Relación tóxica: 20 síntomas para saber que no es amor del bueno

Una relación tóxica no siempre es fácil de identificar y muchas veces se puede confundir un amor romántico con una relación que no hace ningún bien a una de las partes. Cuando hablamos de relaciones tóxicas hablamos de relaciones (que no solo tienen que ser de pareja, también pueden ser familiares o de amistad) en las que se provoca un sufrimiento o daño a una de las partes. 

El daño se puede ejercer de forma consciente e incluso a veces de manera inconsciente y la otra persona puede tardar en reconocer que eso le provoca un sufrimiento que no está dentro de lo que sería una relación de pareja sana y feliz. En una relación tóxica aparecen diferentes dinámicas negativas que van minando la autoestima y la felicidad de ambos miembros de la pareja (a veces el daño viene producido por las dos partes) o solo de una de las partes. 

En las relaciones de pareja, a veces normalizamos actitudes y reacciones que en realidad no lo son y afectan directamente a nuestra salud mental. Por eso, es muy importante saber detectar a tiempo las señales de que algo no va bien. 

Aunque como decíamos hay veces que cuando estás dentro de una relación así es difícil salir y reconocer que no es algo sano, hay algunas señales que nos pueden hacer saltar las alarmas y darnos cuenta de que nuestra felicidad está en juego y que no debemos admitir esos signos tóxicos. La psicóloga Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos, nos da las claves para saber si nos encontramos en una relación dañina, emocional y psicológicamente hablando. 

Señales de una relación tóxica

Toma nota de estas señales que indican claramente que estás ante una relación tóxica y de ser así, el siguiente paso sería tomar medidas y pedir ayuda con algún profesional de la salud mental. 

• Constantes reproches si las cosas no son como él o ella espera. 
• La relación es como una montaña rusa. Unas veces te pone a las nubes y no hay nadie como tú y otras te baja a lo más bajo y eres lo peor. Todo ello de forma impredecible y sin que tengas control sobre ello.
• Tiene la pretensión de que adivines sus necesidades o sepas en cada momento lo que quiere y lo cumplas.
• Chantaje emocional: te hace sentir culpable si no actúas o piensas como él o ella.
• Considera que debéis estar de acuerdo en todo y pensar igual sobre cualquier aspecto.
• Muestra dependencia emocional y te acusa de que su estado de ánimo depende de si le das la suficiente atención o no. 
• En una relación tóxica no existe el respeto de los espacios del otro.
• Controla tus horarios, espacios, tus redes sociales, tu móvil, forma de vestir, etc.
• Los celos son algo habitual. Tú eres solo de esa persona y no admite que tengas una buena relación con otros amigos e incluso con tu familia.
• Descalificaciones, insultos…
• Te deja de hablar durante horas e incluso días cuando hay una discusión.
• Invalida tus sentimientos, quitándole importancia a lo que opinas o sientes. Hay silencios no justificados que cada vez duran más tiempo.
• No reconoce errores y al final todo es por tu culpa. Nunca asume su parte de responsabilidad sobre lo que ocurre y pretende que la culpa siempre sea tuya, incluso sus enfados o salidas de tono son porque tú le provocas.
• Resta importancia o infravalora a tus logros y trata de situarse siempre por encima de ti.
• Hace comentarios en público infravalorando tu opinión, invalidando tus sentimientos o humillándote.
• Hay constantes reproches si no accedes a sus deseos o necesidades.
• Invalida lo que sientes y le quita importancia o no lo escucha. 
• Utiliza la luz de gas para generar inseguridades, es decir, al final todo es porque tú no estás bien, tienes problemas, no eres lo suficientemente inteligente y no llegas…
• Te compara con otras personas, sutil o directamente, triangulando y haciéndote sentir que esa persona está por encima de ti.
• En lugar de basar la relación en la confianza, el afecto y la comprensión, lo que prima en una relación tóxica es el miedo de una de las partes a hacer que el otro se enfade. Todo se hace para que esa persona esté contenta y no se disguste aunque eso suponga que la otra persona se sienta mal o haga cosas contra su voluntad.

Actitudes en una relación tóxica

Las actitudes más habituales en una relación así son desde los celos constantes que hacen que la otra persona no se sienta libre para hacer nada que le guste hacer sin el permiso del otro; al chantaje emocional constante a través del cual se hace sentir mal al otro al asegurar que todo lo que hace o dice le hace daño; se está a la defensiva ante cualquier crítica o discusión por tonta que sea (el mundo está en su contra y su pareja más); hay una actitud de envidia o desinterés por los logros de la otra persona.

Consecuencias de una relación tóxica

En una relación tóxica una o ambas partes ejercen un daño sobre la otra persona, bien de manera consciente o inconsciente y esto es precisamente lo que hace que resulte muy difícil su detección. Las consecuencias para la víctima pueden ser muy diferentes y no siempre aparecen todas ni en la misma medida. Desde una quiebra de la autoestima (en las relaciones sanas, el bienestar de una persona no depende del otro), hasta un sentimiento de culpa, vergüenza o miedo, aislamiento social, ansiedad, dificultad para concentrarse, ataques de pánico y hasta trastornos relacionados con el sueño, la alimentación o las relaciones íntimas.

Lo primero que debemos hacer si notamos cualquiera de las señales es salir de esa relación de pareja. Identificar que estamos en esa situación es fundamental y buscar apoyo emocional tanto en nuestros familiares y amigos más cercanos como en un profesional nos ayudará a que las secuelas sean lo menos negativas posible. Aprender a quererte a ti mismo, saber que eso no te hace ningún bien y que no es amor del bueno es clave para que puedas encontrar a una persona que realmente te quiera bien y te haga disfrutar de la vida como te mereces.