Opinión

El destino de Sánchez, entre loros y piratas

El PSOE no puede romper con Maduro. Después de años de oscuros negocios en Venezuela, el partido es un rehén del chavismo

  • Pedro Sánchez , ente Franco y Maduro -

Cuando Felipe González se pregunta por qué Pedro Sánchez no reconoce como vencedor a Edmundo González -"no hay nada que se lo impida, conoce las actas, conoce el resultado, me cuesta explicarlo”- ocurre como en el funeral de Verlaine, que “hay un loro que nos da la espalda y grita: caca, caca”. Lo del socialismo español y Venezuela es un asunto de loros y de piratas. El de Verlaine diciendo ‘caca, caca’ y el de John Silver repitiendo ‘oro, oro’. Entre el latrocinio y el saqueo.

La pregunta de Felipe es de una ironía retórica. Claro que él sabe. Y lo saben Bono y Moratinos, y lo sabe y lo disfruta Zapatero, y lo saben el embajador Morodo y su hijo, salvados de la trena en penúltima instancia…lo sabe medio PSOE porque es una vieja historia de business y rapiña, desde el metro de Caracas a Galerías Preciados, desde las fragatas de Navantia a los chanchullos con Pdvsa, pasando por los hidrocarburos que llevaron a Aldama a la cárcel y que salpican a las exvicepresidentes Calviño y Ribera. Sin olvidar el momento cumbre del sanchismo, la noche de Delcy González en Barajas, con el koldismo en pleno, el trasiego de las 40 maletas, Marlaska disimulando y el presidente del Gobierno pillado en renuncio, no sabía/sí sabía. Delcy también sabe, mejor que nadie, el porqué del silencio de Sánchez.  

“Nosotros, lo que haga la UE”, se excusa Albares en su nimiedad. No fue así con la propuesta del estado palestino, que España se lanzó por delante y todavía está a la espera de que alguna democracia europea le secunde

Un melifluo comunicado del Ministerio de Exteriores condenó en la noche del jueves ‘la detención’ de la heroica María Corina Machado. Fue secuestrada a punta de pistolón por una gavilla de cincuenta energúmenos motorizados que la retuvieron, la filmaron y luego, inopinadamente, la dejaron en libertad. Ni una palabra del presidente español, ni una denuncia, ni un amago de rechazo, ni siquiera un reproche. Otra vez mudito, justo en la semana inaugural del cincuentenario de la defunción del Franco, en cuya apertura sí empleó terribles admoniciones sobre el retorno de la ultraderecha y el golpismo. Buena oportunidad tuvo para señalar entonces al bigotón criminal como una de las más graves amenazas que se ciernen sobre las democracias. No lo hizo. No se toca a Maduro. Ni se reconoce el triunfo de Edmundo González en unas elecciones que ganó abrumadoramente la oposición a la vista de todo el planeta (el Centro Carter certificó la derrota de la dictadura) ni se emite un escrito de reprobación sobre cuanto allí ocurre, ni se deja de comprar su petróleo, ni se retira al embajador como con Milei. “Nosotros, lo que haga la UE”, se excusa Albares en su nimiedad. No fue así con la propuesta del estado palestino, España por delante en solitario (salvo el tonto belga e Irlanda). Ni cuando calificó de filonazi a Manfred Weber, líder de la derecha  moderada alemana, en plena sesión de un europarlamento que, por cierto, sí reconoció el triunfo de González Urrutia, como también hizo el Congreso español con el voto en contra del PSOE. 

Margarita Robles, en la presentación de un libro, incurrió en la osadía de calificar de ‘dictadura’ al régimen del gorilón caraqueño. A los dos minutos se arrepintió y nunca más. Albares, heroico, recurre siempre a una añagaza tontina, a una excusa impropia de quien dirige la diplomacia de la cuarta economía de la UE al afirmar que dado que no es politólogo y catedrático en derecho Internacional, no puede pronunciarse sobre si lo del hotentote chavista puede calificarse de 'dictatorial'. 

El último gran sostén del madurismo es Cuba, que controla la seguridad y el Ejército. Si cae el chavismo, cae el castrismo, así de fácil. Todo ello pendiente del dedo índice del señor que se va a sentar en el despacho oval a partir del día 20

Como estaba previsto, Maduro asumió de nuevo el poder este viernes, acompañado en su fraudulenta ceremonia por tan sólo dos tiranuelos latinos, dos idespojos de ignominia, Ortega y Díaz Canel. Es posible que el bigotón se eternice como presidente hasta que expire en la cama. Como aquel. Los improvisados expertos en geopolìtica  recuerdan estos días lo de sus apoyos externos, China, Rusia, Irán… No todo es así. De los jomeinis que se olviden, con las trompadas de Israel no están ya para bromas. De Putin, veremos. Todos sus vecinos de la región le han dado la espalda, desde el chileno Boric, bien zurdo, hasta el declinante Lula. Algo gallea la mexicana Sheinbaun, pero de ahí no pasa. El gran sostén del madurismo es Cuba, que controla la seguridad y el Ejército. Si cae el chavismo, cae el castrismo, así de fácil. Todo ello pendiente del dedo índice del señor que se va a sentar en el despacho oval a partir del día 20. Ojo que Trump acaba de reconocer la victoria de la oposición. Ojo que el vuelco puede resultar más drástico de los que algunos imaginan.

Temblores en Moncloa

Volvamos a la pregunta de Felipe. ¿Por qué Sánchez no reconoce a Edmundo?. El mundo occidental lo ha hecho. ¿Por qué España no? “Le dimos acogida, le ayudamos a salir del país, está vivo y libre gracias a nosotros, nadie ha hecho tanto por él”, explican afanosamente en la Moncloa, a modo exculpatorio. La realidad fue bien otra. Zapatero se empleó como servil herramienta de Maduro para sacarse de encima al presidente electo. Asi se hizo, en vergonzosa ceremonia extorsiva perpetrada en la embajada española en Caracas entre chocolatinas y whisky de importación..

Tiemblan en el PSOE ante la posibilidad de la caída del régimen caribeño. No sólo porque muchos dejarían de percibir los pingües beneficios de los que ahora disfrutan sino porque saldrían a la luz decenas de episodios inconfesables con regusto a delito. Sánchez es un rehén del chavismo, cautivo del gorilón. Más a que cante el lorito de Verlaine, 'caca, caca', tiene pavor a que cante la gallina, 'oro, oro'. En lingotes, miss Delcy, por favor.  

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