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Análisis

Cebrián pasa de su amiga Soraya: ahora pide el voto para Pedro Sánchez

El presidente ejecutivo del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián

De amistades rotas se han escrito cientos de páginas a lo largo de la historia. De lazos que se rompen, aprecios que se extinguen e intereses que se cruzan y erosionan las relaciones humanas. Juan Luis Cebrián y Soraya Sáenz de Santamaría han mantenido durante toda la legislatura estrechos vínculos que han estado a prueba de bombas. El País, azote de la derecha desde su fundación y fiel compañero de cama del PSOE durante años, ha sido condescendiente con los fallos del Gobierno y tibio en el tratamiento de los casos de corrupción que han afectado al Partido Popular, algo impensable hasta hace bien poco y, desde luego, incomprensible a tenor del perfil ideológico de su lector. Mucho se ha hablado sobre los motivos de este cambio editorial, pero basta consultar la hemeroteca del diario para comprobar que este viraje coincidió con la refinanciación de la deuda de Prisa, en cuya negociación se ha asignado a la vicepresidenta un papel clave. El problema es que la entente cordiale entre ambas partes se rompió hace unas semanas, cuando el Ejecutivo se negó a conceder a Cebrián la licencia de TDT que le había pedido. Desde entonces, los ataques de este rotativo hacia Moncloa han sido diversos y furibundos. El último se ha producido este lunes, cuando este medio ha publicado un editorial en el que recomienda el voto para Pedro Sánchez.

En el texto, titulado Sánchez y Rivera, el editorialista considera que sólo dos de los candidatos que se presentan a las elecciones del próximo 20 de diciembre cuentan con "hechuras presidenciales": el del PSOE y el de Ciudadanos. Ahora bien, "con una clara diferencia entre ambos", pues mientras Sánchez "se ha conducido por encima de lo esperado, la proximidad de los focos ha perjudicado las altas expectativas creadas en torno al candidato de Ciudadanos, que ha dejado ver debilidades y nerviosismos poco compatibles con un pretendiente al principal puesto ejecutivo de la política española". El artículo compara a Albert Rivera con "un edificio a medio construir" y define a su formación "como una marca más que un proyecto".

Cebrián describe en 'El País' un panorama político que la realidad y sus propios lectores se empeñan en desmentir

Para defender este argumento se basa en lo que ha acontecido en los dos debates electorales en los que han participado estos dos políticos, en los que considera que Pedro Sánchez "ha demostrado una mayor altura política" que Rivera y una "profundidad de propuestas" que su rival no ha podido igualar. Es decir, lo contrario a lo que han señalado la mayoría de los analistas y a lo que los lectores de El País opinaron tras el coloquio que organizó Prisa el pasado 30 de noviembre. En ese caso, proclamaron a Pablo Iglesias vencedor y al candidato del PSOE como el gran perdedor.

Cebrián, pues, describe en su editorial un panorama político que la realidad se empeña en desmentir y que ha sido premeditadamente diseñado para que el PSOE retenga los votos que se le iban a escapar hacia Ciudadanos y Podemos. De hecho, su edición de este lunes la abría con el titular "Sánchez pide el voto útil de la izquierda para el PSOE" y, por si no quedaba claro, con el subtítulo "Votar a Podemos es regalar el voto a Rajoy". Incidía en que la formación morada no tiene opciones de llegar a Moncloa y en que todo aquel ciudadano progresista que la apoye dará a la derecha más posibilidades de gobernar.

El enfado de Cebrián con Soraya

Sorprende ver cómo, en tan sólo unas semanas, El País ha pasado de adular a Sáenz de Santamaría a salpicarla con la artillería pesada que ha disparado contra todo su entorno. Este cambio coincide en el tiempo con la negativa del Ejecutivo a conceder a Prisa la licencia para emitir en la televisión en abierto que le pidió la pasada primavera. A darle a Cebrián la posibilidad de volver al sector audiovisual, donde fracasó estrepitosamente con proyectos como Cuatro y Localia, y de donde ha sido incapaz de establecer un rumbo correcto y coherente para transatlánticos como Digital Plus, una empresa que vendió a Telefónica en 2014 por 750 millones de euros.

Hasta ese momento, el rotativo se había mantenido comedido en sus críticas hacia Rajoy y amable con la vicepresidenta. Sin expresar fervor hacia sus figuras para no disgustar al lector progresista, pero sin hilar fino con los escándalos que pudieran afectarlas. Sirva como ejemplo el que, en el momento más duro para la vallisoletana, cuando varios medios de comunicación airearon su distanciamiento con el presidente y con los ministros del G-8, Cebrián puso el periódico a su disposición y la situó como la favorita de los votantes del Partido Popular en una de esas encuestas que tantas dudas despiertan dentro y fuera de Prisa.

Unas semanas después, su director, Antonio Caño, censuró una información que aludía al supuesto conflicto de intereses que ocasiona el que la vicepresidenta se pronuncie en el Consejo de Ministros sobre las decisiones relativas a Telefónica, toda vez que su cónyuge, Iván Rosa Vallejo, es asesor jurídico en la empresa. Eso supuso la salida del diario de los dos periodistas que la elaboraron. Un daño colateral.

Cebrián y su vuelta al templo socialista

La campaña contra el Ejecutivo y en favor del PSOE que se ha sacado de la chistera el presidente ejecutivo de Prisa devuelve a este periódico a su lugar de origen. Es decir, a la órbita de los socialistas, en la que tan cómodo estuvo durante el felipismo y en la que tan buenos frutos obtuvo gracias a los favores que le concedió el exmandatario andaluz.

Parece que Cebrián ha olvidado los desplantes que recibió por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero, que quitó a Prisa del lado derecho de su mesa para sentar a su lado a ese grupo de empresarios progresistas encabezado por Jaume Roures. El responsable de Público y de La Sexta. Ahora toca volver al PSOE y a hacer explícito su apoyo al partido. Por afinidad hacia su proyecto para España o porque Cebrián quiere cobrarse una cuenta pendiente con Mariano Rajoy. Eso supone apoyar a Pedro Sánchez y ensalzar unas virtudes que pocos han visto. Y eso, en definitiva, perjudicará a la credibilidad y la influencia del diario. Pero en este asunto, como en tantos otros, los intereses de la cúpula del holding de los Polanco parecen estar por encima de la información.

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