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País Vasco

¿Por qué Kutxabank (o el PNV) ha permitido que Euskaltel deje de ser vasca?

Junta de accionistas de Euskaltel.

Es un misterio que zarandea y solivianta a las élites políticas y económicas de Euskadi. ¿Por qué Kutxabank ha ido desprendiéndose de acciones de Euskatel hasta dejar de ser primer accionista? ¿Por qué la macrocaja vasca, controlada por el PNV, ha permitido que una empresa con tanto arraigo tenga como principal accionista al fondo inglés Zegona? La respuesta no está del todo clara. Pero podría ser un paso más para alguna operación en marcha. En todo caso, el revuelo ha sido de tal calibre que hasta el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha tenido que ponerse a intentar calmar los ánimos del empresariado vasco.

Euskaltel es una de las empresas punteras del País Vasco. Para muchos vascos, sobre todo entre los nacionalistas, la entidad goza de un valor simbólico derivado de su origen y, por ende, de su lucha en inferioridad frente a grandes operadores como Movistar, Vodafone u Orange. El arraigo social de la empresa es evidente y puede visualizarse también en el equipo de ciclismo de idéntico nombre. Con la operadora vasca de telecomunicaciones cobra forma real esa expresión tan repetida en la órbita del PNV: “Hacer país”.

Cambios en el accionariado

Esta semana ha llegado el terremoto. Siempre dentro de este resbaladizo terreno simbólico, Euskaltel ha dejado de ser eminentemente vasca. Kutxabank, la macrocaja resultante de la fusión de tres cajas vascas y controlada en la sombra por el PNV, ha dejado de ser el accionista mayoritario de la empresa de telecomunicaciones. El banco comunicó en marzo a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que había reducido en un 1,4% su participación, por lo que siguió como primer accionista pero por debajo del 20% (19,8%). Y en los últimos días, el fondo de inversión británico Zegona ha comunicado la adquisición de más acciones hasta llegar al 20,9%.

El revuelo ha sido enorme en la política y la economía vascas. Bildu arremetió contra el Gobierno vasco por “no cuidar las empresas estratégicas” y porque el resultado de la progresiva desinversión de Kutxabank podría ser que “el centro de control de Euskaltel salga de Euskal Herria”. La patronal vizcaína Cebek puso el grito en el cielo. Los trabajadores de Euskaltel también mostraron vía comunicado su preocupación por lo acontecido. En la reunión anual de la financiera Elkartegi, celebrada en San Sebastián, no se hablaba de otra cosa. Precisamente en la clausura de ese foro el lehendakari, Íñigo Urkullu, tuvo que intentar calmar los ánimos. Aseguró que “el arraigo de Euskaltel está blindado, porque en sus estatutos se exige una mayoría reforzada del 75% para un cambio de su sede”.

El cambio de accionista mayoritario es histórico, pero no es sorprendente. Porque Kutxabank ha ido vendiendo paquetes accionariales poco a poco. ¿Por qué esa desinversión? Los expertos no se ponen de acuerdo. Y desde el PNV restan importancia a que Zegona sea el principal accionista

¿El todopoderoso Virgin u Orange?

El citado mensaje de Urkullu tampoco sirve para enfriar los nervios. Porque lo cierto es que una fusión con otra empresa podría cambiar el panorama por completo. Y aunque la sede siguiera en el País Vasco, podrían llegar cambios de más calado. El nerviosismo es tal que el Ejecutivo vasco tuvo que sugerir, el pasado jueves, la posibilidad de invertir directamente en la compañía para salvarla de otras manos. 

El flamante primer accionista, Zegona, tiene planes de expansión. Quiere que Euskatel, que ya aglutina a la asturiana y la gallega R, crezca y se desarrolle en el resto de España. De hecho, Zegona entró en el accionariado de Euskaltel en 2017 precisamente cuando la vasca compró a la asturiana, cuyo 100% poseía el fondo inglés.

Para lograr su objetivo de expansión, este fondo de inversión ya intentó hacerse con el 29,9% del accionariado el pasado octubre. Una cantidad de acciones justo por debajo del 30% que obliga a lanzar una OPA sobre el 100%. Zegona, que cuenta con otros fondos aliados en el accionariado de Euskaltel, sintoniza con el gigante inglés de las telecomunicaciones Virgin; y la operación de fondo consiste, como en su día informó Vozpópuli, en que este grupo entre en el mercado español a través de la empresa de matriz vasca.

La otra posibilidad para el futuro de Euskatel se llama Orange. Porque la empresa francesa ya admitió a principios de 2019 que estudiaba invertir en la empresa vasca. Desde hace meses se especula con la posible compra, pero por el momento esta opción se queda en el terreno de los rumores. Esta operación reforzaría a Orange y cerraría el paso a Virgin en España. Dos pájaros de un tiro.

Juego de alianzas, clave

El futuro de Euskatel, sea quedarse como está o sea acabar junto a otro grupo, dependerá en gran medida de las alianzas entre los accionistas. Kutxabank cuenta con el respaldo de otros accionistas como Abanca y el grupo March, según publicó ‘El Correo’. Pero Zegona tiene de su parte a otros fondos como Talomon y Artemis. Las fuerzas están equilibradas y todo es posible.

Lo único seguro es que las hipotéticas operaciones de futuro supondrían, básicamente, que Euskatel estuviese controlada por algún gigante de las telecomunicaciones. Parece, por tanto, que la respuesta a la pregunta misteriosa es que Kutxabank, o mejor dicho el PNV, no tienen fuerza financiera suficiente para mantener a Euskaltel en sus manos. A no ser, claro está, que haya alguna otra operación secreta en ciernes.

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