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Opinión

Jurarás que todo ha sido un sueño

Dará igual lo que el ciudadano haya visto, oído o leído. Dará igual su percepción o su experiencia personal. Cualquier disonancia con el relato oficial, la habrá soñado usted

Pedro Sanchez, Carmen Calvo y Pablo Iglesias.

Pedro Sánchez prometió conformar un gobierno de coalición con Podemos si ganaba las elecciones. Dijo que no dormiría tranquilo sin Pablo Iglesias a su lado. Pedro ganó y cumplió. Ni cuarenta y ocho horas tardó en anunciar el pacto con los morados. Porque Pedro, además de  apuesto, es totalmente de fiar y nunca miente.

Pedro ha hecho de estas virtudes el sello distintivo de su legislatura: la honradez, la humildad y la verdad son la marca de la casa y exige a todos sus ministros que prediquen con el ejemplo. Miren si no el ejercicio de transparencia del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, cuando este medio desveló su reunión con la vicepresidenta del venezolano Maduro en Barajas: no hay español, por muy recóndita que sea la aldea en la que viva, que no conozca todos los entresijos y pormenores del suceso.  Qué alarde de transparencia y de saber estar por parte de José Luis en su comparecencia en el Congreso.

Y qué decir de las intervenciones que nos brinda Adriana Lastra en sede parlamentaria: ¡un evento planetario democrático!

Qué suerte tenemos los españoles de contar con este Gobierno para gestionar la peor crisis sanitaria de nuestra historia reciente. Ni los bulos de la derecha están consiguiendo enturbiar los hitos y logros de nuestro ejecutivo en la lucha sin cuartel que están librando contra el coronavirus. Y eso que desde el primer momento el fascismo intentó engañar a nuestros gobernantes: disfrazados de científicos y de agencias sanitarias supranacionales, les quisieron convencer de que no era necesario adoptar medida alguna para suspender los eventos multitudinarios y marchas feministas del 8-M.

Pero no es fácil distraer de su misión a nuestro avispado Presidente y a sus ministros. Ellos ya llevaban desde finales de enero preparándose para el peor escenario posible, adquiriendo respiradores, mascarillas y equipos de protección tanto para nuestro personal sanitario como para nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Acordaron el cierre de los centros escolares contra el criterio de los fachas que gobiernan en la Comunidad de Madrid, confinaron a la población en sus casas antes que ningún otro país europeo y obligaron a todo el mundo a usar mascarillas y guantes en sus incursiones en el mundo exterior. Menudos son.

Y qué decir de las medidas en el ámbito económico y laboral: todas las decisiones han sido estudiadas y meditadas, nada de improvisación. Y además son de una efectividad incuestionable: ¡pero si hasta han prohibido el despido!. Ya era hora de que algún gobierno acabase con la lacra del paro. Si garantizar el empleo de la clase obrera les parece poca cosa, ni les cuento las regulaciones aprobadas para los autónomos y empresas. Están todo encantados. La claridad de ideas y simplicidad burocrática con la que los decretos del Gobierno han encauzado su situación son un ejemplo de técnica y audacia legislativa.

Ésta es la historia que quieren que recordemos. La intentarán convertir en realidad institucional y mediática, un producto a consumir desde que nos levantemos hasta que nos acostemos

Y todo ello presumiendo de un escrupuloso respeto por la labor e independencia de la prensa. Nada de censurar la información ni de filtrar preguntas: los periodistas interrogan a placer, dando así la oportunidad a Pedro, Illa y compañía de hacer gala de su elocuencia y de sus enormes dotes oratorias.

Tanto es así, que hasta la Universidad de Oxford ha tenido que reconocer en un informe la labor de Pedro y de nuestros veintitantos ministros. España es un referente internacional en la lucha y respuesta contra el coronavirus. No hay dato, cifra o información que dé el Gobierno que no sea digna de nuestra total confianza.

Y todo ello sin perder la compostura frente a los constantes ataques y fake news esparcidos por la ultra derecha. Una organización criminal que mediante bulos distribuidos en tweets y mensajes de WhatsApp cuestiona la gestión del Gobierno y pone en entredicho su heroica labor. Es intolerable. Ya va siendo hora de poner coto a estos desmanes críticos: nuestro gobierno nunca nos ha mentido, no somos dignos de él. Debemos dejarles finalizar con su épica labor y agradecerles que nos hayan convertido en héroes atrapados en nuestras cuatro paredes. Al no tener trabajo y carecer de ingresos, se nos ha brindado una oportunidad histórica de acabar con los desmanes del capitalismo consumista. Somos, en suma, muy afortunados.

Ésta es la historia que quieren que recordemos. La intentarán convertir en realidad institucional y mediática, un producto a consumir desde que nos levantemos hasta que nos acostemos. Dará igual lo que el ciudadano haya visto, oído o leído. Dará igual su percepción o su experiencia personal. Cualquier disonancia con el relato oficial, la habrá soñado usted. Que la retranca con la que está escrita esta columna no distraiga de la enorme reflexión que nos corresponde hacer como sociedad respecto al futuro de nuestras libertades.

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