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Opinión

La necesidad de una reforma electoral

Mejor sería recurrir a un sistema que es común en muchas democracias, y que además ya existe en España en las elecciones locales, donde un partido necesita mínimo un 5% de los votos emitidos para poder optar a tener un concejal

Secretismo en el Congreso: la mayoría de los diputados oculta sus reuniones con los 'lobbies'
Vista general del Congreso de los Diputados Europa Press

Con 19.761 votos, Teruel Existe consiguió un escaño en el Congreso de los Diputados en las generales de 2019. Este año vuelve a haber elecciones y esta anormalidad democrática sigue sin resolverse. Un escaño con apenas el 0,08% de los votos emitidos. Sin embargo el Pacma, con el 0,95% y 228.856 votos, obtuvo, una vez más, cero representación. Esto no es justo y ni es el fiel reflejo de la voluntad de los españoles que es para lo que deberían servir la cita con las urnas.

La existencia de circunscripciones electorales es la culpable de este desatino, basado en la creencia de que el diputado va a defender los intereses de la provincia por la que se presenta. Ya sabemos que no. Los diputados hacen lo que decide su líder. En cuarenta años no ha habido dimisión o desobediencia a la línea dictada desde la cúpula del partido. Es más, ni al ministro que más poder económico ha ostentado –y además con dos presidentes distintos-, Cristóbal Montoro, jamás se le ha conocido medida alguna que favoreciera en lo más mínimo a los diferentes lugares (Madrid, Sevilla y Jaén) por los que llegó a Parlamento. Eso resta fuerza a los que creen que, con una circunscripción única, el gobierno sólo se preocuparía de las zonas más pobladas, ya que todo depende de la voluntad del líder del partido, no de los diputados provinciales. Si alguien sospecha que un candidato a presidente no va a mirar por el bien de todo el país, es mejor que no le vote, independientemente de la ley electoral que haya.

Son partidos cuyo principal interés no es el interés común global sino el de su parcela: sólo buscan prebendas para sus territorios cada vez que son necesarios

Una circunscripción única reflejaría mejor la representatividad de la voluntad de los españoles y también ayudaría a reducir el número de diputados ya que no sería necesario que las provincias más pobladas tengan más candidatos. El sistema actual ha llevado a una atomización inédita en cualquier otra democracia occidental: hay seis partidos de ámbito nacional con representación, lo que puede ser normal. Sin embargo, hay doce formaciones regionales distintas: cuatro de Cataluña (aparte de los independentistas un escaño de UP es de Barcelona en Comú), dos de Euskadi, una canaria, una valenciana (uno de los escaños de Más País es de Compromís), una gallega, una navarra, una cántabra y una de Teruel. Lo dicho, inédito y contraproducente porque son partidos cuyo principal interés no es el interés común global sino el de su parcela: suelen buscar prebendas para sus territorios cada vez que son necesarios -por aritmética- para la mayoría de turno. Es tan incoherente que hay más representación regional en el Congreso que en el Senado, la verdadera Cámara territorial según la Constitución.

En cualquier caso, aunque sea más justo, la circunscripción única no variaría demasiado el actual panorama y perjudicaría notoriamente la gobernabilidad porque resultarían imprescindibles los multi-pactos. Aquí se puede ver la diferencia (como se puede apreciar, y contra la creencia general, no saldrían perjudicados los nacionalistas catalanes, aunque sí los de autonomías menos pobladas):

Para ser fiel a las matemáticas, no he redondeado ni considerado los votos a “otros” y por eso la suma es de 345 escaños. En cualquier caso, lo importante es la idea: el sistema debe ser justo y representativo, independientemente de lo que nos guste o disguste el resultado. La cuestión estriba en cómo mejorar la gobernabilidad con este sistema más justo ya que, como se ve, los más perjudicados son los más votados: PSOE y PP. Una solución podría ser la propuesta de Núñez Feijóo de que gobierne la lista más votada. No vale. Seguiría habiendo problemas para sacar adelante las leyes. Mejor sería recurrir a un sistema que es común en muchas democracias, y que además ya existe en España en las elecciones locales, donde un partido necesita mínimo un 5% de los votos emitidos para poder optar a tener un concejal. Si eso mismo lo aplicamos a las elecciones generales resultaría que en el Congreso español no estaría ni ERC, ni Junts, ni el PNV, ni Bildu, ni Más País, ni la CUP, ni CC, ni NA+, ni el BNG, ni el PRC, ni TE: en total 45 escaños que podrían ir perfectamente como prima al más votado.

Lo que está claro es que el sistema actual no sólo no es justo, es que tampoco garantiza la gobernabilidad porque, como hemos visto esta legislatura, también depende de multipactos

En el caso de que el sistema fuera así, nadie duda de que todas las formaciones catalanas acabarían pactando para alcanzar ese 5% o incluso entre varios regionalistas, y otros se agruparían con partidos más grandes con lo que al final casi nadie se iba a quedar –salvo casos como el de Teruel Existe- fuera. Así pues, circunscripción única y el topo del cinco por ciento para acceder al Congreso. También habría que eliminar la Ley d´Hont y simplificando al marcar un número de votos por escaño resultante de dividir el censo total entre los escaños a elegir de modo que la abstención salga representada; ¿Cómo? Dejando vacíos los escaños de la abstención. Es decir, que si sólo vota el cincuenta por ciento del censo, el número de diputados también se reduce en un cincuenta por ciento. Lo que está claro es que el sistema actual no sólo no es justo, es que tampoco garantiza la gobernabilidad porque, como hemos visto esta legislatura, también depende de multipactos.

Feijoo lanzó esta semana una serie de propuestas de regeneración democrática de las que quizás la menos interesante es la de que gobierne la lista más votada (¿de qué sirve si no tiene mayoría parlamentaria?) pero está bien que abra se debate. Yo no sé si mi propuesta es la mejor, o es mejor una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados como en Francia (diferenciando la elección del presidente de la del Congreso) o quizás una prima de escaños al más votado que mejore la gobernabilidad, pero, o eliminamos la circunscripción única o donde conseguir un escaño sea barato (en el mismo caso de Teruel está Soria, Ávila, Ceuta, Melilla etc.) saldrá un partido localista “a ver qué saca” y aún se fragmentará más el Parlamento y será más injusta la asignación de diputados.

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  • S
    S.Johnson

    Todo se solucionaría... CAMBIANDO A LOS VOTANTES.
    Tanto EEUU como el Reino Unido tienen sistemas arcaicos con los que se rigen sin problemas desde hace siglos ¿son buenos acaso? no, simplemente se les hace funcionar en beneficio de todos... que es lo que no nos gusta aquí. Lo bueno es bueno... si es bueno para mí, y los demás que se j.d.n.
    Porque la realidad es que aquí NO somos demócratas, lo aceptamos voluntariamente, como los nuevos conversos, pero en el fondo no lo somos.
    Por eso nunca tendremos un sistema que nos guste a todos, porque no es el sistema, somos nosotros.

  • J
    JLGB

    Una prima de 50 escaños al ganador soluciona todo. Los dos bloques se coaligarian entre sí ya q ganar equivaldría a gobernar desapareciendo los partidos a los extremos. Los regionalistas dejarían de tener influencia y al no ser decisivos bajaría su voto como un suflé en siguientes convocatorias. Si le añades el mínimo del 5% de acceso misión cumplida. No más chantajes. Eliminados pequeños, extremos y desactivado el nacionalismo e independentismo.

  • E
    el paciente irlandes

    Ese sistema (entrar con el 5%) no soluciona entonces nada. De lo que se trata es de ser justos, pero sobre todo prácticos.
    Porque no vas a crear más problemas que los que tratas de solucionar. Y el problema que tenemos en España y todos lo sabemos, es la sobrerreprsentación de los partidos regionalistas , independentistas y nacionalistas y la falta de sentido que tiene darles votos a quienes nos van a chantajear, a izquierda y derecha, con cupos, autodeterminaciones o independencias.
    Por lo tanto la solución pasa por dos partidos fuertes ,con doble ronda o como se estime, o como alternativa, tres con el concursoo de un tercero de ámbito nacional que pivote a izquierda o derecha según las circunstancias. Un C´s que, aún con pocos votos y escaños, permita la gobernabilidad a la lista más votada.
    En otras palabras que el terce partido sólo pueda pactar , si decide pactar, con el que ha ganado las elecciones.
    No hace falta ser Einstein.

  • A
    Alexander

    Para las elecciones generales la mejor opción es la de una sóla circunscripción electoral para todo el territorio nacional, un mínimo del 5% para entrar en el reparto de escaños en el Congreso, y una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, o entre dos coaliciones que se formen para esa segunda vuelta, si ningún partido hubiera obtenido la mayoría absoluta de los escaños en la primera vuelta.
    Las elecciones autonómicas y las elecciones municipales son irrelevantes y no deberían existir.