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Bienestar

La testosterona, reina de las hormonas sexuales masculinas, a examen: mitos y medias verdades

La virilidad salta a la palestra cuando hablamos de la testosterona, pero no es patrimonio exclusivo del hombre, ni solo tiene relación con nuestra sexualidad. Hoy aportamos luz sobre un tema que tiene mucho más que ver que sobre nuestra libido

Incremento de la masa muscular, crecimiento del pelo, aumento de la producción de espermatozoides... La testosterona es una hormona fundamental en el cuerpo humano, pero no solo está presente en los hombres, ni su funcionalidad está exclusivamente ligada a la actividad sexual.

Son muchos los mitos que acarrea a sus espaldas, haciendo que incluso haya terapias basadas en la testosterona para aumentar la virilidad, incluso falsas creencias que aseguran que nuestra alimentación puede favorecer un incremento de la testosterona. Sin embargo, estas falacias son solo la punta del iceberg de una hormona esteroidea naturalmente presente en el ser humano y que se genera tanto en los testículos como en los ovarios.

Para aportar luz y taquígrafos sobre este tema, contactamos con el equipo médico de Melio, plataforma online de análisis de sangre, que nos ayudan a identificar certezas y falsedades sobre las testosterona.

Verdades y leyendas sobre la testosterona

En el lado de los infundios encontramos tópicos como que la testosterona potencia la virilidad, que solo afecta a los hombres, que es irreversible su pérdida o que su merma solo nos afecta a nivel genitosexual, ideas que están probadas que son falsas. Del mismo modo que, entre las verdades, encontramos situaciones como que la pérdida se acrecienta con la edad, que su descenso puede tener que ver con causas patológicas e incluso que un exceso de testosterona podría potenciar la infertilidad.

Los falsos mitos

Es cierto que la testosterona está ligada al incremento de la masa muscular, siendo esencial su concurso, pero indican desde Melio que "si no existe un déficit hormonal, su administración no produce estos efectos e incluso puede ser perjudicial".

En esa desmitificación también hay que desligar la testosterona del género, ya que nos indican que "es una hormona importante en las mujeres". Esto no significa que los niveles sean igual de altos, ya que son mayores en el caso masculino, y también debemos apartarla de la creencia de que solo guarda relación con la sexualidad.

"No solo afecta a la función reproductiva masculina, también es esencial para la salud de los huesos y el cerebro. La atención, la memoria y la habilidad espacial son funciones cognitivas afectadas por la testosterona", explican desde Melio, que añaden que "existen estudios que confirman la importancia de esta hormona en el deseo sexual femenino, de ahí que se utilice en terapias con algunos casos de mujeres menopáusicas".

Esa doble afectación puede implicar cambios habitualmente conocidos como los que suceden con el área genitosexual, donde citan desde Melio ciertas características como "la disminución de la actividad
sexual,
la líbido, la calidad seminal, la fertilidad o la capacidad de presentar un orgasmo".

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El ejercicio físico puede aumentar la testosterona de forma natural. ©Pexels.

En cualquier caso, indican que no solo encontraremos allí mermas, sino también con otra sintomatología como "disminución de la masa y fuerza muscular, de la memoria y función cognitiva, así como aumento de grasa, sensibilidad reducida a la insulina, tolerancia alterada a la glucosa, triglicéridos y colesterol elevados", advierten. Incluso alteraciones anímicas como ansiedad, insomnio o depresión.

Todo ello también nos lleva a una creciente preocupación, especialmente masculina a partir de los 40 años donde los cambios hormonales empiezan a ser más notorios con la desaparición paulatina de la testosterona. Lo cual nos lleva a otro tabú roto: la testosterona es irrecuperable con la edad.

Para eso existe la llamada terapia de reemplazo de la testosterona, que solo se debe aplicar a personas que tengan este déficit diagnosticado y que entre sus virtudes estaría la recuperación de los niveles normales, propiciando así este plus de rendimiento sexual, además de mejorar la densidad ósea o la mejoría de la masa muscular y la subsiguiente fuerza.

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La alimentación solo juega un papel fundamental si tenemos déficits de ciertas vitaminas o minerales. ©Gtres.

Frente a ello, otro mito a derrumbar: el de la alimentación que favorece la testosterona. Según indican desde Melio, "la mayoría de estas afirmaciones están incompletas o incluso no están sustentadas por estudios científicos que lo verifiquen". En ese sentido, hablan también de la vitamina D y del zinc, importantes para la síntesis de la testosterona, "cuyo déficit puede llevar a niveles bajos de esta hormona, pero no para personas para valores normales de ambas".

Las verdades

El decaimiento de la testosterona es paulatino en hombres y mujeres, aunque en el caso de ellos se acrecienta a partir de los 40 años, perdiéndose en torno a un 1,6% anual, cuya reducción no tiene que ver necesariamente con una patología, "sino que forma parte del envejecimiento natural o andropausia, manteniendo unos niveles dentro de los rangos normales". Así que podemos dejar claro que la testosterona va menguando con la edad.

Donde sí encontramos causas patológicas ajenas al envejecimiento es en el caso del denominado hipogonadismo de inicio tardío (HIT), donde indican en Melio la "disminución puede llegar hasta niveles patológicos y, cuando se combina con el descenso de otras hormonas y aparición de síntomas clínicos".

Aunque las causas no están del todo claras, como tampoco lo está la edad de inicio, apuntan que "la prevalencia del HIT es mucho mayor en pacientes con diabetes, obesidad, hipertensión o con disfunción eréctil".

La ventaja entre estas certezas está en que en casos leves de déficit de testosterona, ésta puede aumentar de forma natural en personas sanas, aludiendo a la realización de ejercicio de fuerza. Para ser efectivo, es importante que el entrenamiento esté adaptado a las características individuales y que sea lo suficientemente exigente", desde Melio, aclarando que "sea posible de mantener en el tiempo sin provocar fatiga excesiva o sobreentrenamiento". Amén de menores niveles de estrés y de evitar el sobrepeso.

Por último y sabiendo que la preocupación sobre la disminución de la testosterona es un problema recurrente, desde Melio aclaran otra verdad que afecta seriamente a la salud: "el exceso de testosterona puede causar efectos negativos como la aceleración del cáncer de próstata preexistente o incluso la infertilidad".

Motivos por el que se debe realizar con supervisión médica cualquier suplementación o cualquier tratamiento de la TRT, ya que también puede "tener otros efectos adversos tales como aumento de las mamas o ginecomastia, atrofia testicular, enfermedad tromboembólica por aumento de la hemoglobina y del hematocrito, empeoramiento de los síntomas de la apnea del sueño o toxicidad hepática y tumores
hepáticos", advierten.

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