Inquietud por la amenaza de bloqueo del Gobierno. Los grandes fondos accionistas de BBVA, que defienden la opa hostil para comprar el Sabadell sin pagar en exceso para ello, temen que las presiones políticas se endurezcan durante el medio año que se estima que durará el análisis de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), según trasladan a Vozpópuli distintas fuentes financieras. Esta sería la única arma para frenar la opa que tendría en su mano el Ejecutivo.
El día que BBVA presentó una oferta de compra a los accionistas del Sabadell, en las mismas condiciones que las que rechazó unos días antes el consejo de administración del banco catalán, el Gobierno salió en tromba para oponerse a la operación alegando riesgos de concentración en el sector bancario.
Esta oposición frontal extendió rápidamente la incertidumbre entre los grandes fondos, que sucedieron las llamadas a sus asesores legales para medir la capacidad real que tiene Moncloa para frenar la operación en marcha, según fuentes próximas a estos accionistas.
“Tenemos la última palabra”, repite desde el pasado jueves Carlos Cuerpo, ministro de Economía, pero lo cierto es que este poder de veto tiene que ver más con la autorización de la fusión por absorción y no con la opa, que BBVA prevé que se extienda durante los próximos seis y ocho meses.
Incredulidad
Entre los inversores institucionales no se entiende el rechazo del Gobierno. Más aún, en contra del criterio del Banco Central Europeo (BCE), que defiende el “sentido estratégico” de la fusión, como publicó este medio. En Fráncfort temen el impacto en la reputación del sector bancario español por la ofensiva del Gobierno.
La opa lanzada por Carlos Torres cumple con todos los requisitos legales y será sometida a un proceso exhaustivo de revisión, como suele ser habitual.
"En La Vela están convencidos de que el pulso del Gobierno a la opa es artificial y responde a razones políticas al estallar antes de las elecciones en Cataluña
La sobreactuación del Gobierno al estallar el movimiento hostil, en plena campaña de las elecciones de Cataluña, sorprendió en el seno de BBVA, que informó puntualmente tanto al Banco Central Europeo (BCE) como al Gobierno de sus intenciones para comprar el Sabadell, como señalan fuentes financieras. De hecho, la filtración en Sky News de que ambas entidades estudiaban una fusión movió los cimientos en La Moncloa, que enfureció por el riesgo de estallar una guerra antes del 12 de mayo, como explican fuentes conocedoras próximas a la operación.
“Ha habido mucho ruido entre los fondos tras las amenazas del Gobierno. Pero ahora hay que ver si el Gobierno mantiene el tono beligerante”, expresan fuentes internas de BBVA. Desde el grupo de La Vela están convencidos de que el pulso con el Gobierno es artificial y, como no puede ser de otra manera, acabará aceptando la operación.
"BBVA superaría cuotas del 20% en España con la compra del Sabadell. Podría haber riesgos de concentración en Cataluña, donde controlaría más del 70% del crédito junto a CaixaBank, lo que provocaría prácticamente una situación de duopolio en la región.
“Confiamos en que el Gobierno acabe aceptando la operación y acabe apreciando el valor”, se limitó a señalar Torres el pasado 9 de mayo para presentar la oferta de compra a los accionistas del Sabadell.
Entre los fondos accionistas de BBVA, como indican las fuentes consultadas, tienen casi la certeza de que la fusión con el Sabadell no plantea problemas de concentración. Cuentan con informes de sus asesores legales que sólo contemplan alguna medida menor, como la venta de oficinas en Cataluña.
Accionistas similares
BBVA y Sabadell llegan a compartir unos 70 inversores, entre los que se encuentran gigantes de Wall Street como BlackRock, JPMorgan o Goldman Sachs. En el caso de la mayor gestora internacional de fondos, despunta como el primer accionista en ambas entidades: controla un 3,62% en el Sabadell y cerca del 6% en BBVA.
Con la compra del Sabadell, el grupo de La Vela daría un salto considerable en cuota de crédito a pymes, el gran atractivo del banco catalán, que le aportaría una porción del 12,7%, hasta superar el 24% en España. En total, la entidad combinada sumaría casi el 22% del crédito. En Cataluña, donde BBVA compró durante la crisis de cajas la antigua CX y Unnim, tendría cuotas cercanas al 40%, con lo que destronaría a CaixaBank (con un control de alrededor del 35% del mercado de la región). El problema de concentración sería de duopolio en la región catalana: con BBVA/Sabadell y CaixaBank controlando más del 70% del mercado.