Opinión

Arrimadas se suicida en la yugular de Aguado

El ridículo de Inés Arrimadas y su equipo en Murcia con una moción de ida y vuelta solo ha tenido un efecto: la salida de Aguado y todos los suyos del Gobierno de Madrid y -al tiempo- su muerte política el 4 de mayo

Arrimadas y Aguado, en una imagen de archivo. Europa Press

“Esto es insoportable”; “qué pena me da el partido”; “no podíamos hacer más el ridículo”… Tres de las figuras que aún hoy pintan algo en Ciudadanos no saben hasta dónde puede seguir cayendo la formación naranja. Alguno, el que mantiene una amistad personal con Inés Arrimadas, intenta exculparla y apunta directamente a sus “estrategas”: Carlos Cuadrado y José María Espejo. “Son un desastre”, dice. Los otros, directamente cuestionan la capacidad de liderazgo de la jerezana. Pero todos coinciden: esto parece el fin de la formación naranja.

El ridículo de la moción fracasada en Murcia “ha sido la puntilla”, insiste uno de ellos, que destaca la “bisoñez” de Cuadrado frente “al viejo PP” y el “error de cálculo” de Arrimadas al desencadenar un terremoto de ida y vuelta en Murcia que, finalmente, se puede cerrar con la desaparición de Ciudadanos… en Madrid. E Ignacio Aguado, que nunca ha sido santo de la devoción de Arrimadas, va a intentar morir matando.

La descomposición de Ciudadanos se ha acelerado desde el 14-F, cuando sufrió una debacle mayor que la que llevó a Albert Rivera a dimitir tras las generales de 2019. Ya entonces, en el seno del partido se apuntaba a Cuadrado como el responsable, pero Arrimadas decidió no tomar medidas y respaldarle. Fue el comienzo del fin. Y ahora, la cabeza de Cuadrado ya no es suficiente para muchos.

Exigencias a Arrimadas

Juan Marín, “anonadado” por lo que estaba sucediendo en Murcia, pedía un comité extraordinario. Begoña Villacís se sumaba desde Madrid poco después. También Toni Cantó. La cúpula lo ha convocado este lunes. Será duro, muy duro.

La operación liderada por Teo García Egea ha servido para dar oxígeno al cuestionado secretario general de Pablo Casado –“se ha reído de todos los nuestros, por mucho que digan que son tácticas del viejo PP y que ha sido otro ‘tamayazo’”, dice uno de los políticos naranjas consultados-.

Además, el fracaso de la moción ha terminado de asfixiar a la actual cúpula de Ciudadanos, que anda sin respiración ni rumbo desde que Albert Rivera, en un ejercicio de honradez que le ha faltado a la actual dirección, decidiera asumir responsabilidades y marcharse con la música –de momento- a otra parte.

¿Puede volver Rivera para recoger los restos del naufragio naranja y llevarlos al puerto común de un centroderecha con el PP? Todas las fuentes consultadas insisten en que el no quiere “aún. Es demasiado pronto”. El problema es que, al ritmo de desmoronamiento, de la nave no va a quedar ni el mascarón.

Operación "catastrófica"

La “operación ha sido catastrófica”, insisten desde Ciudadanos. Y no es para menos: García Egea frustra la moción en Murcia, el sector oficialista de Ciudadanos se queda fuera del Gobierno de López Miras y la única consecuencia es que, además, se quedan fuera de una de las joyas de la corona: el Gobierno de Madrid.

El suicidio de Arrimadas en el gaznate de Aguado ha sido épico. Las elecciones del 4 de mayo en Madrid pueden dar la puntilla definitiva al partido: solo si Isabel Díaz Ayuso no es capaz de sumar la mitad más uno de los diputados con Vox, Ciudadanos podrá tener alguna esperanza de sobrevivir.

Vox se frota las manos soñando con la vicepresidencia y hará todo lo posible por sumar con el PP. ¿Y Ciudadanos…? Posiblemente, estas de Madrid serán sus últimas elecciones

Y ahora mismo, los sondeos no son nada halagüeños. Casi todas las encuestas publicadas –y las que manejan los partidos y las firmas de demoscopia- dejan a Ayuso y Monasterio al borde de la mayoría absoluta. Y a Ciudadanos –sea Ignacio Aguado o sea otro candidato si el partido impulsa una lista paralela en las primarias, como se temen en el entorno del exvicepresidente madrileño- le deja ahora mismo en la cuerda floja: al borde del 5% que supone la barrera entre quedarse sin representación o ser necesario para formar gobierno con el PSOE y otras fuerzas de izquierda en Madrid.

Las elecciones del 4-M, por tanto, serán la prueba final y todos echarán el resto. Al PSOE, el adelanto electoral de Ayuso le ha descolocado y ha abortado otra “operación Illa”. Sánchez se ha tenido que resignar a repetir con Gabilondo como candidato como adelantó Vozpópuli en exclusiva-, pero confía en que se repita un efecto como el de Manuela Carmena en el 2015, cuando aglutinó los votos del “todos contra Esperanza Aguirre”.

Más Madrid intentará salvar los muebles -y la economía- y Podemos está, como en Galicia, al borde de quedarse fuera de la Cámara. Vox se frota las manos soñando con la vicepresidencia y hará todo lo posible por sumar con el PP. ¿Y Ciudadanos…? Una de las últimas encuestas, la de Metroscopia para El Confidencial, publicada este mismo viernes, ya le deja fuera de la Asamblea. Posiblemente, estas de Madrid serán sus últimas elecciones.

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