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Cultura

Roca Barea: "Las élites intelectuales españolas han sido irresponsables y han vivido del discurso del fracaso"

La historiadora María Elvira Roca Barea, ganadora del premio Espasa de Ensayo 219.

La intelectualidad española ha sido cómoda y cobarde. Prefirió el victimismo derivado de la leyenda negra y la hispanofobia afrancesada del XVIII a plantarse ante su propia responsabilidad. Así de dura se muestra María Elvira Roca Barea en en su libro Fracasología. España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días, con el que se alzó como ganadora del Premio Espasa de Ensayo 2019. Se trata de un texto que no pretende contentar a nadie y en el que casi toda intelectualidad  de los últimos 300 años carga con el estigma de la cobardía y el victimismo como forma de vida.

En estas páginas, la profesora e investigadora malagueña profundiza algunas ideas que trabajó en Imperiofobia y Leyenda Negra (Siruela), un ensayo que ya sobrepasa las 23 ediciones y en el que plantea la existencia de la hispanofobia, un conjunto de tópicos e ideas que configuraron de forma negativa la identidad española y que consiguieron una profunda penetración a través de las corrientes culturales fundamentales en Europa. Del Humanismo italiano y la fobia de Flandes hasta la Ilustración; del nacionalismo germánico al italiano. Versiones falseadas, asegura ella, que terminaron por sedimentar hasta crear la piedra caliza de la baja autoestima española.

La intelectualidad española prefirió el victimismo derivado de la leyenda negra y la hispanofobia afrancesada, asegura Roca Barea

Si en aquel libro no quedó títere con cabeza, en este mucho menos. Roca Barea asegura que una parte importante de las élites intelectuales y políticas más prestigiosas considera que España no solo tiene una historia desastrosa de la que hay que avergonzarse, sino un núcleo profundo (castizo) que es moralmente inferior al de otros países de su entorno. El objetivo principal de Fracasología es exponer las razones por las cuales los tópicos de la hispanofobia se asumieron en nuestro país y se afianzaron con el tiempo.  

Desde el siglo XVIII se asocian a la idea de España conceptos como decadencia, fracaso, anomalía, excepcionalidad… y comienza una relación conflictiva de buena parte de las élites españolas con su propio país, que culmina con las guerras napoleónicas y todavía perdura. Nada pudo hacer el patriotismo liberal del siglo XIX por desterrar las ideas negativas sobre España, asegura, y responsabilizó a la Generación del 98 de acentuar el sentimiento de fracaso hasta llevarlo al paroxismo. De ello habla la historiadora en esta entrevista concedida a Vozpópuli

Según 'Fracasología', desde hace tres siglos España vive ninguneándose. Plantea que los intelectuales mantenían una relación casi ancilar con los discursos hispanófobos. ¿Por qué?
Con el cambio de dinastía, el argumentario tradicional de la hispanofobia francesa se trasladó a España. Las nuevas élites tenían que vestir su ropaje o asumir determinadas ideas si querían tener una posición confortable. Asumir ese discurso les permitió la proyección política, intelectual, literaria… Ese discurso les confiere prestigio, y no hay que olvidar que el prestigio es importante en el mundo de las ideas. Es justo ese prestigio lo que explica la perdurabilidad de esa actitud a largo del tiempo.

Desde el siglo XVIII se asocian a la idea de España conceptos como decadencia, fracaso, anomalía, excepcionalidad…"

Dice que las mentiras no se combaten con la verdad sino con la explicación de las causas por las que esa mentira se esparce. ¿Qué ha fallado en la explicación y enmienda de la ‘fracasología’?
No hay de qué extrañarse. Hubo un momento que la propaganda se transformó en libros de historia. Lo falso se convirtió en una versión establecida del pasado. Por ejemplo, el Archivo de Indias fue creado por la irritación y el malestar que produjeron las historias de España que escribieron Reynard y Robertson, libros que funcionaban no como panfletos sino como fuente de conocimiento. Aquel archivo que contendría los documentos para contestar a esas versiones falsas no sirvió para contradecirlas. Fue una genialidad, sin duda, pero no fue suficiente. No se trata de atacar el origen, sino de contrarrestar la continuidad histórica que produce.

Algo de eso tiene el Don Carlo de Verdi, que es, en buena medida, pura propaganda…
¿De dónde viene Don Carlo? Pues de un texto que se escribió en la última parte del siglo XVIII Es pura propaganda, claro, pero envuelta en un drama teatral, de Schiller. Es pura propaganda, pero convertida en literatura de calidad. Eso quiere decir que ya no es un panfleto sino literatura. Fíjese si está vivo todavía, está tan vivo como para mantener su éxito vigente, porque ya no es un panfleto.

Desde el siglo XVIII, las élites españolas se vuelcan en la opinión ajena y asumen esa posición de perro apaleado y de pobrecitos, como si fuésemos un felpudo"

¿Por qué a España le cuesta tanto defenderse de la propaganda? No lo hizo en el siglo XVII pero tampoco en el XXI. El tema catalán es la gran prueba.
En la época de la España hegemónica no existía interés en ocuparse de los asuntos de la propaganda, porque España estaba a otras cosas. Desde el siglo XVIII, cuando se instala esa concepción afrancesada, que es hispanófoba, las élites españolas se vuelcan en la opinión ajena, viven de ella, y asumen esa posición de perro apaleado y de pobrecitos, como si fuésemos un felpudo. Esa es la actitud que tienen los españoles desde el siglo XVIII.

La Reconquista o Isabel la Católica son gestas que generan antipatía. ¿A qué se debe esa irritación? ¿A la apropiación del Franquismo o porque contradice esa lógica?
Hay una gigantesca confusión entre las cosas de una época y el régimen político. La República no tuvo un himno oficial, pero el Himno de riego, cumplió esa función. Si vamos a la letra, en ese himno dice que nosotros somos hijos del Cid y que estamos muy orgullosos. Si ve la propaganda que se hace durante la guerra civil española, verá que los mineros de Asturias se reclaman los hijos de Pelayo y herederos de la reconquista. Estos hechos no eran una reivindicación exclusiva del franquismo, también lo fue de la República. El franquismo hizo una apropiación indebida de la historia de España pero la República también. Quienes piensan que la historia de España es propiamente un territorio particular del franquismo han terminado aceptando lo que el régimen quería que aceptaran. Es un asunto curioso y un tanto penoso.

Pero inflamable al fin y al cabo. Abascal ha generado mucha irritación con el uso de la Reconquista.
Lo haga Abascal o cualquier otro, el peligro está la apropiación indebida de episodios de la historia de España como asunto suyo. Aunque fuera por el aprendizaje acerca del daño que esto hizo durante el franquismo, se podría haber evitado. Esto es algo que no se puede permitir. La historia de España es la historia de los españoles e incluye hechos que son maravillosos y otros penosos, en cualquier caso, habría que dejarla en su territorio, para aprender de ella y no para convertirla en una herramienta para crear resentimiento de unos españoles y otros. Esto es de una negatividad absoluta y total.

Lo haga Abascal o cualquier otro, el peligro está la apropiación indebida de episodios de la historia de España como asunto suyo"

Es muy dura con la Generación del 98. Los responsabiliza del pesimismo intelectual de España.
Esa generación ya viene deprimida y todos esos planteamientos existencialistas que tienen son previos a la pérdida de Cuba. Hay una acomodación a posteriori de esa depresión que ellos ya traían y que se enmarca en la crisis del fin de siglo europea, que tiene manifestaciones más o menos semejantes en todo el continente, donde este tipo de fenómenos históricos y literarios suelen ser simultáneos. La creación del problema de España a partir del 98 generó un ambiente intelectual de pesimismo que ha durado generaciones y que a mi modo de ver ha sido tremendamente perjudicial. Las élites intelectuales españolas han sido irresponsables y van vivido del discurso del fracaso.

Se lo pregunto porque lo plantea en el libro ¿España también tiene la culpa del suicidio de Larra?
Larra se suicidó de resultas de su mal carácter, según Mesonero Romanos y según otros contemporáneos suyos de la desilusión por la devolución de cartas de Dolores. Hasta donde yo sé, el primero que afirma que Larra se suicidó por culpa de España fue Antonio Machado. Pero insisto, una vez más, esto es una creación de a posterirori. Quién sabe por las razones, vaya a usted a saber por qué se suicidó Larra, pero en su momento a nadie se le ocurrió que era culpa de España. Eso forma parte del discurso de la generación del 98.

Otros intelectuales europeos vieron el malestar del fin de ciclo como parte del aburrimiento burgués o el materialismo, pero no colocaron a sus propios países como causa de ese malestar.
La Generación del 98 no sabe reaccionar a los retos y desafíos que tiene en frente, ante esa incapacidad para reaccionar positivamente o al menos para reaccionar de alguna manera, se dedican a problematizar España. Al cargar la culpa sobre España, ésta deja de ser propia. No es su generación la responsable de la gestión catastrófica que se hace de algunos problemas, en absoluto. Ellos dicen ‘no soy España, yo estoy fuera del problema España’, lo cual supone un aliviadero colosal.

La creación del problema de España a partir del 98 generó un ambiente intelectual de pesimismo que ha durado generaciones"

Eso explicaría que haya funcionado tan bien el discurso de la ‘fracasología’,porque es exculpatorio
Desde hace muchísimo tiempo tiene mucho prestigio un tipo de intelectual que no se considera España sino que se sitúa fuera de España y problematiza España. Dicen no ser culpables del fracaso nacional porque lo denuncian constantemente, pero ellos no. Psicológicamente es perfecto.

Entonces no ha sido propagan extranjera, ha sido una decisión.

¡Claro! Adoptas ese discurso, que es prestigioso fuera de España, y lo usan para homologarse con el resto colocándose fuera de España, porque España es el problema, no ellos. Es la cuadratura del círculo, obtienes tantas ventajas. Una vez descubierta la vena, cómo vas a renunciar a esa posición . Es sencillísimo unirse a eso, adquirir prestigio, sentirse cómodo.

Voltaire murió exiliado por sus obras prohibidas pero jamás escribió una palabra en contra de Francia
Imagínate si hubiese sido español. Porque se trata de eso: España terminó teniendo la culpa de todo.

Es durísima con Unamuno, en especial en sus reflexiones sobre raza y lenguaje. ¿Por qué le reprocha tan duramente?
Unamuno es un gran escritor y también un gran filósofo, sin darse cuenta de que su influencia y la de muchos de su generación en la opinión pública es tremenda y a pesar de eso tiene unas posiciones mu cambiantes. Hoy se me ocurre esto, pero a los tres mese se me ocurre lo otro. Creo que en general tenemos unas clases intelectuales que en lo que a España se refiere entran como elefante en una cacharrería, sin pensar en el daño que pueden llevar a causar. Ojalá los intelectuales españoles hubiesen aprendido de Francia, la intelectualidad francesa cuida su país y ha servido para salvaguardar a Francia en esos momentos de mayor crisis. Cada vez que en Francia ha ocurrido un problema grave ahí estaba la intelectualidad Francesa, en cambio en España de eso no hemos tenido.

Ojalá los intelectuales españoles hubiesen aprendido de la intelectualidad francesa, que cuida su país y ha servido para salvaguardar a Francia en los momentos de mayor crisis"

¿Los intelectuales del siglo XX y XXI han corregido ese, esa visión trágica y autodestructiva?
No lo corrigieron con el franquismo, en absoluto, nada más hay que ver los libros de texto y la influencia constante en el problema y la tragedia de España y España como problema y a lo largo de los cuarenta años de democracia tampoco ha habido una corrección importante por la sencilla razón de que la creación de un sistema autonómico produce una historia fragmentada de los distintos hechos diferenciales, en la que todo el mundo está buscando sus agravios y sus resentimientos, lo cual también habría que estarle poniendo velas a esa España mala. Por distintas razones, ha habido una continuidad que nos ha llevado a esa crisis territorial que tenemos.

Usted plantea el tema catalán como una consecuencia de esa ‘imperiofobia’ y ‘fracasología’. Estamos atravesando una crisis de relato, la pregunta es si se trata de una crisis de crecimiento. 
Sí, pero es una crisis de crecimiento que puede llevar a la mejoría o no. En general, en el ámbito hispano está afectando a todos por distintas razones, porque de repente occidente ha perdido la hegemonía y eso no había ocurrido nunca, porque los medios de comunicación nuevos y las migraciones ha conectado unos países con otros dentro del ámbito hispano y esto ha generado sinergias que se están echando a andar. Esta situación de ahora pude dar lugar a una oportunidad fantástica para Iberoamérica si sabe superarla bien. Toda gran crisis es una gran oportunidad.

Calificar unos hechos de una manera o de otra te define ideológicamente y eso ha balcanizado cualquier discusión. ¿Quién ha sido el principal motor de esa balcanización?
Si se refiere a España, en concreto, el principal motor de eso ha sido un régimen autonómico que en principio estaba bien concebido y una vez desquiciado se convirtió en un generador d de la visión de la propia para justificarse a sí mismo. Fabricaron la historia como fuente de agravio. ¡Dónde está esa España que supuestamente invadió todo? ¿Quién invadió Andalucía? Todo el mundo está buscando un agravio, un hecho que le permita impulsar el resentimiento.

Los estadounidenses e ingleses han procurado cuidar sus mitos fundacionales, en España estamos a patadas con nuestros símbolos"

Describe la polémica con el 12 de octubre como transferencia de la culpa, un ciclo perpetuo por el que España se disculpa una y otra vez.
Esto ha generado debates agrios desde que el mundo es mundo No hay nada nuevo. La tendencia a juzgar todas las fiestas que apuntan a la hispanidad ocurren desde que se fragmentó el Imperio y cada una de las partes consideró a las demás como contendientes, a partir de ahí se genera esta conflictividad en la que el relato tradicional que ha venido de Francia pero antes de Bartolomé de las Casas según el cual la actividad de España en América fue el horror de los horrores, sólo hay que compararla con el Día de Acción de Gracias, que en los EEUU no genera polémica. Ellos consideran la llegada de los ingleses es el origen de su nación. Fíjate la diferencia de los dos hechos históricos. Los estadounidenses e ingleses han procurado cuidar sus mitos fundacionales, porque de la fortaleza de esos mitos depende su concepción como nación, mientras que en España estamos a patadas con nuestros símbolos y nuestros hechos fundacionales.

En su próximo libro Paul Preston plantea cómo a lo largo del siglo XX las élites sabotean el progreso en España... parecen coincidir usted y él en esa idea.
Tenemos élites de poca calidad, pero unos cuadros medios muy importantes. Este no es un país que haya vivido al margen del mundo occidental nunca jamás. No se qué le lleva a Paul Preston a concluir que España ha estado impedida de la modernidad. Yo intento explicar por qué el discurso del fracaso en España se impuso, sin tener que ver con la España real. Ese discurso del fracaso lo imponen sus élites culturales. Ese ha sido el problema y a lo mejor el señor Preston tiene también un problema de ese tipo. Pero no lo sé, porque no he tenido oportunidad de leer lo que ha escrito Preston.

¿Es usted una historiadora patriota?
Esto es sentido común. Nací en un país que me puso vacunas, me dio una educación pública, me ha dado bastantes oportunidades y lo único que quiero es entregárselo a mis hijos en las mismas condiciones o mejores de las que me han entregado a mí. Es puro sentido de la responsabilidad. Pero vamos, no niego el patriotismo. Claro que creo en el patriotismo como una forma de amor propio.

Su libro Imperiofobia molestó mucho, ¿por qué? ¿por sus tesis o por el éxito que ha tenido?
Imperiofobia ha molestado a muy pocas personas en relación con la enorme cantidad de gente que le ha gustado. Entiendo que haya quienes no les gusta. La unanimidad siempre me ha parecido autoritario, lo que me parece de mal gusto es el insulto y la difamación, pero estoy de acuerdo con la diferencia de opiniones.

Fracasología España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días. Premio Espasa

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