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El Buscón

Alberto Asarta, el “general bonito” de la Chacón, al asalto de Indra

“Hay gente que nace acojonada, pero yo no me encuentro entre ellos”. La frase pertenece a Alberto Asarta, un maño a punto de cumplir los 60, general de división del ejército español recientemente retirado, y fue pronunciada en febrero de 2011, en una entrevista concedida al diario El País cuando, en el Líbano, mandaba la Fuerza Interina de Naciones Unidas en aquel país (FINUL), señor de horca y cuchillo de más de 12.000 soldados de 36 países, la mayor fuerza multinacional jamás mandada por militar español alguno. “Cuando España me ha requerido, nunca he dado un paso atrás. Cumplo órdenes y las hago cumplir”. Un tipo de rompe y rasga. “La historia nos dice que en Líbano no vale la pena vivir acojonado”. 

Seguramente tampoco en España. Tras pasar a la reserva a finales de marzo del año en curso, en un acto celebrado en Torrejón que puso punto final a 42 años de servicio en las Fuerzas Armadas españolas, el que ha sido definido como “el general más mediático” de nuestro Ejército está intentando meter la cabeza en Indra, la multinacional española de tecnologías de la información que preside ese hombre incombustible llamado Javier Monzón. Las fuentes aseguran que a Asarta le encantaría sentarse en el Consejo de Administración de Indra, y que tiene fuertes apoyos para lograrlo, empezando por el de Su Majestad el Rey, que en esa empresa tiene mando en plaza desde tiempo inmemorial. 

Otras fuentes, sin embargo, sostienen que las aspiraciones del “general bonito” (como en algunos cuartos de banderas se le llegó a calificar) de la ex ministra de Defensa Carme Chacón, de la que fue estrecho colaborador, son bastante más modestas y estarían centradas en concretar una colaboración profesional con la compañía, en el convencimiento del general, que habla con fluidez inglés y francés y que en sus numerosas misiones en el exterior ha podido materializar una tupida red de contactos civiles y militares, de que su expertise podría serle de gran utilidad a Indra en la búsqueda de contratos básicamente relacionados con las tecnologías de Defensa. Su contacto en la compañía estaría siendo Juan Carlos Baena, actual Director de Desarrollo de Negocio. 

Los enemigos del “general bonito” 

Pero, como es norma en este perro mundo, al general definido por El País en la mencionada entrevista como “un militar en la línea de los nuevos generales mediáticos estadounidenses”, es decir, un militar guay del Paraguay, no le faltan los enemigos, incluso ideológicos, dentro y fuera de las Fuerzas Armadas. Porque, a pesar de que él mismo se define como “apolítico y en el fiel de la balanza”, hay quien le califica de “ultra simpatizante socialista”, lo cual no es ningún pecado, desde luego, pero puede levantar suspicacias en un Gobierno de derechas que se ha convertido, a través de SEPI, en el primer accionista de Indra, y que va a tener mucho que decir, sostienen las fuentes, en el futuro de la sociedad y del propio Javier Monzón. 

La pretensión de Asarta de sentar sus reales en “la compañía global de tecnología, innovación y talento, líder en soluciones y servicios de alto valor añadido”, con sede en Alcobendas, puede convertirse, por todo ello, en un asunto “delicado”. Quienes le quieren mal tiran con bala y hablan de su carácter “pendenciero y fanfarrón”, y de algunas amistades poco recomendables, como la de un conocido empresario libanés a quien el CNI sigue la pista, cuya casa en Madrid suele visitar el general y cuyo deportivo, un porsche de llamativo color amarillo, le gusta conducir de cuando en cuando. “El Gobierno del PP sigue sin enterarse que en Indra mantiene y da cobijo a gente del PSOE, a veces incluso disfrazada de general del Ejército…” Lo dicho: asunto “delicado”.

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