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Análisis

La trampa que Pablo Iglesias tiende a Pedro Sánchez

El líder de Podemos, Pablo Iglesias.

"Ahora Pedro Sánchez me llama, antes no lo hacía", decía este jueves Pablo Iglesias para reconocer la nueva era que se abre en las relaciones Podemos-PSOE tras los resultados del 24-M. La pregunta está en si este acercamiento será pasajero o duradero. De puertas para fuera, el secretario general de Podemos ha tendido la mano a los socialistas para que lleguen al poder en comunidades como Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura. El eurodiputado, eso sí, ha puesto condiciones (rescates ciudadanos y medidas anticorrupción) y ha asegurado que no entrarán en esos gobiernos, es decir, que Podemos no tendrá consejeros autonómicos en ejecutivos con presidente del PSOE. ¿Pero qué esconde esto último? ¿Qué hay detrás de ello?

Podemos no explica que el apoyo que está ofreciendo al PSOE de Pedro Sánchez tiene un recorrido tan corto como apretar el botón verde que facilite la investidura de esos barones socialistas. El partido de Iglesias no quiere compartir juntas de gobierno con la casta, ni tampoco sellar acuerdos de legislatura o pactos de estabilidad (sin consejeros, al estilo López-Basagoiti). Nada de esto lo deja claro de antemano el eurodiputado, no vaya a ser que Pedro Sánchez descubra la jugada y rechace el apoyo podemita.

¿Serán capaces los socialistas de estrechar la mano de aquellos que quieren descabalgarlos, que se han fijado como meta derrotarles?

Sin embargo, de puertas para dentro, el líder de Podemos sí habla nítidamente a su parroquia, sin medias tintas, sin tapujos, sin tacticismo. En el escrito que acaba de enviar a las bases, con el título Posición de Podemos sobre las negociaciones postelectorales en municipales, Iglesias señala que "si para desbancar al PP hay que llevar acuerdos puntuales de investidura, creemos que son necesarios, pero durante la legislatura nos encontrarán en la oposición para debatir cada propuesta, una por una, de forma que podamos poner encima de la mesa solamente nuestro compromiso con políticas justas y de progreso".

El mandamás de Podemos avanza así una dura oposición contra aquellos gobiernos del PSOE que su propio partido habrá aupado antes al poder. ¿Serán capaces los socialistas de estrechar la mano de aquellos que quieren descabalgarlos, de aquellos que se han fijado como meta derrotarles? Quizá el quid pro quo lleve a Ferraz al acuerdo con Podemos dado que la formación morada también necesita el empujón socialista para gobernar en la alcaldías de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Cádiz y otros muchos ayuntamientos. Pero esto es más de la "vieja política" tan criticada por los emergentes.

De la memoria a la amnesia

Podemos ve, en realidad, al PSOE -así lo revela a sus bases- como "agente imprescindible de las políticas que abandonaron a la gente para rescatar a los bancos y que cambiaron junto al PP la Constitución para que los intereses de los bancos estuvieran por encima de los derechos de la gente". "Somos nuevos pero tenemos memoria", remata la cúpula de Iglesias. Una memoria que se convertirá en amnesia dentro unas semanas a la hora de facilitar investiduras socialistas, pero que estará más viva que nunca a medida que se vayan aproximando las elecciones generales de noviembre.

Desde que se constituyan los parlamentos autonómicos en junio y con el parón veraniego de por medio, a Podemos sólo le quedarán unos cuantos meses para arrinconar al PSOE en las autonomías donde éste gobierne y para lograr la captación de más votos socialistas, clave del éxito, según Iglesias, de Manuela Carmena en Madrid. Podemos tendrá que emplear toda su artillería dialéctica y programática dado el escaso tiempo disponible para cumplir su principal objetivo: "Ganar las elecciones generales". 

Iglesias satisface ahora a los socialistas para luego ir denunciando sus políticas en los próximos meses y asestarles el estacazo final en noviembre, cuando suenen Las lluvias de Castamere. Es Lord Bolton en Juego de Tronos -serie favorita de Pablo Iglesias- quien después de haber atendido la llamada del rey Robb Stark y haberle ayudado en sus primeras victorias, termina clavándole un cuchillo de muerte en la Boda Roja para convertirse él en el Guardián del Norte. Todo por el poder.

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