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Economía

El rebrote del coronavirus ocasiona 922.000 despidos en la segunda quincena de agosto

Un grupo de parados hace cola a las puertas de una oficina de empleo.

Agosto no suele ser un mes bueno para el empleo y el paro porque coincide con el fin del grueso de la campaña veraniega. Pero, como consecuencia precisamente de la pandemia, se esperaban mejores resultados de los obtenidos ante la concentración en este mes de las vacaciones de los españoles que han podido disfrutarlas, y sobre todo por el denominado efecto rebote en la estadística al partir de datos mensuales anteriores muy negativos. En todo caso, el Gobierno sigue escusándose en los datos de afiliación media del mes (los del paro se formulan diariamente y crece en 29.780) porque le sale un crecimiento de 6.822 de nuevos afiliados frente a los -212.984 del mismo mes en 2019. Sin embargo, los datos de afiliación diaria, recogidos a final del mes, manifiestan que hay una pérdida de 85.541 empleos frente al alza de 189.577 de julio.

Lo que se ha percibido es que agosto ha tenido dos partes a medida que se ha ido confirmando y acentuando el rebrote del coronavirus. Así, en la primera quincena del mes se han producido más altas que bajas: más de 782.000 altas diarias acumuladas frente a 678.000 bajas. De esta forma, si a finales de julio había 18.673.847 afiliados, el 14 de agosto la cifra llegó a 19.795.882, es decir, había 122.000 nuevos empleos. Pero, a partir de ese día, con el alza de los contagios y los rumores de un nuevo confinamiento (parcial o total) los despidos se incrementaron. Así, en las dos últimas semanas de agosto se han producido 922.000 despidos frente a 718.000 contrataciones. Por tanto, la variación neta de empleo en esta quincena es negativa en 204.000. Es decir, en los primeros 15 días del mes hubo 122.000 afiliados nuevos y en la segunda se ha producido un resultado negativo de esos -204.000 para dar esos casi 82.000 trabajadores menos durante todo el mes. Sólo en el último día de mes (31) se despidieron a 331.142 personas con un saldo neto de 216.000 en la misma jornada (entre contrataciones y despidos) ya que se contrataron a 114.000 personas al coincidir que era lunes. Se trata de una cifra que no se ha producido en los peores días de la pandemia. En concreto, el peor día para la afiliación fue la primera jornada laboral tras el decreto del estado de alarma (16 de marzo) en que se registraron 178.569 bajas netas.

En todo caso, que el último día del mes cayera en lunes ha salvado del estrépito al empleo en agosto. Los lunes son los días en que sube la contratación mientras que los viernes se han convertido en las jornadas en que se producen más despidos. Si el 31 hubiera caído en viernes, el daño podría haber sido mayor. Aún así, en el mismo mes de hace un año (viernes 30 de agosto), los despidos llegaron a 120.360 frente a los 331.000 de ahora, y el número de cotizantes netos del último día de mes (variación entre altas y bajas) se redujo en 178.000 frente a los 216.000 que ahora se ha producido por el nuevo rebrote de la pandemia. Septiembre será la prueba definitiva.

A la caída en vertical en los últimos días del turismo y la restauración se ha unido que no hay noticias de la recuperación de puestos de trabajo perdidos en agosto, y de la actividad, y por tanto las contrataciones siguen despeñándose. Se comprueba además que se ha atenuado el rescate de trabajadores en ERTES (siguen el situación de ocupados), se ha reducido en unos 300.000 hasta los 812.000, pero se espera su activación en septiembre y también de ERES.

Según la estadística oficial, la cifra de cotizantes medios a la Seguridad Social se situó en este mes en 18.792.376, con un descenso de 527.851 en el último año y una caída de 740.835 desde el récord registrado en julio de 2019. Desde que comenzó la pandemia el descenso de empleos es de 457.853. En cuanto a la afiliación diaria, desde el 12 de marzo (el día antes laboral del decreto del estado de alarma) la afiliación se reduce en 745.000 y desde febrero, el mes anterior, la caída es de 632.000.

7,8 millones de demandantes de empleo

En cuanto al paro, la estadística es poco fiable porque todavía los servicios públicos no operan con normalidad y los demandantes de empleo y de las prestaciones tienen dificultades para inscribirse. El número de parados aumentó en casi 30.000 (737.000 en un año) frente a los 54.000 de hace un año hasta 3,8 millones. En todo caso, los datos no son peores porque la contratación apenas respira. Así, en el sector servicios (donde se ubica la hostelería) el desempleo (20.000) ha crecido este año menos que hace un año (46.000). Es decir, el ajuste a fin de campaña de agosto de 2019 fue más elevado porque había más masa crítica laboral contratada en este periodo al haber más actividad. Algo similar ha ocurrido en la construcción (8.000 despedidos frente a casi 12.000 hace un año); o la Industria (3.000 salidas frente a las 7.800 de hace 12 meses). Mientras, en la agricultura, al ser el sector alimentario quien más contrata, el paro ha caído en 13.000 personas cuando hace un año el descenso era de 6.600. Y llama la atención lo que ocurre en el colectivo de "Sin Empleo Anterior", donde se ubica a los jóvenes. No encuentran empleo porque no lo hay, y su paro ha aumentado en casi 12.000 personas cuando hace un año bajaba en 3.800.

Destaca también la cifra de demandantes de empleo. Continua siendo muy elevada (7,8 millones) como consecuencia de que hay 3,8 millones de parados que técnicamente están ocupados. Aquí se incluye a los trabajadores de los ERTES porque no se les considera desempleados. Desde que comenzó la pandemia el paro ha aumentado en 556.000 personas.

Por su parte, las contrataciones se han derrumbado. La estadística es escalofriante: en agosto se hicieron 417.000 contratos menos que el mes anterior (-26,4%); 401.000 menos (-27,2%) que el mismo mes del año anterior; y en lo que va de año se ha formulado casi 4,8 millones de contratos menos que en 2019 (-33%). Es decir, si en 2019 se había realizado 14,7 millones de contratos en los ocho primeros meses del año, ahora la cifra se queda en 9,9 millones. Del total de 1.118.663 contrataciones en este mes, sólo 96.000 fueron indefinidas (el 44% son conversiones de temporales con fecha límite), y casi un 40% son a tiempo parcial. Lo que representa el 8,6% del total de la contratación. Respecto al mes anterior, se ha realizado 45.000 contratos menos (-32%); 27.000 menos (-22%) sobre el mismo mes de 2019; y en lo que va del año, se han producido 382.000 contrataciones menos (28%). En cuanto a los temporales, el descenso también es cualitativo. Se hicieron 1.022.388 contrataciones, 372.000 menos (-27%) que en julio; 374.000 menos (-27%) que en el mismo mes de hace un año y, atención, 4,3 millones menos (-33%). Por si fuera poco, la precariedad no pierde ritmo ya que casi un tercio de esta contratación eventual es a tiempo parcial.

Los temporales, los más afectados por el coronavirus

¿Qué empleos están siendo los más afectados por el coronavirus? Según los datos de la Seguridad Social se han rescindido 665.130 contratos desde el inicio del confinamiento (-4,5%). La mayor parte (317.000) son temporales (-7,5%), que es dónde siempre empiezan los despidos. Pero, también se ha prescindido de casi 250.000 trabajadores con contratos indefinidos (-2,6%) y hay 98.000 (-8,5%) catalogados como otros. Así, si al inicio de la pandemia había 14,9 millones de personas contratadas, la cifra llega ahora a 14,2 millones. Es la masa crítica de la recaudación del IRPF, el impuesto que mayores ingresos aporta a las arcas públicas.

Es evidente que o se cambia de modelo productivo que asegure una mayor estabilidad laboral, y mayor productividad para las empresas, o la espada de Damocles siempre estará pendiente sobre el empleo. Pero, de ello no hablan los políticos en sus conversaciones sobre los Presupuestos.

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