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Brufau salva a Manrique y estudia vender el 10% de Gas Natural para evitar el bono basura

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, junto al presidente Antonio Brufau (d).

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, no quiere romper ese pacto de caballeros no escrito que selló con Manuel Manrique, presidente de Sacyr, cuando éste le ayudó a defenestrar al belicoso Luis del Rivero, rompió todos sus lazos con Pemex y le apuntaló en la presidencia que le quería quitar el ahora caído en desgracia Emilio Lozoya, ex director general de la petrolera estatal mexicana.

El ejecutivo de Mollerusa no olvida la fidelidad del directivo jienense y no está dispuesto a dejarle caer. Repsol, tras analizar los pros y contras de recortar el dividendo para mejorar su salud financiera, ha optado por no hacerlo, salvando así el principal salvavidas con que cuenta Sacyr para poder seguir pagando su deuda con los acreedores.

Descartada esta opción, el equipo directivo de la petrolera trabaja a contrarreloj para afrontar una tensa semana. El consejero delegado, Josu Jon Imaz, y su gente tienen que llegar a la reunión de este lunes con los representantes de Standard & Poor's con medidas contundentes para evitar la degradación de su rating a bono basura, tal y como ya ha advertido la agencia de calificación a la propia Repsol y a otras grandes petroleras mundiales hundidas por la caída del crudo.

Y el miércoles, el consejo de administración de la petrolera tendrá que poner en marcha algunas de estas medidas. Fuentes cercanas al accionariado de la compañía han confirmado que la venta de entre un 10% y un 15% de Gas Natural Fenosa (GNF) está ya sobre la mesa.

Repsol posee un 30% del grupo energético catalán y podría obtener entre 1.600 y 2.400 millones de euros por la venta de un tercio o la mitad de su paquete, si se toma de referencia la cotización actual. La operación sería bien vista por La Caixa, que controla un 11,7% de Repsol y un 34% de GNF, así como por los otros dos accionistas de peso en el grupo, Sacyr (8,9%) y Temasek (5%), y permitiría salvar el tipo ante las agencias de rating y mantener la actual calificación (BBB-).

Según las fuentes consultadas, Repsol estaría dispuesta a reducir su peso accionarial en la compañía que preside Salvador Gabarró, pero por ahora no se plantea vender todo el paquete. El objetivo es hacer cash, pero seguir siendo accionista de referencia de la energética catalana.

En un principio, La Caixa se mantendría como accionista de referencia con su 34% y Repsol se encargaría de proponer a los posibles compradores de su paquete en venta, que previsiblemente serían fondos internacionales que ya en otras ocasiones han manifestado su interés por tomar posiciones en GNF, según las fuentes consultadas.

Repsol, con la anuencia de La Caixa, sondearía la venta de este paquete entre grandes fondos internacionales de prestigio

Opciones sobre la mesa

El consejo que este miércoles celebra Repsol analizará el informe interno realizado en la compañía sobre las ventajas e inconvenientes de la venta parcial de Gas Natural Fenosa, añaden estas fuentes.

También está sobre la mesa la posible emisión de 3.000 millones de euros de bonos híbridos, si bien la inestable situación de los mercados mundiales por las dudas sobre China y la gran banca europea ha enfriado esta opción, al menos por el momento.

El consejo de Repsol también analizará qué nuevos activos son susceptibles de ser vendidos de forma acelerada para contentar a las agencias, más allá del plan de desinversiones por valor de 6.200 millones de euros puesto en marcha por la compañía en octubre pasado. También se ajustará aún más el recorte de inversiones, los planes de eficiencia y las sinergias con Talismán.

Todo ello con el objetivo de hacer presentable una radiografía financiera del grupo que evite la caída en bono basura y las graves consecuencias que esto tendría a la hora de acudir a los mercados para financiarse. En un contexto, además, en el que el precio del crudo no parece remontar y seguirá pasando factura a las cuentas de las petroleras también en 2016.

Repsol se ha visto obligada a realizar una provisión extra de 2.900 millones de euros por el impacto de la caída del crudo en sus cuentas, lo que le provocará unas pérdidas de unos 1.200 millones en 2015.

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