Opinión

Análisis de medios

La tropa mediática 'sanchista' tira del Yak-42 para rematar la campaña

Pedro Sánchez en una imagen de archivo

La armada periodística que tanto esfuerzo demuestra a diario porque Pedro Sánchez salga guapo en la foto ha decidido tirar de efemérides para rematar la campaña electoral. Podría haber recordado que el 26 de mayo de 1991 Jesús Gil logró su primera mayoría absoluta en Marbella. O que en esta fecha, en 1983 hubo un terremoto en el Japón. Sus guionistas podrían haber relatado que, en 1981, los Grapo -terroristas marxistas- mataron a 9 personas de un bombazo en una cafetería en Madrid. O que en esta fecha nació Miles Davis o murió un señor llamado Manuel Uribe, conocido por vivir en México y ser el hombre más gordo del mundo. Opciones había, pero la casualidad ha querido que LaSexta recuerde el accidente del Yak-42.

Porque se cumplen 20 años de esa tragedia y de la posterior chapuza del Ministerio de Defensa, entonces comandado por Federico Trillo. El tiempo vuela y la memoria es frágil, así que LaSexta ha decidido sacarse de la chistera durante los últimos días de campaña este episodio, que sucedió cuando Antonio García Ferreras era director de la Cadena SER. Fue en las postrimerías del aznarismo, cuando Prisa puso toda su maquinaria en marcha para ayudar al PSOE con el 'no a la guerra', con la catástrofe natural del Prestige y con este accidente. Todavía hoy, los promotores de aquello se pirran por estos episodios.

Resulta llamativo, pero no sorprende, que los medios pro-Sánchez tiren de memoria histórica para intentar movilizar a su electorado. Máxime cuando tienen sobre la mesa determinados asuntos que bien podrían ocasionar lo contrario. Me refiero a lo de Melilla, lo de Mojácar, lo del presunto secuestrador, lo del Latin King del PSOE de Valencia, lo del candidato socialista de Tenerife que tuvo que dimitir tras pelearse en un campo de fútbol... y derivados.

Alberto Pérez Giménez se preguntaba el jueves en un artículo qué hubiera ocurrido si estos asuntos hubieran afectado al Partido Popular. La respuesta ya la saben. Es la misma que otras cuestiones que podrían plantearse de forma retórica: ¿qué hubiera pasado en las calles si fuera la derecha quien hubiera gestionado los estados de alarma? ¿Y si un Gobierno del PP hubiese propuesto la fórmula de los contratos fijos discontinuos?

Proteger a Pedro Sánchez

La izquierda sanchista ha invertido los últimos cinco años en una tarea fundamental: la de proteger a su líder. La labor no ha sido sencilla porque el presidente del Gobierno dormía con el enemigo en el Consejo de Ministros, pero, al final, cuando se aproximan las elecciones, lo fundamental siempre es frenar a la derecha y conservar gobiernos, privilegios, publicidad institucional y derivados.

Por eso, el ínclito Fernando Berlín se atrevía a calificar este viernes de trumpismo el hecho de que la derecha haya puesto el grito en el cielo por los escándalos relacionados con el voto por correo en algunos municipios. Algo huele a podrido en Dinamarca. ¿A qué se debe ese empeño de comparar la atrocidad de Jair Bolsonaro en Brasil o de Donald Trump tras las elecciones de Estados Unidos con episodios que, en España, han involucrado a las Fuerzas de Seguridad del Estado?

¿Acaso es trumpismo denunciar que hay ciudadanos que han recibido incluso dos ofertas para vender su sufragio?

¿Acaso es trumpismo denunciar que hay ciudadanos que han recibido incluso dos ofertas para vender su sufragio? Hacer la citada comparación requiere una maldad que -evidentemente- no es gratuita. ¿Cómo se explica Fernando Berlín que el 70% del voto por correo de Melilla haya sido anulado? Quien equipara las teorías de la conspiración de la derecha populista brasileña con los hechos que han ocurrido en España durante los últimos días lo único que hace es echar una mano a los corruptos autóctonos. Recuerden una cosa: todos estos piden a su audiencia que se rasque el bolsillo para mantener sus programas.

Resistencia al cambio político

Las encuestas predicen un cambio de tendencia electoral que implicará -si no fallan- un incremento de la presencia del PP en los municipios españoles, un decrecimiento del PSOE y un derrumbe de Podemos. El presente no parece muy halagüeño para la izquierda y entra dentro de lo normal que los medios que la respaldan hayan abundado en las últimas semanas en temas como vivienda, contaminación, cambio climático o impuestos. Es parte del juego.

Ahora bien, no deja de causar cierto bochorno que sus afines tengan que recurrir estos días a un desastre de hace dos décadas. O que importen a España algunos asuntos exteriores que son patéticos, pero que nada tienen que ver con lo que ha ocurrido por aquí durante estos días. Comprobará el lector que falta en la ecuación una referencia al franquismo. La hay. Aquí está: de Rufián, en el periódico de Roures.

No sería justo terminar este artículo sin hacer una referencia al Frente Popular de Judea. El que hoy dirige Ione Belarra, en colaboración con esa eminencia del pensamiento occidental, de apellido Echenique, que descubrió recientemente que quizás lo de declarar la urgencia climática porque hizo un abril caluroso fue excesivo. “Cuando en marzo mayea, en mayo marcea”, escribió, a la vista de que llueve y hace fresco. Esta gente cobra de lo público...

El caso es que la medida que propuso Podemos en el último día de campaña sería mucho más efectiva que las noticias de los lamerones sanchistas de redacción de periódico. Consistiría en obligar a los periodistas a publicar una relación con todos sus bienes para descubrir si tienen intereses ocultos a la hora de denunciar determinados temas inmobiliarios o financieros. Con un poco de suerte, el asunto se desmadraría y derivaría en la censura de los trumpistas que han enfangado la campaña electoral.

Eso sí, nunca del 'gran Wyoming', que no tiene propiedades inmobiliarias ni padeció de conflictos con el fisco.

Más información