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CLÁSICOS DEL FÚTBOL

La noche en que el Zaragoza tumbó al Madrid de los galácticos en la final de Copa

Los maños ganaron por 3-2 al conjunto blanco de Zidane, Beckham, Figo, Roberto Carlos y compañía. Y lo hicieron tras jugar más de media hora con un hombre menos. Histórico zapatazo de Galletti en el minuto 111

Parecía imposible pero sucedió. El Real Zaragoza tumbó al Madrid de los galácticos en la final de la Copa del Rey celebrada en Montjuic 18 años atrás. Un 3-2 inolvidable que se resolvió en la prórroga, cuando el argentino Galletti decantó el título con un zapatazo desde fuera del área. Los maños, con un jugador menos desde el minuto 60 hasta el 95, derrotaron al que muchos consideraban el mejor equipo del mundo en aquellos momentos.

Ocurrió el 17 de marzo de 2004, apenas una semana después de los terribles atentados del 11-M que conmocionaron a España. Los Zidane, Beckham, Figo, Roberto Carlos, Raúl y compañía, entrenados por Carlos Queiroz, eran los claros favoritos en la final. Pero tenían como rivales a unos Villa, Juanele, Movilla, Savio o Gaby Milito que prometían dar la batalla bajo la batuta del batallador Víctor Muñoz. Y vaya si la dieron.

En el minuto 23 el galáctico inglés ejecutó magistralmente una falta para poner por delante a los blancos. Solo seis minutos después Dani empató para los zaragocistas, vestidos con esa elástica amarilla y negra que recordaba a los uruguayos de Peñarol. Justo antes del descanso un joven más que prometedor como era entonces Villa marcó de penalti para adelantar a los aragoneses. Sorpresa al descanso.

Después de la reanudación cambiaron las tornas del encuentro. Porque en el minuto 48 el galáctico brasileño marcó, otra vez de falta, devolviendo así las tablas al marcador. Solo veinte minutos después el zaragocista Cani era expulsado tras ver dos tarjetas amarillas en dos jugadas casi consecutivas.

Quedaba media hora por jugar. Y el partido parecía estar sentenciado. Un equipo plagado de estrellas y sobrado de calidad, que en aquellos momentos aspiraba a un triplete histórico que algunos incluso ya daban por hecho, no tendría demasiados problemas en rematar a un Zaragoza con solo diez hombres sobre el terreno de juego.

Lo mejor del fútbol, ya se sabe, es que es uno de los pocos deportes donde caben los milagros. Milagroso fue lo que ocurrió. El pundonor del equipo aragonés, con unos sublimes Movilla y Ponzio en el centro del campo, unos Milito y Álvaro sólidos en el centro de la defensa y un Savio rejuvenecido para la ocasión frente a su ex equipo, frenó los intentos de los madridistas durante el tiempo reglamentario. Quizás influyó también el respaldo de los aficionados maños, que superaban en número a los blancos y cantaban "este partido lo vamos a ganar" cuando parecía lo contrario.

La prórroga, que se antojaba heroica como todas las prórrogas, empezó con el zaragocista Galletti forzando la segunda amarilla de Guti. Expulsado el blanco. Otra vez igualdad numérica. Aún más emoción en Montjuic. Todo apuntaba a la tanda de penaltis. Hasta que el siete argentino disparó desde su casa para desnivelar el partido en el minuto 111. Un disparo sorprendente cuyo bote engañó al arquero madridista César. Un hermoso partido que ganó el equipo que más corrió.

Después de aquel encuentro los blancos cayeron contra el Mónaco en Champions y se quedaron rezagados en La Liga. Del triplete a la nada. Queiroz fue destituido. En el lado zaragocista la temporada tampoco acabó mucho mejor (duodécimos en Liga), pero quizás con la Copa ya era suficiente. Ese título de 2004 es el último relevante que adorna las vitrinas de este club histórico ahora venido a menos.

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