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Política

El 'núcleo duro' de Casado no quiere a los afines a Rajoy en los mítines de campaña

Pablo Casado junto a Mariano Rajoy.

El equipo de campaña del PP ha dado instrucciones para que eviten dar protagonismo en los mítines a dirigentes muy significados durante la etapa de Mariano Rajoy. Oficialmente, la tesis que esgrime desde Génova es la de la integración. Pablo Casado enarbola esta postura desde que llegó a la presidencia de su formación. Sin embargo, parece imponerse la estrategia de una parte de su equipo más próximo, contraria a que los 'marianistas' asuman papeles de relevancia en los actos electorales.

Todo el mundo está convocado a participar en la campaña electoral, expresidentes, exminsitros, altos cargos, dirigentes territoriales. Esta es la proclama que se defiende en forma oficial. Es, además, la línea que ha venido sosteniendo el propio Casado, empeñado en superar las divisiones internas del pasado y conformar un bloque unido y homogéneo. Sin fisuras ni disputas. "Aquí no hay corrientes ni familias", dijo Casado en su discurso al asumir la jefatura de su formación. 

De cara a las próximas citas electorales, sin embargo, el mensaje que le llega a los equipos de campaña de las diferentes candidaturas es que no aparezca mucha gente de Rajoy. El propio expresidente del PP no parece demasiado dispuesto a protagonizar algún mitin. Su relación con el partido es correcta. Charla habitualmente con Casado, le transmite sus opiniones sobre diferentes temas, siempre en privado, pero no está por la labor de personarse en actos del partido.

Nombres para la polémica

El 'núcleo duro' de Casado parece haber impuesto su criterio. "Esta gente no suma, más bien, nos resta", comentan. "Cada vez que aparece un nombre del pasado hay lío", añaden. Cristina Cifuentes, Jorge Fernández Díaz o Cristóbal Montoro son nombres que van acompañados a episodios de escándalos o envueltos en la polémica. "No hay que darle oportunidad a Ciudadanos o Vox para que resuciten el tema de la corrupción durante la campaña", afirma un diputado 'casadista'. "Bastante nos ha costado hacerlo desaparecer de la primera línea del debate público". 

Hay demasiadas cuestiones importantes en juego en los próximos tres meses como para arriesgarse a pasear la imagen del 'marianismo'

Hay excepciones, naturalmente, como se ha visto este sábado en Ferrol, donde Ana Pastor, presidenta del Congreso y futura cabeza de cartel por Pontevedra, o Fátima Báñez, extitular de Empleo, la responsable de la exitosa reforma laboral, ocupaban la primera línea del acto protagonizado por Casado. Para ambas tuvo palabras de elogio y afecto en su discurso, y con ambas quiere contar en sus futuros equipos en el caso de que llegue al Gobierno.  

En Génova se está procediendo ya a elaborar las listas para las elecciones legislativas. Una ocasión perfecta para llevar a cabo la 'limpia' de elementos incómodos que no pudo concretarse desde que Casado llegó a la presidencia. "Es un asunto que lleva tiempo, y se ha tratado de evitar la imagen de un apartido sumido en una purga implacable", añaden. Gente de la etapa anterior como la propia Ana Pastor, Isabel García Tejerina, Rafael Hernando o Fernando Maíllo encontarán hueco en las candidaturas. Otros, seguirán el camino de Celia Villalobos o Teófila Martínez, que han optado por retirarse de la primera línea. 

Sondeos optimistas

Hay demasiadas cuestiones importantes en juego en los próximos tres meses como para arriesgarse a pasear la imagen del 'marianismo'. Una cosa es esgrimir formalmente la reconciliación interna y otra es situar en primera línea a quienes ya sólo representan a un pasado que hay que superar, de acuerdo con esta teoría. Casado tiene que enarbolar únicamente el estandarte del 'nuevo PP', es decir, a su PP, el que votaron los afiliados en las primarias, respetuoso de lo anterior pero sin exhibirlo permanentemente en el escaparate. 

Los sondeos internos apuntan ya a una recuperación en los últimos días. Fuentes del partido aseguran que el PP ronda ya los 100 escaños, el PSOE sigue con buen tono y Ciudadanos se ha estancado. Por otra parte, también indican que Vox, el gran rival de última hora, continúa en ascenso pero sin la potencia de antaño. En Génova consideran que la política de extraños  fichajes que lleva a cabo Albert Rivera transmite una sensación de inseguridad, de "partido veleta", como le denomina Santiago Abascal, que no le ayuda en su empeño por situarse en cabeza del bloque del centroderecha.

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