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Análisis

De austeridad y deshielo según Sánchez el cursi

Pedro Sánchez.

Tan mal lo tiene en el empedrado patrio, tan chungo, que el candidato socialista a la presidencia del Gobierno ha decidido emprender una ambiciosa gira por ambos mundos en busca de aliados foráneos que le ayuden a hacer realidad esa obsesión suya por llegar a Moncloa como sea, al precio que sea. Lo cual que ayer el guapo mozo viajó a Bruselas para pedir al primer ministro griego, ese ejemplo de coherencia política que es Alexis Tsipras, ese lobo estepario convertido en perrito faldero de Bruselas, que convenza a su amigo Pablo Iglesias para que apoye su investidura. "Le voy a pedir a Tsipras que le diga a Iglesias que su actitud de bloqueo está perjudicando a millones de españoles que sufren la desigualdad, los recortes y la austeridad".

Y yo creo que Pedro Sánchez ha dado con la tecla. La tecla se llama "austeridad", fin de la austeridad, se acabó la miseria, venga alegría, corra el dinero público, haya fiesta para todos, explote la cohetería del gasto en el cielo humillado de esta España deprimida, y que le vayan dando al ajuste, al recorte del déficit y a los sacrificios que esa vieja y austera, ingrata Unión Europea sigue empeñada en imponernos. Los socialistas son maestros en este tipo de festejos con dinero ajeno. Luego tiene que venir cual coche escoba la "derechona" de siempre, tan carca, tan impopular, tan Barberá, tan dada a las penitencias de la Semana Santa, a arreglar los desperfectos causados por la generosidad sociata. Pero Pedrito ha dado con la tecla, ya digo, porque ayer prometió en Bruselas que si le hacemos, un suponer, presidente del Gobierno de España, trabajará duro para lograr una "Europa más solidaria para con los refugiados y el fin de la austeridad".

Pedrito ha dado con la tecla, ya digo, porque ayer prometió en Bruselas que si le hacemos, un suponer, presidente del Gobierno de España, trabajará duro para lograr una "Europa más solidaria"

De eso se trata, de más refugees, no los cuatro gatos que ha traído a Madrid la abuelita Carmena, y de menos austeridad. Esa es la fórmula, el abracadabra que Sánchez ha encontrado para terminar de convencer a los timoratos que recelan de su presidencia. ¿Qué significa el fin de la austeridad para este joven piernas al que algunos apodan ZP2? Pues así, a vuela pluma y conociendo el paño, y rememorando la senda que en su día nos mostrara ZP1, tan generoso él, tan rumboso ("¡no me digas, Pedro [Solbes], que no hay dinero para hacer política!"), debe significar, repito, que se acabó la miseria, y que ha llegado la hora de declarar inaugurados los juegos olímpicos del despilfarro, la juerga del todo gratis again, la exaltación de los derechos y el entierro definitivo de cualquier obligación, que ya está bien de austeridad, venga, alegría, démosle al gasto y sigamos pidiendo a los mercados 50.000 millones de euros todo los años, que alguien, alguna vez, lo pagará. O no, vaya usted a saber. ¿Pedro Sánchez un peligro público? ¡Qué va, hombre! Quien afirme semejante cosa podrá ser tachado de reo de demagogia por ese noble pueblo español tan necesitado de diversión.

El chico, que está muy viajero, se fue el martes a Barcelona a entrevistarse con Puigdemont, otro hombre de Estado, otro Churchill, presidente de la Generalidad de Cataluña. Y salió Sánchez y soltó una de esas frases marmóreas para la historia mundial de la risa, al anunciar "una nueva etapa de deshielo entre el Estado y la Generalitat de Cataluña". Nuestro joven Kennedy rompiendo el hielo con la Unión Soviética de Nikita Kruschev y anunciando el final de la guerra fría. Is not that wonderful? Y una coplilla recorrió España, que reza el son, una carcajada partió de Cabo Home, sobrevoló Finesterre, atravesó las Azores y aterrizó en el astillero de Nantucket donde el capitán Ahab terminaba de aparejar el Pequod dispuesto a salir a la caza y captura del gran cachalote blanco. Impresionante lo del "deshielo". ¿Se puede ser más cursi y pretencioso? Por supuesto que Picodemonte le dio con la puerta en las narices a la hora de sostener y no enmendar lo que se imaginan: La hoja de ruta se mantiene inalterable, y pueden meterse ustedes, españoles todos, por donde les quepa su reforma de la Constitución para la España Federal esa.

El apoyo de CDC y ERC a la investidura

Pero el aspirante socialista sigue a lo suyo, el nen sigue "apostando por el diálogo" con la 'Generalitat' para "encontrar soluciones", dispuesto a "hablar de todo con la Generalitat si es presidente del Gobierno, aunque siempre dentro de la Constitución española". Conocemos esa canción. Recordamos bien aquella promesa de ZP1 cuando dijo aquello de "Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán", 13 de noviembre de 2003, Palau Sant Jordi, 20.000 entusiastas aclamando a la nada con gaseosa. Una reforma que nadie en Cataluña había pedido y que luego ratificó en referéndum apenas un tercio del censo electoral catalán. De aquellos polvos bobos vinieron estos siniestros lodos. "Vean, vean", diría después el tonto de capirote, "decían que si se aprobaba el Estatut se iba a romper España y miren, miren…" Ya lo hemos mirado. Ya hemos visto, ZP1, lo que ha ocurrido en Cataluña. Y por eso sospechamos, ZP2, que estarías dispuesto a vender tu alma al diablo con tal de conseguir el apoyo de los mercaderes del 3% de Convergencia (¡uy, perdón, que ahora le dicen Democràcia i Llibertat!) y ERC al "deshielo" de tu investidura.

En Ferraz están convencidos de que debilidad del Lenine hispano, el amo y señor de Podemos, es tal, que al final no le quedará más remedio que apoyar la investidura de Sánchez

El aspirante al Gobierno de España salía el martes en las fotos bien repanchingado en el despacho del presidente de la 'Generalitat' y a la vera de la enseña cuatribarrada de la Generalitat, sin rastro de la bandera española, como sería obligado. Y no hay noticia de que el gañán parlanchín manifestara objeción, siquiera leve, al desafuero. Uno de tantos, claro, quizá incluso una futesa comparada con lo mucho que está en juego. Lo importante, con todo, es que en la calle Ferraz están convencidos de poder llegar finalmente a un acuerdo con Podemos que haga posible la susodicha investidura. Esto no es opinión. Y esta es la amenaza que se cierne sobre el futuro de un país víctima del abrazo del oso de una clase política depauperada, personajillos de cuarta que nunca han tenido responsabilidad sobre una triste nómina, gente que se ha ganado siempre la vida en la política, con las rodilleras puestas, listos para postrarse de hinojos y satisfacer las apetencias del líder máximo. Después de Zapatero vino Rajoy, y después de Rajoy la amenaza que se cierne sobre nosotros se apellida Sánchez. ¿Qué hemos hecho para merecer esto?

En Ferraz, ya digo, están convencidos de que debilidad del Lenine hispano, el amo y señor de Podemos, es tal, que al final no le quedará más remedio que apoyar la investidura de Sánchez, por activa o pasiva, para huir del riesgo de unas nuevas generales que podrían resultar mortales de necesidad para el podemismo. Lo piensa Antonio Hernando, y también José Enrique Serrano. Y a Sánchez le brillan los ojillos con ese extraño fulgor que la cercanía del Poder dibuja en el rostro de los ambiciosos. Discrepa Sevilla. Y ¿por qué no enseñas a este chico, Jordi, a pronunciar la palabra "crecimiento"? ¿Por qué no le ayudas a deletrear el verbo "crecer" como antesala de "crear", crear riqueza y propiciar empleo y bienestar para todos? Recuerda, Jordi, la frase de Proust: "Si no vives como piensas, acabarás pensando como vives". Sevilla teme que Podemos no se contente con su trozo de queso. Teme que Pedro no tenga más remedio que hacerles hueco en un Gobierno de coalición y nombrar vicealgo a Iglesias, porque Iglesias quiere tocar poder. A eso se reduce todo: a tocar poder. Y sí, entonces sí que será el final de la "austeridad". Entonces sí que nos vamos a enterar de lo que vale un peine. Cuatro años con Sánchez de Presidente e Iglesias de vicepresidente y sobre España no quedará rastro de "deshielo", país sumergido bajo el manto frío de una nueva glaciación.

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