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Cultura

1º de mayo: la destrucción del empleo cultural llegó al 10% en la última década

Una imagen del Museo de Bellas Artes de Valencia, la cuarta comunidad en el ranking del empleo cultural.

El empleo del sector cultural se ha reducido cerca de un 5% en la última década. El volumen total de profesionales agrupados en actividades económicas y ocupaciones vinculadas a ese ámbito pasó de 568,8, en 2007, a 544,6 en 2017. Al analizar el detalle de los años más severos de la crisis, es posible comprobar que la cifra de destrucción de puestos de trabajo alcanzó el 9,3%, casi el doble. Esa cifra se corrigió tras un crecimiento progresivo en los últimos tres años, según recoge el histórico del Anuario de Estadísticas Culturales publicado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España.

El empleo cultural es aquel que se distribuye en las empresas e instituciones dedicadas a edición, bibliotecas, archivos, museos, artes cinematográficas, vídeo, radio y televisión, así como aquellas dedicadas a las actividades artísticas y del espectáculo. Este tipo de perfiles laborales se caracterizan por la especialización y una formación académica superior a la media. La tasa de estudios superiores alcanza en esos sectores el 67,5% frente a 42,1% del conjunto nacional. 

Al analizar el detalle de los años más severos de la crisis, es posible comprobar la cifra de destrucción de puestos de trabajo, que alcanzó el 9,3%, casi el doble

En cuanto las condiciones económicas en las que vive esa masa laboral, es posible detectar que el 71,4% del empleo cultural es asalariado, cifra inferior a la observada en el total, 83%, y presenta tasas de empleo a tiempo completo y a tiempo parcial del 86,9% y 13,1% respectivamente. Por distribución geográfica de ese empleo, Madrid es la comunidad autónoma que más puestos de trabajo asociados a la cultura aglutina: 142.000 empleos. Le siguen Cataluña, con 117.000 y Andalucía con 64.300 puestos de trabajo.

Hay más trabajo, en peores condiciones. La Fundación de Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE)  presentó el Informe sociolaboral de los actores y bailarines Españoles,  en este se reflejaba que sólo ocho de cada cien actores españoles ingresan al año más de 12.000 euros por ejercer su profesión; sólo el 2,15 por ciento cobra más de 30.000 al año y de los actores y bailarines que sí trabajan, más de la mitad no superan los 3.000 euros al año. 

Según la Fundación de Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE)  sólo ocho de cada cien actores españoles ingresan al año más de 12.000 euros por ejercer su profesión

Según el Anuario del ministerio, el número de empresas culturales "aumentó levemente" al pasar de 107.922 en 2014 a 112,037 en 2015, y 114.000 en 2016. La cifra se distribuye en el 3,5 % del total. Comparadas con las de 2013 –el año negro de la cultura, con el efecto de las medidas fiscales más agresivas-,  estas son cifras manifiestamente superiores. En aquel entonces, el total de empresas cuyo principal objeto está dedicado a la cultura pasó de 103.320 a 101.342 en el mismo periodo, es decir: desaparecieron 1.978 empresas.  

Lo que llama la atención de esas cifras de empleo y actividad empresarial es que contrastan con otras menos altas. Por ejemplo, la salas de conciertos se redujeron de 541 a 537; el número de obras musicales editadas fue de 683 -frente 1.293 de 2014-. Las salas de cine pasaron de 3.700 a 3.588. ¿Más empresas culturales? Sin duda, sus condiciones de funcionamiento son contingentes.

En el apartado género, las cifras de ocupación se dividen de esta forma:  55% de hombres y 45% de mujeres en 2011 frente a 59,9% de hombres y  40,1% en 2016.  En tres años el empleo cultural masculino subió, mientras que el femenino se situó por debajo de media del empleo total en España. En esa clave, y acompañada por las magnitudes anteriores, es posible entender que la cultura en España es ya de por sí un entorno  masculino y marcado por la desigualdad.

En tres años el empleo cultural masculino subió, mientras que el femenino se situó por debajo de media del empleo total en España.

El impacto de la crisis sobre el empleo cultural total, en el que las mujeres ocupaban ya un papel minoritario (40,3% en 2009), tuvo efectos perniciosos en cada uno de los sectores. En casi todos, las consecuencias fueron más graves para mujeres que para los hombres, rebajando aún más su proporción en el total del empleo (un 0,5% menos, hasta el 39,8%). Hasta 2009, el empleo femenino era mayoritario en sectores como la edición de libros, documentación (bibliotecas, archivos) y los museos,  donde estas ocupaban un 51,5%, cinco años más tarde, en 2014 éste había caído hasta un 50%, mientras que los hombres experimentaron un ligero ascenso. En los sectores de cine, vídeo, radio y televisión, donde  el empleo masculino era claramente mayoritario en 2009 y siguió siéndolo, pese a perder 2.900 puestos frente a los 1.400 de mujeres.

La pérdida de empleo femenino no se vio compensada por la generación de otros puestos. Según la Fundación Alternativas en su informe sobre el Estado de la Cultura en España en 2017, las contribuciones y debates que surgieron en determinadas asociaciones gremiales, evidenciaron indicadores de discriminación femenina que apuntaban a un hándicap histórico y acumulado que, no por cualitativo, dejaba de ser altamente revelador de esas limitaciones cuasi invisibles que lastraban el papel social de las mujeres en la cultura, comenzando por su presencia institucional en los resortes claves del poder cultural, como jurados o academias del arte, y terminando por su implicación en los puestos de mando de las empresas culturales, además de su considerable  ausencia en determinados circuitos culturales, especialmente aquellos relacionados con el reconocimiento como creadoras.

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