Opinión

Amnistía y muerte del constitucionalismo en Cataluña: la gente tiene más miedo a Vox que a la independencia

La sociedad catalana aceptará la amnistía, porque el relato que el PSOE ha impuesto entre la mayoría no independentista es que hay que elegir entre el PSC o la ultraderecha

Amnistía y muerte del constitucionalismo en Cataluña: la gente tiene más miedo a Vox que a la independencia
Manifestación de 2017 convocada por Societat Civil Catalana en Barcelona. EFE.

El hartazgo de la sociedad en Cataluña es inversamente proporcional a sus ganas de salir a la calle. La amnistía que Pedro Sánchez concederá a Carles Puigdemont a cambio de su investidura no movilizará de forma masiva a la Cataluña silenciosa como ocurrió en 2017, porque pesa más el cansancio del procés que el miedo de hace seis años.

El tejido constitucionalista de la sociedad civil en Cataluña vive sus horas más bajas. Las dificultades de financiación que han encontrado asociaciones como Sociedad Civil Catalana (SCC), Impulso Ciudadano o la Asamblea para una Escuela Bilingüe en Cataluña, el sacrificio personal y el señalamiento que supone enfrentarse al régimen separatista en soledad y el abandono mediático e institucional que sufren desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa de la mano del independentismo han dejado a estas organizaciones heridas de muerte.

Heridas y, además, desunidas. La manifestación del 8 de octubre en Barcelona, convocada unilateralmente por SCC, ha puesto de relieve la escasa fuerza que le resta al constitucionalismo civil en Cataluña. Evitarán los reproches en público, porque no quieren perjudicar la manifestación. Pero las rencillas existen y afectarán seguramente a la movilización.

Todos comparten su oposición a la amnistía y consideran que borrar los delitos de Puigdemont es tanto como eliminar lo que ocurrió en 2017 y culpar a los que lucharon por evitarlo. Pero discrepan abiertamente en la forma de encarar el sanchismo postprocesista y la participación del separatismo catalán en la gobernabilidad de España

Cataluña: PSC o ultraderecha

El relato que el PSOE ha impuesto entre la mayoría no independentista en Cataluña es que hay que elegir entre el PSC o la ultraderecha. Los catalanes tienen más miedo a Vox que a la independencia. Los líderes y partidos independentistas se han convertido en una caricatura de sí mismos hasta que llegue otra generación, que no será la de Puigdemont y Junqueras, con la fuerza y la credibilidad de volver a desafiar al Estado.

La sociedad percibe ese desafío como algo improbable y desde luego lejano. Sánchez y sus altavoces han convencido a los catalanes constitucionalistas de que si llega el PP de la mano de Vox habrá un nuevo procés de forma inmediata. Nadie quiere volver a aquellos días. Y la prueba de esa realidad está en los resultados del PSC en todos los procesos electorales en Cataluña desde 2021, y en especial en las últimas generales del 23 de julio.

Por eso el constitucionalismo ya no está unido. El PSC aglutina a millones de votantes que pertenecen a esas asociaciones, que en su día apoyaron a un Ciudadanos hoy irrelevante y confían ahora en lo que diga Salvador Illa. Tampoco ayuda el PP que está más preocupado por la pelea entre Génova y el decepcionante Alejandro Fernández en modo “no me moverán”, mientras Cayetana Álvarez de Toledo se atornilla al escaño para escuchar a su compañero Borja Sémper con el pinganillo que rechazó en TV3. Estos catalanes no comparten la amnistía, pero se refugian en el socialismo como mal menor entre el independentismo y las alianzas PP-Vox.

Refugio constitucionalista

A pesar de sus dudas con el PSC, hay gestos que ayudan como ver al alcalde de Barcelona reunido con Felipe VI. Y pueden ir a un partido de la selección española en Cornellá para cantar el himno a pleno pulmón y con toda libertad. O tienen a un alcalde en Tarragona, Rubén Viñuales, que fue de Ciudadanos y dio la cara en primera línea contra el procés en defensa de la democracia y el orden constitucional.

Los que salieron a la calle con Rubén están convencidos de que nunca les dejará tirados por muchas amnistías que conceda Sánchez. En definitiva, el constitucionalismo ha respaldado al PSC en las urnas, que es donde se celebra el verdadero referéndum democrático.

El 8 de octubre es una cita importante en Barcelona. Sánchez ha llevado a la sociedad catalana al falso dilema o nosotros o procés. Que Cataluña ignore consciente o inconscientemente la amnistía, no quiere decir que el peligro de desbordar la Constitución exista. Hay precios que se cobran pasado el tiempo. Y éste es uno de ellos.