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El fin del dividendo de ACS lleva al abismo a los más apalancados: Fluxá, Fefé, Albertos…

“Uno de los aspectos más positivos de ACS es que reparte buenos dividendos”. Así se expresaba en una entrevista concedida a El Economista Miguel Fluxá, dueño y presidente de Iberostar, uno de los accionistas más penalizados por su inversión en ACS. Y al mismo tiempo más apalancado. Ahora ese buen dividendo no existe, al menos en el que se entregaba a cuenta de los resultados, mientras que el complementario está en el aire. Una vía para financiar la adquisición de acciones de la constructora que ha quedado totalmente bloqueada.

Iberostar entró en el capital de ACS a en el primer semestre de 2007, cuando aún no habían empezado a dejarse sentir los efectos de la crisis. Por entonces, el grupo constructor cotizaba en zona de máximos históricos, como buena parte de las compañías del Mercado Continuo. De acuerdo con los informes de auditoría de Iberostar, la compañía adquirió las acciones a un precio de 46,82 euros, lo que eleva la inversión realizada al entorno de los 780 millones de euros.

Lo más grave de la situación en este caso no son los más de 510 millones de minusvalías latentes que acumula el grupo turístico por esta inversión sino que, como en la mayoría de casos de inversiones en aquella época, la compañía se apalancó de forma notable para adquirir esta participación y los generosos dividendos de ACS le servían para hacer frente al servicio de la deuda. Sin una parte notable de esa retribución al accionista, los problemas se incrementan de forma notable.

En una situación similar se encuentra otro de los ilustres inversores de ACS, Fernando Fernández Tapias. Fefé, como se le conoce en sus círculos más íntimos, también invirtió en la empresa animado por Florentino Pérez, con el que también comparte junta directiva en el Real Madrid y zona de asientos en el palco de honor del estadio Santiago Bernabéu. Sin embargo, la recomendación no pudo llegar en peor momento. Fernández-Tapias será otro de los que ya no podrá tirar del dividendo para pagar el coste de la financiación para la compra de acciones de ACS y deberá recurrir a otras fuentes en una situación complicada como la actual.

Florentino Pérez tampoco se salva 

En cuanto a Alberto Alcocer y Alberto Cortina, los Albertos, ya tuvieron que incrementar las garantías por sus inversiones en ACS y Ence, presionados por la banca acreedora, como ya informara en su día Vozpópuli. A comienzos de agosto, ya tuvieron que vender un paquete de acciones de la constructora (de la que ahora poseen algo menos de un 9%, cuando llegaron a superar el 14%) y ahora les llega un nuevo golpe que también va a la línea de flotación de sus instrumentales, cuya notable deuda llegaron a refinanciar aunque con un notable sobrecoste.

El propio Florentino Pérez no se libra de esta situación. El también presidente del Real Madrid ha ido incrementando su participación en ACS a lo largo de los últimos años. Compró acciones con la compañía en máximos y también en los ejercicios sucesivos, a menor precio, pero aun con las acciones por encima de 30 euros (el pasado viernes cerraron en 15,79 euros. Todas estas operaciones se realizaron con un fuerte apalancamiento y con el convencimiento de que las inversiones “se pagaban solas” con el dividendo de la compañía.

Pero la estrategia se ha venido abajo por el empeño en la operación de Iberdrola, que ha derivado en las pérdidas milmillonarias que ha presentado ACS por el deterioro del valor de la participación en la eléctrica y las minusvalías que se ha apuntado por la venta precipitada de un paquete del 3,7% a mediados del pasado mes de abril, de nuevo ante la presión de la banca acreedora.

En realidad, la historia del dividendo que paga la inversión recuerda a la lucha que mantuvo en su día la Sacyr comandada por Luis del Rivero con su participada Repsol. El empresario murciano aseguró en más de una ocasión que la inversión en la petrolera (de la que Sacyr llegó a controlar un 20%) “se pagaba ella misma, con los dividendos de Repsol”. El problema llegó cuando la compañía que preside Antonio Brufau recortó la retribución al accionista, hecho que comenzó a poner en peligro la arriesgada estrategia de Del Rivero en Sacyr.

Mientras, Banca March, principal accionista de ACS, no se ve obviamente penalizada por estos motivos. Su participación en la constructora data del pasado y en los últimos años no ha comprado acciones de la constructora sino que incluso aprovechó la maniobra de la opa sobre Hochtief para reducir su presencia en el grupo. Pero sí por otros porque verá como aproximadamente 60 millones de euros que le corresponderían del dividendo a cuenta de ACS dejarán de ingresar en sus arcas. En el caso de Florentino Pérez serán cerca de 40 millones y en torno a 15 millones para Iberostar.

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