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Cultura

Violación, venganza y justicia poética en la comedia negra de los Oscar

Emerald Fennell debuta en la dirección con 'Una joven prometedora' tras dar vida a Camilla Parker Bowles en 'The Crown'

Los premios Oscar se presentan este año como una de las ediciones más comprometidas que se recuerdan con temas como el olvido de los mayores (Nomadland), el racismo (Judas y el mesías negro) o la violencia contra las mujeres, tema que se refleja en la película Una joven prometedora (Promising Young Woman, su título original), el debut de la también actriz Emerald Fennell en el largometraje que llega este viernes a los cines españoles, apenas una semana antes de la celebración de la 93º edición de los Oscar, donde aspira a cinco estatuillas.

Las violaciones, las "manadas", la venganza y la justicia poética son los asuntos en torno a los que gira esta comedia negra del #Metoo, que se suma en su denuncia a otras cintas aunque desde una perspectiva diferente, como la recientemente estrenada en España The Assistant o la serie de HBO I may destroy you, así como el documental de Netflix Nevenka, sobre la primera mujer en lograr en España la condena de un cargo político.

Casi cuatro años después de que afloraran las denuncias de algunas actrices contra el productor Harvey Weinstein por acoso sexual, las agresiones a las mujeres han saltado al cine para plantear preguntas tan incómodas como necesarias, que en España además están de actualidad, en pleno debate por la ley contra la violencia sexual, sobre el que no hay una opinión unánime entre los principales grupos políticos y tampoco entre los jueces.

La protagonista de esta película es Cassey, una mujer de 30 años inteligente y astuta que aún vive con sus padres y mantiene una intensa vida nocturna. ¿Qué ocurre en las noches interminables en las que aparece totalmente borracha y recibe la ayuda de algún apuesto galán dispuesto a acompañarla a casa? Desde luego, nada previsible para el espectador, quien asiste desconcertado a lo que ocurre en esta película, a medio camino entre el thriller, la comedia negra y, en ciertos momentos, el melodrama.

La película está protagonizada por Carey Mulligan, quien da vida a una mujer con una brillante trayectoria académica interrumpida por algún hecho fatídico que la apartó de una prometedora carrera en la medicina. Pronto, el espectador averiguará que un oscuro episodio de violación y abuso sexual ha supuesto un antes y un después en su vida y que su única motivación es la venganza. La actriz interpreta aquí a un personaje ácido pero con un fondo vulnerable.

En esta "rape and revange", subgénero que popularizaron películas como La última casa a la izquierda (1972), de Wes Craven, o Kill Bill (2004), de Tarantino, nada ocurre tal y como el espectador lo espera y ese es el punto fuerte de esta película que, no obstante, a diferencia de otras nominadas como Nomadland, Otra ronda o Judas y el mesías negro, no encuentra tanta unanimidad entre la crítica.

Fotograma de Una joven prometedora: violación y justicia poética / Focus Featurent

Emerald Fennell no pierde la ocasión para lanzar puyas contra el machismo con afirmaciones que denuncian el lugar al que queda relegada la mujer ("el cerebro, eso nunca sirve da nada a una mujer") y otras frases que llevan al extremo la reacción contra el estigma: "Los caballeros a veces son los peores". En esta película no queda nadie a salvo, pero no solo hace partícipes del machismo a los hombres, sino en general a cualquier persona que en algún momento haya decidido ponerse una venda en los ojos para evitar detener la inercia de la vida.

Violación y venganza: el debut de una desconocida

Emerald Fennell es un nombre desconocido en la dirección, pero su rostro es muy popular, especialmente después de haber interpretado a Camilla Parker Bowles en la serie de Netflix 'The Crown'. Su rostro aparecerá junto al de otra mujer -Cholé Zhao, directora de Nomadland- en la candidatura a mejor dirección en los Oscar, que se entregarán el próximo 25 de abril, y será esta la primera vez que dos mujeres compitan por esta estatuilla en la misma edición.

La realidad más cruda que destapa Fennell en esta película, y que es imposible dejar de mirar y sentirse culpable de algún modo u otro, es que cualquier espectador, en algún momento de la vida, ha evitado involucrarse movido por la justicia para no ir contracorriente. Los lobos y las manadas de esta película son personas ejemplares, vestidas con traje, con trayectorias académicas brillantes y vidas privadas envidiables. Denunciar una violación, un abuso, un acoso o cualquier otra injusticia requiere valentía, especialmente cuando el sospechoso se aleja del perfil que todos tienen en la cabeza. En ocasiones, las apariencias, el prestigio y el poder se han convertido en el mejor escudo y la mejor defensa, y esta es una de las cuestiones que aborda Fennell en su debut, un incómodo fresco del lugar que ocupan algunas barbaries en función de quién las comete.

Puede que el espectador no haya conocido personalmente o por terceros experiencias similares de acoso o violación, y que sus conocimientos se reduzcan a las noticias que lee en la prensa. Sin embargo, tal y como ha señalado la actriz Carey Mulligan en la promoción del filme, todo en esta película es "extremadamente familiar". El mayor logro de esta directora, precisamente, es conseguir que quien salga del cine sepa que esa historia ya se la habían contado en otra ocasión.

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