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País Vasco

Crisis de las empresas vascas 'identitarias': de la deuda de Eroski al asalto de Euskaltel

Hipermercado de Eroski.

"Si haces una encuesta en cualquier pueblo de Euskadi preguntando por el nombre de tres empresas vascas, de aquí, cualquiera te nombrará a Eroski y Euskaltel". Esta frase de un diputado autonómico del País Vasco resume el sentimiento que muchos tienen sobre esas compañías 'identitarias'. Ambas viven momentos difíciles, extraños, inconcebibles solo hace algunos años. Una espera la monumental refinanciación de su deuda y la otra ya está en manos de un fondo británico

Eroski y Euskaltel no son las únicas empresas estratégicas vascas. Pero sí son dos de las más populares. Miles de vascos se identifican con ellas y admiten que son clientes solo porque se trata de empresas de su propia comunidad autónoma. En el caso de la empresa de distribución, además, el componente de cooperativismo refuerza esa sensación de arraigo

Hace unos meses, sin ir más lejos, el propio lehendakari, Íñigo Urkullu, acudía a un acto por el 50º aniversario de Eroski y destacaba la labor de "cooperativa de consumo" de esta empresa, vinculada además al Grupo Mondragón. Además, él mismo decía hace unas semanas que el Gobierno vasco haría lo posible por mantener "el arraigo" de Euskaltel, una vez que se consumó el asalto de la británica Zegona. 

Crisis de identidad

La realidad, guste o no entre el empresariado vasco, es que a ambas empresas no les ha servido demasiado ese arraigo para salir de los apuros en que se encuentran. Viven una suerte de crisis de identidad. Porque una aspira a una refinanciación de la deuda todavía pendiente y la otra pasa por un terremoto interno tras el abrupto desembarco de su nuevo máximo accionista. Una depende de la banca y la otra de un fondo de inversión.

Son problemas evidentemente muy distintos, pero que están desatando el nerviosismo entre la clase política vasca. Sobre todo, por el caso de Euskaltel. Sin ir más lejos, la pasada semana el Parlamento vasco aprobaba un texto, firmado por el propio PNV, PP y PSOE, para reclamar al Ejecutivo vasco y a Kutxabank (aunque ambas cosas son casi la misma) que "utilice todos los recursos a su alcance para que esta empresa tenga el máximo nivel de arraigo en el territorio vasco". El miedo, además de libre, es evidente en este caso. El penúltimo terremoto de la operadora de telefonía se ha producido estos días, con fuertes cambios en la cúpula directiva. 

Los inversores extranjeros 

En un mercado libre y globalizado no debería resultar extraño que nuevos inversores desembarquen en las empresas, por muy 'identitarias' que sean. Pero durante años parecía que esto jamás ocurriría en el caso de estas compañías que presumen de arraigo. Nada más lejos de la realidad. Porque al hecho de que Euskaltel tenga como máximo accionista a un fondo británico hay que sumar que los nuevos inversores están entrando en Eroski

Como Eroski es una cooperativa, esto a priori sería imposible. Pero la realidad ha cambiado. Porque cuando el grupo de distribución llegó al principio de acuerdo con los bancos, todavía pendiente de cerrarse, para refinanciar 1.500 millones de euros, tuvo que pagar un peaje que está en la letra pequeña: la matriz de Eroski sigue inaccesible, pero sus filiales cambian su estructura societaria para dejar paso a nuevos inversores, como informó El Correo. A esto hay que sumar, claro está, que Eroski tendrá que vender activos inmobiliarios, entre otras cosas, para ir pagando paulatinamente a sus acreedores: Caixabank, Santander, BBVA, Bankia y Sabadell

Los gerentes de ambas compañías niegan problemas y lanzan mensajes de tranquilidad a sus clientes y, sobre todo, a sus accionistas y cooperativistas, respectivamente. Pero la verdad es que, aunque se quiera maquillar, estas dos empresas que siempre han presumido de arraigo están cada vez más desarraigadas.  

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