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Opinión

Echenique y la demagogia anticapitalista

Los mercados financieros son la suma de millones de voluntades, y se mueven por factores tan humanos como la preocupación, la prudencia o el miedo

Echenique
El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique. Europa Press

Muchos de los personajes políticos que nos toca sufrir, tanto en España como en el mundo, refuerzan su fama e influencia en las redes sociales. Es el caso de Pablo Echenique, recientemente condenado por difamación. Hace dos viernes, y como ha hecho en otras ocasiones, contradijo su perfil científico y mostró su ignorancia en Twitter. Concretamente tuiteó: “La caída de la Bolsa por la variante ómicron nos recuerda que el capitalismo es un sistema imbécil y suicida”. Y luego añadió que “un sistema económico inteligente habría liberado las patentes y vacunado a todo el planeta”.

Lo primero es, directamente, mentira, puesto que el capitalismo es el sistema por el que mejor ha vivido nunca la humanidad a pesar de que nunca hemos sido tantos; y si fuera un sistema suicida, ya nos habríamos extinguido en lugar de crecer tanto en número como en esperanza de vida. Lo segundo es opinable, aunque tampoco estoy de acuerdo. Estoy seguro de que con una única farmacéutica estatal o con varias pero sin el incentivo de los beneficios, no se hubieran creado tan rápido las diferentes vacunas, y no habrían estado disponibles en tan poco tiempo. El que las empresas que han tenido éxito tengan recompensa y ello les sirva de ejemplo para la próxima ocasión, parece mejor que el que se les robe la patente y se desanime su gasto en I+D. No olvidemos que hay otras compañías que han invertido mucho en conseguir una vacuna y todo ese dinero lo han perdido al no poder obtener un resultado satisfactorio, como es el caso de Sanofi o de Curevac.

Para que una empresa arriesgue el dinero de sus accionistas en un país determinado exige una serie de condiciones como son la estabilidad política, la seguridad jurídica, las infraestructuras etc...

Tampoco creo que el culpable de que muchos países tengan tasas de vacunación bajas, sea el precio de las patentes, más cuando desde que empezó la pandemia se han perdonado deudas y regalado dosis por doquier desde Occidente. Más bien tiene que ver con los sistemas sanitarios deficientes, la corrupción, la falta de campañas educativas… y las prioridades de muchos de sus gobernantes. Es un tópico muy extendido creer que el Tercer Mundo está muy mal por culpa nuestra. Es evidente que podríamos hacer mucho más por aquella gente, pero al fin y al cabo las armas no son baratas y todas las guerras que se desarrollan por allí son financiadas con un dinero que mitigaría las hambrunas y el ejemplo más fácil lo tenemos en Corea del Norte, potencia nuclear con una gran parte de la población en el umbral de la pobreza extrema.

El tópico bienintencionado dice: “Las empresas deberían invertir más allí para que los inmigrantes no vengan aquí”. Y en parte es cierto, por supuesto, como lo es que muchísimas empresas occidentales y en concreto españolas están invirtiendo en el Tercer Mundo, desde Marruecos hasta Nicaragua pero claro, para que una empresa arriesgue el dinero de sus accionistas –sus dueños, al fin y al cabo- en un país exige una serie de condiciones como son la estabilidad política, la seguridad jurídica, las infraestructuras etc. Eso, o una rentabilidad tan alta que merezca la pena el riesgo.

Es muy común exigir a las multinacionales que actúen de forma diferente a como actuaríamos nosotros. Esto carece de sentido. Las empresas son inventos humanos dirigidos por humanos y aspiran al máximo beneficio con el mínimo coste. Igual que nosotros, que queremos el mejor salario con la menor cantidad de horas de trabajo posibles. Así pues, considerar la estructura económica del mundo como algo ajeno a nosotros quizás no sea justo cuando la única gran diferencia es simplemente la escala. No creo que ninguno de nosotros metiéramos nuestro dinero y menos el de la gente que nos lo ha confiado, en una inversión que no nos parezca segura y de la que no pensemos que vamos a obtener beneficio. Puesto que yo jamás pondría mi dinero en un banco somalí si no es con las máximas garantías y a cambio de una gran recompensa monetaria, ¿no sería incoherente pedir que lo hagan los demás?

Si un inversor se arriesga en Tanzania esperará obtener muchísimo más dinero -a cambio del riesgo asumido- que si invierte en Dinamarca

Tanto para una empresa como para una persona hay una máxima a cumplir: a mayor riesgo, mayor rentabilidad. Nadie espera obtener lo mismo arriesgando su dinero en bonos alemanes que comprando acciones de una pequeña compañía recién nacida. Si un inversor se arriesga en Tanzania esperará obtener muchísimo más dinero -a cambio del riesgo asumido- que si invierte en Dinamarca. Y lo que no sería lógico es esperar que las compañías multinacionales (o nuestro país con los fondos de los contribuyentes) hagan algo diferente de lo que nosotros mismos haríamos si arriesgáramos personalmente nuestro dinero.

Económicamente resulta suicida que ciertos dirigentes pretendan sacar adelante un país provocando la desconfianza de los inversores extranjeros, como lleva años haciendo Venezuela o ha hecho en los últimos tiempos Chile. Sí, despiertan la simpatía de muchos que encuentran ese mensaje “anticapitalista” atractivo, pero hasta Cuba necesitó la inversión extranjera para ofrecer una infraestructura hotelera adecuada gracias a la cual son una potencia turística y así han podido sobrellevar la caída de la URSS. Y donde sí se genera confianza, donde se han dado las condiciones correctas, ahí tenemos el ejemplo de los “tigres asiáticos”, en pocos años se ha salido del pozo porque la inversión exterior ha llegado. Luego también es necesario que sea el Tercer Mundo el que dé algunos pasos, y cuando los da, el beneficio es global.

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No creo que sea culpa de los creadores de la vacuna el que muchos países tengan una baja tasa de inmunización. La rica Alemania tiene a un 71% de su población vacunada mientras la más modesta Portugal llega al 89%. Rusia, con vacuna propia, apenas llega al 45%, por lo que las causas no son sólo económicas. Tampoco pienso que el capitalismo sea un sistema estúpido porque la bolsa baje (desde unos niveles además históricamente muy altos) ante las noticias de una posible cepa que pueda dañar el crecimiento económico.

Al final los mercados financieros son la suma de millones de voluntades, y se mueven por factores tan humanos como la preocupación, la prudencia o el miedo (y por supuesto, también por la avaricia) que no son sentimientos propios de un único sistema económico. Por cierto, Echenique compró y vendió criptomonedas, activo especulativo por excelencia, así que resultan aún más chocantes sus palabras.

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