Ya está bien de vivir en un pasado repleto de micromachismos, franquismos, catolicismos y estructuralismos alienantes y pertinaces. De cara a este año que empezamos vale ya de Navidades,

A los ciudadanos españoles normales, que sólo buscan trabajar honradamente y que les dejen disfrutar de su tiempo libre en paz, no les acaba de salir a cuenta lo de seguir las normas.

En cualquier conflicto bélico, el máximo exponente de la sinrazón humana, es tradición que la Navidad sea considerada como tregua obligada entre los contendientes. Pero el fascismo independentista no respeta

El laicismo es no perturbar las tradiciones ajenas inoculando un adoctrinamiento político oficial que desprecian los creyentes. No hay derecho a que los que no son cristianos fuercen a los que sí lo son a cambiar sus costumbres.