos de precios y costes intermedios dé lugar a una mayor trasmisión a los costes laborales.

Los convenios revisados lo han hecho con una subida salarial del 1,1%, cuando en 2020 fue del 2%; y en 2019, del 2,1%

Los incrementos salariales en convenio se han movido entre 0,50% del año 2014 y el 3,60% de 2008. Ambas cifras reflejan el momento económico que se vivió esos años. El año 2014 vino precedido del mayor volumen de paro que ha registrado España en el pasado reciente. El primer trimestre de ese ejercicio se cerró con un paro cercano a los 6,3 millones de personas y una tasa que rozó el 27%, según la Encuesta de Población Activa (EPA). En 2008, aún no se habían trasladado a España las consecuencias de las hipotecas “subprime” en EE UU.

En la última década, los precios medidos en términos de IPC han estado durante mucho tiempo en negativo. Nueve meses en el año 2020; ocho, en 2016; otros nueve en 2015; siete en 2014 y hasta ocho meses en 2009. Con el IPC creciendo a una tasa interanual del 6,7% en diciembre, habría que remontarse a a septiembre de 1992 para encontrar un nivel cercano (el 5,8%).

Según la última Encuesta Trimestral de Coste Laboral, que publica el INE, el coste laboral de las empresas se situaba a finales del tercer trimestre en 2.649 euros por trabajador y mes, un 4,9% más que en el mismo periodo del año anterior. Solo el coste salarial aumentó un 5% en tasa interanual, y alcanzó los 1.952 euros mensuales. Los catalogados como “otros costes” (los que incluyen las cotizaciones sociales, fundamentalmente) subieron un 4,5%, hasta 686,5 euros mensuales.

Los problemas derivados de la crisis sanitaria como confinamientos, cierres de las actividades no esenciales, reducción de aforo, horarios… hacen muy difícil una comparación homogénea entre 2021 y 2020. Se puede decir, sin embargo, que casi ningún sector ha tenido alzas por encima de la inflación real de 2021 en términos de percepción salarial por hora trabajada. Según los datos del INE, solo “información y comunicaciones” y “actividades financieras y de seguros”.

Salarios por sectores

Información y comunicaciones y actividades financieras y de seguros son, en coste salarial por hora trabajada, de los pocos beneficiados teniendo en cuenta la inflación de este año. Sus cifras 23,32 euros y 30,53 euros han registrado aumentos del 3,8% y 3,1%, respectivamente.

El coste salarial de la hostelería, por ejemplo, ha crecido un 27,7%, pero está en 1.139,5 euros, muy lejos de la media de 1.952 euros. Por hora trabajada se queda en 9,92 euros, cuando la media de todas las actividades es de 16,13 euros. La subida interanual es del 2,6%. Eso significa que se ha cobrado más, pero también se han trabajado muchas más horas.

Con el comercio sucede algo parecido: el coste salarial es de 1.724 euros, un 6,9% más que en 2020, pero el coste por hora trabajada, 13,31 euros, apenas aumenta un 1,6%. En la construcción, la hora trabajada se paga a 13,33 euros, un 2,2% más.

El coste salarial más caro sigue correspondiendo al epígrafe “suministro de energía eléctrica, gas vapor y aire acondicionado”, con 4.103 euros mensuales, a pesar de una reducción interanual del 2,5%.; por hora trabajada, 32,31 euros, un 2,1% menos.

Temor del Banco de España

El Banco de España tiene mucho miedo a qué puede suceder con las negociaciones futuras de los aumento salariales en una economía que no termina de despegar, que sigue dependiendo financieramente de la respiración asistida que le proporciona el Banco Central Europeo y con un Gobierno que necesita de otros diez grupos parlamentarios para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, que van a reconocer un incremento de las pensiones del 2,5% y del 2% para los funcionarios.

El Banco de España cree que la inflación alcanzará su nivel máximo durante el primer trimestre del 2022 (habla de un IPC para el próximo ejercicio hasta el 3,7% el próximo año), para descender hasta el 1,2% en 2023, si bien, estas estimaciones están sujetas a un alto grado de incertidumbre. Para el organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos, el problema está en trasladar a los salarios el mayor crecimiento del IPC, que ha respondido, principalmente, “al intenso crecimiento de los precios energéticos (y, en particular, de la electricidad) y, en menor medida, al incremento de los precios de los servicios”. En su opinión, ambos tienen un carácter “predominantemente transitorio”.

Los sindicatos están pidiendo un incremento de entre el 2% y el 3%. El Banco de España cree que la transmisión del repunte de los precios será reducida ya que la negociación colectiva tiene carácter plurianual (cada dos o tres años). Considera, además, que el grado de holgura que aún presenta la economía española supondrá, a corto plazo, una fuente de contención de las demandas de incrementos salariales, al menos en los sectores más retrasados en la recuperación.

La holgura en el mercado laboral es la diferencia entre el volumen de trabajo deseado por los trabajadores y el volumen real de empleo. Cuanto mayor sea, las empresas tendrán menos dificultades para cubrir las vacantes al haber un exceso de solicitudes para los puestos de trabajaos disponibles.

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