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Bienestar

Salud sexual e hipertensión: una pareja de baile indeseada para ellos y ellas

La lista de enfermedades y complicaciones que la hipertensión supone no se limita a condenar a nuestras arterias, a nuestro corazón o a nuestros riñones, sus consecuencias pueden incluso llegar a las artes amatorias

Peores erecciones, menor deseo sexual y más dificultades para alcanzar el orgasmo son solo una pequeña parte de las consecuencias que la hipertensión arterial supone. Quizá forme parte de la letra pequeña porque, seguramente, la salud sexual pase a un segundo plano cuando desplegamos el catálogo de inconvenientes que esta patología supone. Sus complicaciones, casi de sobra conocidas, salpican a las arterias, al corazón, al cerebro, a la salud ocular e incluso supone peligros nefríticos.

No es un tema menor, lógicamente. Se estima que el 42,6% de la población adulta española es hipertensa, siendo más abundante en varones (el 50%) que en mujeres (37,1%). Además, no suele venir por separado de otras enfermedades como puede ser la diabetes, como apuntaba el estudio [email protected] en 2015.

Las causas, multifactoriales, invitan a pensar que el porcentaje de hipertensos en una población envejecida como la española seguirá aumentando con los años. La edad supone un factor de riesgo, del mismo modo que el sobrepeso u obesidad (que van de la mano con hábitos sedentarios y una falta de actividad física). Si a eso le sumamos malos hábitos como pudieran ser el tabaquismo, el consumo de alcohol o una ingesta demasiado elevada de sodio en nuestra dieta (las famosas sales añadidas), encontramos un combo perfecto para entender la altísima prevalencia de esta enfermedad casi silenciosa.

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La prevalencia de la hipertensión aumenta a partir de los 40 años, pero existen agravantes que pueden facilitar su aparición previa. ©Gtres.

Ese casi es necesario para remarcarlo porque la hipertensión es discreta. Dolor de cabeza, dificultades respiratorios, sangrados nasales puntuales son parte de una sintomatología que puede pasar desapercibida y que encuentra en sus complicaciones lo más grave de estas situaciones.

Arterioesclerosis y aneurismas, enfermedades coronarias, ataques isquémicos y accidentes cerebrovasculares, además de las mayores posibilidades de sufrir demencia y otras patologías asociadas al deterioro cognitivo forman parte de los daños severos que la hipertensión supone al organismo. Si las valoramos en conjunto, además entenderemos qué razones implican que supongan un perjuicio para la salud sexual.

La relación entre hipertensión y salud sexual

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La hipertensión, más frecuente en varones, también puede comprometer la calidad sexual de las mujeres. ©Gtres.

Podemos achacarlo al estrés o a una mala dieta, pero el desempeño sexual también tiene mucho que ver con el buen y orquestal funcionamiento de nuestro cuerpo. No se trata de una causa puntual, sino una suma de distintos elementos que acaban dinamitando el deseo sexual, minando las erecciones e incluso rebajando las posibilidades de los orgasmos.

No entiende además de sexo, ya que la hipertensión (también llamada presión arterial alta) hace saltar por los aires la libido de ellas y de ellos, sobre todo se entiende dentro de un concepto de madurez. Es una simple cuestión fisiológica agravada por esta patología. A medida que envejecemos, nuestra testosterona se reduce (a la que tampoco le sienta bien una dieta rica en grasas, hábitos tóxicos o el sedentarismo) y, por tanto, el deseo sexual también se ve minado.

Llueve sobre mojado podríamos decir sobre esta 'tormenta perfecta' en la que también la ansiedad y el estrés tienen mucho que ver, siendo responsables de un pobre rendimiento sexual y también agravantes de la hipertensión, ya que nos sometemos a un torrente de hormonas que endurecen nuestras arterias como respuestas a estos momentos, como explican desde Mayo Clinic.

Para ello, es conveniente tener claros cuáles son los parámetros saludables de la tensión arterial. Desde la Fundación Española del Corazón apuntan que para una presión arterial normal "los niveles máximos de presión arterial sistólica (máxima) están entre 120-129 mmHg, y los de diastólica (mínima) entre 80 y 84 mmHg".

El rango de la normal-alta, según la misma fuente, nos pondríamos en que "las cifras de presión arterial sistólica (máxima) están entre 130-139 mmHg, y las de diastólica (mínima) entre 80-89 mmHg". Del mismo modo, avisan del error de la mal llamada tensión compensada (tener elevada una de las dos; tener elevada ambas o tener una alta y otra baja).

Poniendo en claro qué significa hipertensión, que debe ser sostenida en el tiempo, entender su involucración en la salud sexual es relativamente sencillo. La rigidez arterial es una de las causas principales de la hipertensión, debido a la obturación de estos 'canales' por los que el flujo sanguíneo circula.

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Detrás de la disfunción eréctil pueden esconderse diversos factores como la hipertensión. ©Gtres.

Al producirse estos estrechamientos y estar limitada la flexibilidad, la forma en la que la sangre por ellos se dispersa es más compleja, dificultando la irrigación que el torrente sanguíneo debería hacer. Si lo trasladamos al sistema reproductivo y a los genitales, donde es fundamental un correcto riego sanguíneo para mantener la salud sexual, tenemos la respuesta.

Tanto el pene, formado en su mayor parte por el cuerpo cavernoso, que es donde están los vasos sanguíneos que acumulan la sangre para mantener la erección; como la vagina -donde esa reducción del flujo sanguíneo puede generar una disminución del deseo o la excitación, están estrechamente relacionados con un buen funcionamiento del sistema circulatorio.

Por así decirlo, la hipertensión supone un enorme atasco en nuestro cuerpo porque el corazón tiene que bombear más rápido la sangre para intentar superar estos bloqueos arteriales, debido al estrechamiento y endurecimiento de éstas. De hecho, hay terapias de rescate en hipertensión arterial pulmonar severa que constan de sildenafilio, el principio activo de fármacos para la erección como Viagra o el Revatio.

Los motivos que explican desde Sanitas son fácilmente comprensibles y no relacionados con los medicamentos con los que se trata la hipertensión arterial, "sino con un descenso de la presión en los cuerpos cavernosos que se produciría al controlar las cifras tensionales, así como por el daño vascular que genera la hipertensión arterial". Algo en lo que coinciden desde la GoRed for Women, un site dependiente de la Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés).

En este caso, apuntan que "las mujeres con una hipertensión arterial pueden tener una libido más baja y menos interés por el sexo, especialmente si la afección contribuye a la fatiga". Ello se explica a través de una "reducción del flujo sanguíneo de una mujer a su vagina, que también puede afectar a la respuesta de su cuerpo antes y durante la relación sexual".

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