La herencia de Sánchez Dragó: el gran patrimonio inmobiliario que deja a sus hijos

Fernando Sánchez Dragó fallecía el pasado 10 de abril a los 86 años a causa de un infarto. El reconocido escritor se encontraba en su casa de Castilfrío de la Sierra, la que siempre consideró su verdadero hogar. Y allí ha sido donde ha sido enterrado. Un día después de su muerte, el periodista era despedido en un íntimo funeral al que no faltaron sus familiares más cercanos, entre ellos Emma Nogueira, su última pareja, a quien pudo verse muy afectada tras la pérdida, y amigos como Ramón Tamames o Santiago Abascal.

A 200 kilómetros de Madrid, la localidad soriana de Castilfrío de la Sierra fue el gran refugio de Sánchez Dragó quien, a pesar de haber viajado y vivido en todos los rincones del mundo, encontró en este pequeño municipio de apenas 40 habitantes el lugar donde ser feliz y cumplir uno de sus sueños, el de trasladar su pasión por Oriente a Soria.

Así, tal y como él mismo relató a la revista ‘Tiempo’ en 2005, fue en el año 1996 cuando adquirió su casa en Castilfrío de la Sierra: “Perteneció a mi padrastro y se la compré a mis dos hermanos (Guillermo y María Elena) por tres millones de pesetas”. Una casa que durante ocho años estuvo restaurando y en cuya puerta de entrada se encuentra una placa que presenta a su morador: “Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta, Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea”.

Construida en el año 1807 tal y como figura en la inscripción de su fachada, la propiedad, conocida como la casa del Caballero del Escarabajo, cuenta con una superficie de 440 metros cuadrados y se encuentra al lado de la iglesia de la localidad. Una vivienda donde convivió con su por entonces mujer Naoko, y que convirtió en un museo Oriente-Occidente. Y es que, además de las dos enormes cabeza de Buda que decoran los exteriores de la propiedad, el interior alberga los objetos y recuerdos que Fernando Sánchez Dragó recopiló durante toda su vida en sus numerosos viajes por el mundo.

Pero esta no fue la única inversión inmobiliaria del periodista, ni tampoco la única en Castilfrío de la Sierra y alrededores. Tal y como señala ‘Vanitatis’, Fernando Sánchez Dragó deja una herencia inmobiliaria con más de 10 propiedades que ahora pasarán a manos de sus hijos.

El patrimonio inmobiliario de Fernando Sánchez Dragó

Considerado un prolífico escritor y periodista, con decenas de títulos, y un reconocido presentador y productor, Fernando Sánchez Dragó invirtió buena parte de su fortuna en ampliar su patrimonio inmobiliario. Y Soria fue, sin duda, el epicentro de su sueño para construir “una nueva Eleusis”, tal y como apuntó el propio escritor, haciendo referencia al santuario griego.

Para ello, continuó adquiriendo propiedades en Castilfrío de la Sierra. En 1998, compró la casa adyacente a la suya, de 370 metros cuadrados, con intención de abrir un hotel rural. Años más tarde, también se convirtió en propietario de un amplio terreno en la localidad: "En estas majadas que acabo de comprar, de unos 1.500 metros cuadrados, (dice señalando unos terrenos junto al cementerio del pueblo) quiero hacer un centro de estudios místicos. La gente podrá encontrar aquí Oriente en Soria. Será un lugar de reunión donde se impartirán cursos de yoga y tantranismo y conferencias sobre la nueva espiritualidad”, explicó Sánchez Dragó al diario ‘El Mundo' en el año 2004.

Pero el escritor tenía otros muchos proyectos en la localidad, como el de montar un restaurante de lujo en el antiguo lavadero, o instalar un campamento nómada en la localidad de Aldealices, donde en 2004 adquirió “un terreno rústico dedicado en principio al cultivo del cereal y tubérculo de 13 áreas (equivalente a unos 1.300 metros cuadrados”, tal y como señala ‘Vanitatis’.

Sus importantes inversiones en Madrid

Pero no todas las propiedades de Sánchez Dragó se reducen a la provincia de Soria. El escritor también invirtió en Madrid, ciudad donde nació y vivió gran parte de su vida. Tal y como desvela el citado portal, el pasado mes de noviembre, el periodista “adquirió en pleno barrio de Salamanca un piso de 40 metros cuadrados con intención de alquilarlo”. Y es que, según apuntan, aunque el escritor puso en marcha diferentes empresas, "actualmente su perfil como autónomo se ceñía al alquiler de inmuebles por cuenta propia".

Un piso que se suma a las otras tres casas que Fernando Sánchez Dragó tenía en el barrio de Malasaña, “la más importante situada muy cerca del palacete de los Ramírez de Haro, que ocupa una superficie de 160 metros cuadrados".