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Opinión

¿Hay quien dé más?

Aquí, en España, podría pensarse que la presidencia de Pedro Sánchez sumada al secesionismo catalán está teniendo efectos divisivos perniciosos

¿Hay quién de más?
Pedro Sánchez.

Recuerda Anne Applebaum en “El ocaso de la democracia” cómo Marcel Proust describía la forma en que el caso Dreyfus había arruinado amistades y polarizado la sociedad francesa. Luego abunda en que se desencadenó a partir de una única “causa célebre” que reveló la presencia de divisiones irresolubles entre personas que hasta entonces no habían sido conscientes de su discrepancia o cuando menos ignoraban que fuera tan importante.

Esta tendencia hacia la escisión irreconciliable puede rastrearse en Polonia desde hace dos décadas o antes de la elección de Trump como presidente con distintas definiciones de lo que significa ser “estadounidense”. Porque a pesar de que en Estados Unidos se libró una guerra civil que asestó un duro golpe a la definición étnica y nativista de lo que implicaba ser estadounidense, esta lograría sobrevivir lo suficiente para reencarnarse en 2016.

Cambia luego el foco y señala que el referéndum del Brexit y los caóticos debates que le siguieron revelan asimismo que algunas antiguas ideas sobre Inglaterra y lo inglés, durante mucho tiempo inmersas en una definición más amplia de “Gran Bretaña”, siguen conservando un poderoso atractivo. Aquí, en España, podría pensarse que la presidencia de Pedro Sánchez sumada al secesionismo catalán está teniendo efectos divisivos perniciosos. He aquí un prontuario a considerar:

1.- Tabernidad, neologismo formado por adición de taberna y fraternidad. De taberna pueden rastrearse menciones en el prólogo de Cervantes a la segunda parte del Quijote cuando aludiendo sin mencionar al falsario Avellaneda dice “lo que no he podido dejar de sentir es que me note de viejo y de manco, como si hubiera estado en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mi, o si mi manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”.

El discurso fundacional de Falange, el 29 de octubre de 1933, de Jose Antonio Primo de Rivera concluye abominando del ambiente de taberna al final de una noche crapulosa y clamando que su sitio está fuera, arma al brazo y en lo alto las estrellas. Además fuimos advertidos hace 50 años por un colega del diario MADRID, Onésimo Anciones, de que las noticias no van a la redacción, las noticias están en las tabernas. Jose Felix Tezanos debería incorporar estas acepciones en la nueva entrega de tabernidad que anda preparando.

2.- Venganza la de Don Mendo. Pero el presidente Pedro Sánchez debería evitar en adelante la costumbre de apoderarse en exclusiva de algunas posiciones morales prohibiéndoselas a sus adversarios. A la inversa cuando descartó de su parte la venganza y la revancha, arrojó esas vilezas sobre cuantos discrepan de la concesión de los indultos. Como si entre quienes disienten fuera imposible que nadie albergara nobles sentimientos.

3.- Valentía. La encomiada por José Luis Ábalos, que une la doble condición de ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y Secretario de Organización del PSOE, con sus declaraciones a La Vanguardia el viernes 28. Gran momento de Abalos saliendo al ruedo para exaltar a su jefe Pedro como valiente, sacrificado, entregado al interés nacional, dispuesto a asumir el coste de los indultos. Lástima que faena tan brillante quedara invalidada ayer por aquel al que se la había brindado.

4.- Sahara. El Sáhara está colonizado, quien lo descolonizará, el descolonizador que lo descolonizare, un buen descolonizador será.

5.- Mohamed VI. Abenamar, Abenamar, moro de la monería. Tiene en sus manos una gran capacidad de desestabilizar nuestro país y la recíproca no es cierta. Continuará

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