Edentulismo: por qué se produce la pérdida de dientes y cómo evitarlo

La pérdida de dientes parcial o total es un problema bucodental que aparece habitualmente con el envejecimiento (aunque no siempre es así) y que altera la articulación de la mandíbula, provocando falta de autoestima y dificultad en el habla o la mordida, causando daños en la cavidad bucal. Son muchas las causas que pueden hacernos perder dientes a lo largo de la vida y cuanta más edad se tiene, hay más tiempo para que actúen los factores que lo producen, por lo que aumenta el riesgo de padecer edentulismo. 

Además, cuando esta patología es parcial, se puede producir un desplazamiento de los dientes, que tratan de ocupar el hueco que se forma. “Es uno de los problemas bucales más complejos y comunes. Se suele relacionar con las personas mayores, aunque también puede afectar a individuos de cualquier edad. Aunque este trastorno se ha reducido en las últimas décadas, el envejecimiento general de la población contribuye a que aún persista una proporción de individuos con este problema”, explica David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas mayores. 

Según el Estudio Sanitas de Salud Bucodental 2022, siete de cada 10 adultos españoles de 24 a 60 años tienen actualmente algún problema bucodental y la pérdida o rotura de los dientes representa un 9,4 por ciento de los motivos principales por los que los españoles acuden al odontólogo. Una buena higiene dental y pasar las revisiones anuales en el dentista puede ayudarnos a evitar posibles pérdidas dentales o roturas de piezas indeseadas.

Causas de la pérdida de dientes

Existen muchas causas que propician la pérdida o caída de dientes. Entre las más frecuentes se encuentran las caries, causadas por la falta de higiene bucal; la enfermedad periodontal, que puede evolucionar hacia una periodontitis donde los tejidos del soporte empiezan a debilitarse con la caída posterior del diente; o las fracturas y traumatismos. Un golpe en la boca puede provocar la caída o fractura de uno o más dientes. 

“La mayoría de las pérdidas dentales son consecuencia de la caries o de la enfermedad periodontal, ambas enfermedades provocadas por bacterias y muy relacionadas con malos hábitos de higiene oral o hábitos poco saludables. Puede darse el caso también de que existan ausencias dentarias de origen genético, o por algún golpe, pero no suele ser lo más común. Por ello, para combatir el edentulismo, la mejor opción es mantener una óptima higiene bucal y acudir asiduamente al dentista”, explica la odontóloga Manuela Escorial.

Consecuencias de la pérdida de dientes

Estas son las principales consecuencias del edentulismo:

- Estéticas. Es un motivo más que evidente, ya que cuando se pierde una pieza dental, se puede ver ese hueco. Es más notable cuando son dientes anteriores, tanto superiores como inferiores.

- Funcionales. Estas consecuencias están relacionadas con el número de dientes, que llevará al paciente a no poder comer con normalidad, a hablar con alguna dificultad (sobre todo al pronunciar algunas consonantes) e incluso a tener una mordida diferente a la que se tenía antes de la pérdida.

Ambas consecuencias hacen que el paciente pueda notar una disminución notable en su calidad de vida, por lo que suele acudir al dentista para que lleve a cabo una reposición de los dientes que se han perdido o roto. Según la cantidad y posición de los dientes ausentes, el edentulismo puede tener unas consecuencias más o menos severas. Y es que no solo impide hablar y comer con normalidad, sino que puede llegar a dañar la estructura ósea de la mandíbula. 

Además, puede provocar problemas estéticos y falta de autoestima, complicaciones para pronunciar correctamente algunas consonantes, problemas al masticar, cambios en las estructuras faciales o problemas de mordida, entre otros. Esto puede complicarse también con el paso del tiempo si no se hace una reposición de la pieza en el momento adecuado.

Los dientes de los lados se pueden mover hacia el espacio edéntulo y el diente de la arcada contraria se aplana, seguirá erupcionando al dejar de tener contacto oclusal. Estos desplazamientos pueden hacer que se modifiquen los puntos de contacto entre los dientes, acumulando restos de comida y placa bacteriana lo que puede llevarnos a problemas mayores de caries o enfermedades periodontales.  

Cómo evitarlo

Hay unos pequeños consejos que si se siguen de manera habitual pueden evitarnos muchos disgustos a nivel dental. Pueden parecer obvios, pero en muchas ocasiones se nos olvida la importancia de la salud bucodental.

• Es esencial cepillarse los dientes tres veces al día, así como también pasar el hilo dental al menos una vez al día. 
• De igual manera se recomienda usar un irrigador, que pueda llegar a esas zonas a las que el cepillo de dientes no llega y donde se suelen acumular bacterias o restos de comida.
• Es recomendable usar un enjuague bucal con frecuencia.
• Realizar visitas anuales con el dentista para valorar posibles caries y prevenir una posible pérdida ósea. También se recomienda hacer una limpieza dental anual. 
• Tratar con rapidez cualquier problema que pueda surgir, como periodontitis o caries 
• Por último, si el edentulismo ya ha aparecido, existen dos maneras de evitar un mayor deterioro: mediante prótesis, tanto removibles como fijas, o con implantes, que garantizan la recuperación de la funcionalidad de la boca.

Cómo se repone un diente

Es fundamental acudir al dentista en cuanto notemos que el diente se ha roto o se nos ha caído. Los dientes perdidos pueden y deben reponerse. Las formas son a través de una prótesis fija o removible (que se pueda poner y quitar), aunque la mayoría de los odontólogos aconsejan que sean piezas fijas, ya que son más cómodas y harán que la calidad de vida del paciente vuelva a ser la misma que tenía antes de la pérdida del diente. 

Además, a largo plazo funcionan mejor distribuyendo las fuerzas en los dientes remanentes y son más estables. Estas prótesis se pueden hacer sobre dientes o sobre implantes, que a veces sirven de retención para prótesis removibles. Siempre debe ser el dentista el que aconseje al paciente sobre cuál es el tratamiento más adecuado para sus características.