Que la vida es un carnaval era algo que la mítica Celia Cruz tenía muy claro. Y en la noche de este miércoles hemos vuelto a vivir los de Tenerife, que por motivo de ser su número 80, han querido rendir homenaje con una obertura de los años 80, incluyendo películas y bandas sonoras míticas de aquellos años. Finalmente la ganadora ha sido Cecilia Navarro con su apuesta ‘Arena blanca del desierto’ de Daniel Pagés.

Se acerca una fiesta capaz de mezclar humor, magia, fantasía, arte y diversión en una sola celebración. El espectáculo rey por excelencia que hay quien lleva esperando todo un año. Pero por mucho que nos guste un festejo, de vez en cuando puede apetecernos huir de máscaras, disfraces, caretas, maquillajes, bailes y letras con sorna. 

A Rihanna le encanta provocar. El último ‘bombazo’ con el que desató una revolución en internet fue el videoclip para su canción ‘Bitch Better Have My Money’ en el que no falta de nada: mafias, desnudos, asesinatos… Ahora nos ha vuelto a sorprender con unas preciosas fotografías en las que aparece vestida de carnaval, eso sí, enseñando cacha por doquier.

No aparecen en las listas de los más multitudinarios. Y eso es lo primero que sorprende a los novatos que participan en ellos por primera vez. Sin embargo, la cosa tiene su explicación: aunque los de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria o Cádiz sean los primeros que nos vienen a la cabeza cuando se habla de carnavales, en España se celebran muchísimos más, casi tantos como pueblos hay. E incluso si solo nos ciñéramos a la lista de los más originales y divertidos, esta sería de las muy largas.

Tenemos los carnavales a la vuelta de la esquina. Y es probable que al pensar en carnavales pienses en Cádiz y que al pensar en Cádiz se te pasen por la mente ideas relacionadas con disfraces, sucesión de chirigotas que abrumarán las calles gaditanas, la importancia que tiene un Carnaval marcado como Interés Turístico Internacional… Pero, ¿y si te dijera que hay alternativas para alejarse de la multitud que invadirá la provincia durante unos días?

Estamos en tiempo de Carnaval. O no. Porque a lo mejor no es ni su tiempo ni es ya, estrictamente, Carnaval. Y es que ni hay coincidencia entre los estudiosos de la Historia sobre las fechas en las que se producían los festejos carnavalescos, ni hay acuerdo sobre si lo que hoy llamamos Carnaval tiene algún trasunto histórico o si, por el contrario, ha perdido todo su significado.

En carnavales hay licencia para casi todo: olvidarse del sentido del ridículo, acostarse a la hora de los churros y el chocolate, que la fiesta acabe yéndose un poco de las manos... Por algo es la celebración del exceso y el libre albedrío. Tanto que hay acérrimos defensores de que la frase “Lo que pasa en Las Vegas... se queda en Las Vegas” no es más que una variante de otra mucho anterior: “Lo que pasa en carnavales... se queda en carnavales”.