Casero vuelve al Congreso... para votar presencialmente

Este jueves se cumplen dos semanas desde que Alberto Casero, hombre fuerte de Teodoro García Egea en Génova, pero poco conocido a nivel mediático, acaparara portadas y grandes titulares en prensa después del error en la votación de la reforma laboral. Desde entonces, el diputado por Cáceres ha adoptado un perfil bajo… hasta esta semana.

Según confirman diputados de la bancada popular, y también de otros grupos parlamentarios, el secretario de organización del PP ya se dejó ver por el hemiciclo este martes, y hará lo propio también mañana. Su participación en las votaciones, a diferencia de lo que ocurrió el pasado 3 de febrero, "será presencial", tal y como confirman desde el Grupo Popular.

Casero, explican sus propios compañeros de partido, "lo ha pasado mal" estas dos semanas, en las que llegó a ser objeto de una campaña de acoso en redes sociales. El diputado por Cáceres, sin embargo, ha tenido, en todo momento, el apoyo del resto de parlamentarios del PP y de la dirección nacional, con Teodoro García Egea y Pablo Casado a la cabeza.

Ambos, de hecho, han conversado con Alberto Casero estos días para transmitirle su respaldo y "plena confianza".

Diputados de otras formaciones confirman a Vozpópuli que el martes, al verle en el Congreso, se acercaron para interesarse por él y darle ánimos: "Ha sido atacado por aquellos que luego dan lecciones sobre el odio en las redes sociales".

Ha sido atacado por aquellos que luego dan lecciones sobre el odio en las redes sociales

El regreso de Alberto Casero no se limita al Congreso de los Diputados. El secretario de organización ha acudido varios días a su despacho en Génova 13 y también se dejó ver en la sede nacional el pasado martes, día en el que se celebró el Comité Ejecutivo Nacional.

La vuelta a la normalidad del diputado no hace, sin embargo, que el PP olvide lo ocurrido hace dos semanas. Según confirman fuentes del Grupo Popular, el partido está decidido a llevar al Tribunal Constitucional la decisión de Meritxell Batet de dar por buena la votación de la reforma laboral sin reunir previamente a la Mesa, tal y como exigieron los populares tras detectar el error en la votación de Casado.