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Opinión

El camino de España

Felipe VI durante su discurso de Navidad

“Pensemos a lo grande”, “España debe seguir su camino”. Son las dos frases con las que me quedo este año del discurso del Rey Felipe VI. Porque habría estado bien que nos dijera a los españoles cómo es eso de pensar a lo grande para los pensionistas que no llegan a final de mes y que se siguen manifestado por una mejora en su pensión; para los jóvenes que no pueden acceder a un trabajo digno o que ni tan siquiera pueden acceder a una carrera universitaria porque no tienen cómo costeársela; para las mujeres que ocupan un mismo puesto laboral cobrando menos que si lo ocupa un hombre; para los que están en lista de espera esperando un órgano que les alargue la vida o simplemente que les permita vivir.

¿Cómo es pensar a lo grande? Desde Zarzuela quizás se puede pensar a lo grande pero no desde muchos barrios de España. Y después ¿qué camino debe seguir España? Ni idea, los españoles y España no siempre van a la par. Podríamos decir que ambas afirmaciones están faltas de contenido como gran parte del discurso en el que el monarca ejerce de jefe de Estado de la manera más diplomática y sin mojarse con nada ni nadie. Cierto es que este país debe pensar a lo grande, porque es un gran país con grandes virtudes, pero con políticos con poca altura de miras es complicado, si no vean lo que cuesta tener la investidura de Sánchez, un ejemplo de lo que va a ser la legislatura que ha empezado a caminar sin presidente aún.

Bien haría el monarca en instar al orden de todas las partes y a la solución de los problemas que los mismos políticos han creado

Sí, son tiempos difíciles y va a ser complicado, pero según el monarca España debe de seguir su camino. ¿Qué camino? El Rey viene a decir lo que se dice siempre desde Casa Real, respeto a la Constitución y a la unidad. Nada se sale fuera del guion aunque el guion de este último año en la vida política de este país se haya salido de madre con unos que se saltan las leyes, que están en la cárcel, con sentencias injustas y con elecciones a diestro y siniestro. Bien haría el monarca en instar al orden de todas las partes y a la solución de los problemas que los mismos políticos han creado.

Siempre los discursos del Rey han gozado de cierta solemnidad en las casas de los españoles en Nochebuena, pero cada vez las palabras son más huecas y vacías, discursos que vienen a decir poco o nada. Tenemos un problema con mayúsculas y no es España ni los españoles, forma parte del funcionamiento institucional y político viciado por el politiqueo, la ideología y la falta de consenso y de acción en auténticos problemas de Estado como son la mejora de la educación, del funcionamiento de las instituciones, de las reformas en el ámbito laboral que conlleven a una igualdad inexistente a día de hoy entre hombres y mujeres. Cada vez entiendo menos cuál es el papel del Rey, pero por lo menos podría habernos deleitado la Nochebuena con alguna solución en lugar del diagnóstico de España, que ya lo sabemos todos. Falta respeto institucional, falta unidad política y falta gestión. Algunos son tremendistas pero la realidad es que tenemos un desaguisado político digno de un Oscar. Ah, y a Pujol y a sus fraudes ni tocarlos.

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