¿Ortodoncia low cost? Estos son los riesgos a los que te puedes enfrentar

La ortodoncia con alineadores invisibles low cost está en el ojo del huracán en los últimos meses, ya que han salido a la luz algunos casos de pacientes que, por comprar online y llevar el tratamiento a distancia y a un precio inferior al que pagarían en un dentista convencional de confianza, están sufriendo las consecuencias en su salud general y en su salud bucodental en particular. 

Tanto el Colegio de Odontólogos de Madrid (COEM), como la Sociedad Española de Ortodoncistas (AESOR) y hasta el Ministerio de Sanidad se han pronunciado sobre el riesgo de la venta de alineadores por internet que a largo plazo pueden ser muy perjudiciales cuando se usan sin ningún tipo de control médico. Algunos de los pacientes afectados han hablado de los problemas que les han causado estos alineadores dentales sin prescripción de un dentista profesional. 

"Llegué a este tratamiento porque lo vi publicitado en redes sociales. Tras una única visita empezaron los problemas. Dolores, no poder masticar bien... acudía a la supuesta clínica para solicitar que me atendiera un doctor y nunca estaba. Era desesperante. Hasta que me cansé y decidí acudir a un centro médico certificado oficialmente", decía una joven en Antena 3.

La doctora Eugenia Cervantes, reconocida odontóloga y denominada ‘escultora de sonrisas’, no es ajena a esta preocupación y ha compartido con nosotros contenido sobre la importancia de la figura de un ortodoncista cualificado. “El problema no es la técnica, ni el software, ni los alineadores. La tecnología siempre será una gran aliada, pero sin un correcto diagnóstico de un dentista y su planificación no se consiguen resultados. Los alineadores transparentes no se mueven por sí solos”, nos dice.

“No me sorprende que estos tratamientos fracasen al no tener un seguimiento de un dentista. Si bien las visitas con la ortodoncia invisible son más espaciadas, hay que revisar cada mes si el paciente usa correctamente los alineadores, cómo lleva la higiene, como está su salud bucodental en general, ese es el fin de las revisiones  periódicas”, añade la doctora.

Por qué ‘triunfa’ la ortodoncia low cost

Cervantes apunta a la irresponsabilidad de las marcas low cost que aparecen en simplificando el tratamiento. “La gente busca lo rápido y económico, que es lo que estas marcas bombardean en redes sociales y en televisión: alinear los dientes en pocos meses. Esto no es viable en todos  los casos. No es lo mismo un caso de dientes ligeramente torcidos que uno severo, como una mordida que le impide al paciente cerrar la boca completamente, esto  no se puede corregir solo con un aplicativo móvil y sin acudir a la clínica”.

Además, nos explica que “la ortodoncia puede ser multidisciplinar, se pueden combinar tratamientos quirúrgicos, periodontales y de estética. No es solo alinear los dientes, la planificación busca un resultado primero saludable y funcional a largo plazo. Se valora que tantos los dentistas e instituciones estemos alertando sobre el tema pensando en futuros pacientes que necesiten ortodoncia, ya que corren el riesgo de  perder tiempo, dinero y sufrir consecuencias irreparables para su salud”.

Riesgos de la ortodoncia low cost

Como decíamos, lo barato puede salir muy caro y más si estamos hablando de nuestra salud. Aunque pueda parecer baladí a simple vista una ortodoncia y que no puede suponer otros problemas, esto no es así y lleva a cabo un tratamiento sin la correspondiente presencia de un profesional en la materia, nos puede acarrear graves consecuencias en nuestra salud y en nuestra boca y dientes.

Las consecuencias o riesgos más graves que se corren cuando se recurre a tratamientos no profesionales y sin la supervisión de un dentista son la pérdida de piezas dentales o daños que pueden ser irreversibles en las encías. A esto hay que añadirle que usar un alineador invisible no homologado ni controlado por un profesional puede provocar que sintamos una mayor sensibilidad dental al comer o al lavarnos los dientes. 

La mandíbula puede verse también afectada, así como la mordida desplazada. Para alinear una sonrisa o dentadura hay que hacer un diagnóstico previo con un estudio radiológico que haga que se sepa qué piezas y cómo se han de mover, se debe seguir una planificación y se han de llevar a cabo revisiones regulares. Si esto no se hace, se pueden mover algunos dientes que no queremos precisamente que se muevan.

Además de esos problemas en nuestros dientes y nuestra boca, una mala praxis en la ortodoncia puede hacer incluso que sintamos dolores cervicales, problemas de movilidad y hasta complicaciones respiratorias. Por supuesto, cuando esto sucede y hay que arreglarlo, nos costará seguramente más que si desde un principio hubiéramos confiado en un dentista serio y profesional.

Pasos de la ortodoncia invisible

Como hemos recalcado, antes de usar alineadores dentales es necesario siempre acudir a un dentista u ortodoncista que nos explique cuál es el problema y qué tratamiento es el más adecuado para lucir luego una sonrisa perfecta. El tratamiento de ortodoncia invisible suele costar unos 3.000 euros y en lugar de usar brackets, se utilizan una serie de alineadores transparentes y removibles que se hacen a medida para cada paciente. 

Esos alineadores se van renovando según la distribución de los dientes va cambiando por el tratamiento y se van ajustando a la posición de los mismos según pasan los meses. También se añaden ataches, como pequeños trocitos de apenas unos milímetros de composite que se aplican en la superficie de algunos dientes para que el alineador se ajuste a la perfección. 

No hay una duración predefinida del tratamiento, ya que depende de cada paciente y del estado de su dentadura, de los resultados que se quieran conseguir y de si hay que realizar algún tipo de intervención adicional. Eso sí, no es ni más ni menos larga que otros tratamientos parecidos de ortodoncia. 

Cuando se consigue el resultado deseado, se colocan unas barras de retención (unos hilos de alhambra que se colocan en la parte interior de los dientes superiores e inferiores) y unos aparatos de retención (unas férulas de plástico que suelen usarse por las noches), necesarios para que los dientes no vuelvan a moverse.