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Economía

FMI avisa: el déficit seguirá por encima del 2% en 2023 y la deuda superará el 90%

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde

El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró este lunes sus previsiones para España. Estima ahora que el PIB crecerá un 2,8% este año y se moderará al 2,2% el año que viene. Eso sí, reducir el déficit y la deuda es otro cantar. Este martes ha publicado su tradicional 'Fiscal Monitor', donde avisa de que en 2023 el déficit español seguirá por encima del 2% y la deuda pública aún supondrá el 90% del PIB. 

Las cifras contrastan mucho con las que incluyó el Gobierno en la última actualización del Programa de Estabilidad. De hecho, el Ejecutivo espera cuadrar las cuentas ya en 2020 y empezar a generar superávits a partir de ese momento. Y la deuda, en ese mismo año, bajaría al 91,5% del PIB.

Las previsiones de la institución dirigida por Christine Lagarde son mucho más pesimistas. Apuntan a que el el desfase bajará del 3,1% al 2,5% este año, lo que significa que España volverá a incumplir lo pactado con Bruselas, como ha hecho todos los años que estalló la crisis, salvo en 2017, el primer ejercicio que consiguió llegar al objetivo sin trampa ni cartón. 

Las cifras demuestran que el ciclo económico poco puede hacer ya por la reducción del déficit y que habrá que tomar medidas

En 2019, el déficit solo bajará al 2,1% y se mantendrá en ese nivel hasta el año 2023, que volverá a subir al 2,2%. Además, la situación española va a ser bastante más complicada que la de los principales socios europeos. Según las previsiones del FMI, Alemania se anotará un superávit del 1,4% en 2023, Italia sellará su tercer año en equilibrio y Francia habrá reducido el desfase al 0,3%.

Las cifras ponen de manifiesto que el ciclo económico poco puede hacer ya por la reducción del déficit en España y que para equilibrar las cuentas será necesario tomar de nuevo medidas que ajusten los gastos o que aumenten los ingresos. Y las medidas se necesitarán ya este año si se quiere cumplir lo pactado.

De hecho, cuando España deje el déficit por debajo del 3% y salga del procedimiento de déficit excesivo, entrará en un nuevo procedimiento que pondrá el foco en el nivel de deuda pública, que puede ser mucho más exigente y que llevará a las autoridades comunitarias a reclamar nuevos y duros ajustes para volver al equilibrio.

La deuda bajará despacio

¿Y la deuda? Este parámetro, sobre el que están alertando ya todos los analistas y que cerró 2017 en el 98,4%, bajará al 96,7% en 2018, al 95,1% en 2019, al 93,9% en 2020, al 92,8% en 2021, al 91,8% en 2022 y al 90,9% en 2023. Eso sí, hay que recordar que en términos brutos la deuda siguió aumentando en 2017.

Aunque en la comparación con los principales socios España está mejor que Italia, donde la deuda pública actualmente ronda el 130% del PIB y seguirá suponiendo el 116% en 2023, el ritmo de reducción en España será menor. En España la deuda bajará solo un punto por año, mientras que en el país alpino lo hará en dos o tres puntos cada ejercicio. En Francia y Alemania el endeudamiento es mucho más bajo.

En otro informe, el FMI avisa de que las perspectivas económicas mundiales siguen mejorando respaldadas por unas condiciones financieras algo más restrictivas y advierte de que los riesgos a corto plazo para la estabilidad financiera se han incrementado en cierta medida, mientras las amenazas a medio plazo se mantienen en niveles elevados, lo que hace presagiar "un camino lleno de baches" a medida que los bancos centrales normalicen su política monetaria.

En su 'Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial', el FMI señala que estas condiciones financieras todavía propicias que apoyan el crecimiento a corto plazo pueden contribuir al mismo tiempo a la "acumulación de desequilibrios financieros", así como a una toma excesiva de riesgos.

"Las condiciones financieras laxas corren el riesgo de alimentar vulnerabilidades que pueden poner en peligro el crecimiento a medio plazo", advierte la institución internacional, señalando que el relajamiento continuo de las condiciones financieras durante los dos últimos años ha contribuido a mejorar las perspectivas económicas a corto plazo, pero empeorando las expectativas a medio plazo.

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