Para volver a empatizar

Son ya demasiadas veces las equivocaciones de la mayoría de las empresas que se dedican a sondear a los españoles de cara a los distintos procesos electorales. Ha vuelto a ocurrir en estas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. No han dado una. Parece ser que solo en este sector se permite el error constante y continuo.

Tal desvarío necesita un par de explicaciones. Puede ser que los institutos que se dedican a sondear hagan sus predicciones teniendo en cuenta el interés de quiénes las contratan. En ese caso, estamos hablando de un fraude, de un engaño y de un intento perverso de conducir el voto de los ciudadanos por el camino que a ellos les interesa y no por el que les marcan las respuestas de los encuestados. Pagar para que se mienta y para intentar confundir a los ciudadanos en una forma perversa de deterioro democrático.

No había que ser muy listo para saber que las encuestas que se publicaban en estos últimos meses no estaban reflejando ni la verdad ni la opinión de la gente.

Si, por el contrario, los errores que se cometen en este tipo de encuestas son producidos por la incompetencia de las empresas demoscópicas, lo sensato y lo decente sería que los responsables pidieran perdón por sus desvaríos y su falta de idoneidad a quienes les contrataron y a los ciudadanos, anunciando el cierre de sus respectivos negocios y la dedicación de sus directivos a otra actividad para la que se encuentren más cualificados.

En relación con los resultados reales de las elecciones del pasado domingo, quienes vivimos el final del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sabíamos la que se avecinaba para el PSOE. En aquella ocasión, alcaldes y gobiernos autonómicos dirigidos por socialistas sufrieron en sus carnes el malestar del electorado contra el gobierno Zapatero. No había que ser muy listo para saber que las encuestas que se publicaban en estos últimos meses no estaban reflejando ni la verdad ni la opinión de la gente. Los ciudadanos que habitualmente votaban centro izquierda nunca llegaron a comprender la dependencia del gobierno de Pedro Sánchez de los enemigos de la Constitución y de la unidad de España.

Haría bien el presidente en prescindir de quienes le han mal asesorado y citar a un grupo de exdirigentes socialistas que no quieren nada para elaborar una estrategia que ayude a reemprender un proyecto socialdemócrata

Sin duda, influenciado por los populistas que formaban coalición con el PSOE, el gobierno de España se dedicó a tratar de atender las justas demandas de multitud de minorías dejando al pairo la centralidad que los socialistas siempre representaron. Desde la crisis de 2008, pasando por la pandemia y por la guerra en Ucrania, ha habido unos ganadores claros (la banca, las farmacéuticas, las energéticas y las armamentistas). En España, además salieron beneficiados justamente la parte más débil y desprotegida de la población con medidas cuyo exponente máximo ha sido la renta básica universal. Pero entre los más ricos y los más débiles se sitúa una numerosa clase media que ha visto como se iba desvaneciendo a medida que una crisis tras otra la dejaba al borde de la extenuación.

Ha sido esa clase media la que ha visto semana a semana cómo aumentaba el precio de la bolsa de la compra, de la luz, del gas, de los carburantes, de los alimentos, de decenas de productos que conformaban la estabilidad de sus cuentas corrientes, la que ha castigado a quienes menos culpa han tenido por una situación que ni ellos crearon ni contribuyeron a crear. Como en otras ocasiones, en la fiesta de la democracia, unos han recibido la patada que otros merecían. No tiene explicación el mal resultado de alcaldes y presidentes autonómicos socialistas si no se buscan causas exógenas que lo expliquen. No pueden errar en sus respectivas gestiones casi todos a la vez.

El director del CIS no debe seguir ni un día más al frente de una institución que gozaba de un bien ganado prestigio. En poco tiempo,Tezanos lo ha arrastrado por los suelos

El presidente del Gobierno debería realizar gestos que le permitan empatizar con un electorado que le ha dado la espalda a su partido, empezando por el CIS, cuyo director no debe seguir ni un día más al frente de una institución que gozaba de un bien ganado prestigio. En poco tiempo, su director, Tezanos, lo ha arrastrado por los suelos. Y siguiendo con el cese de las tres ministras propuestas por Podemos, Ione Belarra, Irene Montero y Yolanda Díaz. Las dos primeras no han dejado de menospreciar y casi insultar al PSOE y al Presidente que las nombró. La tercera está utilizando su vicepresidencia segunda para hacer un roto al partido socialista con el cuento de SUMAR para restar votos y escaños al partido mayoritario de la izquierda.

Por último, si haber nacionalizado la campaña municipal y autonómica ha sido consecuencia de la estrategia del comité de campaña socialista, haría bien el presidente en prescindir de quienes le han mal asesorado y citar a un grupo de exdirigentes socialistas que no quieren nada para elaborar una estrategia que ayude a reemprender un proyecto socialdemócrata que sigue necesitando la sociedad española.

Convocar unas elecciones generales para dentro de un mes y medio cuando el ejército del que se dispone para el combate electoral está  noqueado exigiría una explicación

Convocar unas elecciones generales para dentro de un mes y medio cuando el ejército del que se dispone para el combate electoral está  noqueado por el resultado obtenido el domingo exigiría una explicación que devuelva la confianza a la militancia socialista.  En todo caso, los ingenieros articulan varios sensores que detectan los fallos que se puedan producir en sus artilugios. No estaría mal que la dirección socialista se pusiera atención a los sensores que, de vez en cuando y desde la lealtad, detectan errores en la estrategia socialista para que nadie se confunda con sondeos manipulados.