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Análisis

La Justicia como chiste

La exdiputada de Izquierda Unida Tania Sánchez, en una imagen de archivo.

"Nadie se revisa las 500 páginas de un expediente". Esta declaración de Tania VaciaMadrid parece ser que ha servido a la juez de Arganda para no apreciar conducta irregular alguna en la adjudicación de diversos contratos municipales a la cooperativa Aúpa que, casualmente, pertenece a su hermano. En realidad, podía haber declarado que no sabía que su hermano era su hermano. Con toda probabilidad hubiera colado. El padre de ambos también ha sido exonerado de toda culpa: se ve que llevaban tiempo sin hablar en la familia y nadie sabía qué hacía exactamente cada uno, a qué dedicaban el tiempo libre e, incluso, el grado de parentesco que les unía. Típico problema de una familia desestructurada, sin comunicación.

El caso es que si uno ve un ave que vuela como un pato, nada como un pato, hace cua, cua y es exactamente igual que un pato, todo apunta a que debe ser un pato... excepto para la juez de Arganda, que no encuentra suficientemente probado que sea un pato.

El quid de la cuestión es que todos aquellos que, por la causa que sea, se hayan visto inmersos en un proceso judicial saben que lo primero que preocupa a los abogados es el juez que te pueda tocar. Si le conocen o no, de qué tendencia es, a qué asociación pertenece. Y de ello depende en muchas ocasiones el fallo. De eso y del día que tenga, claro: de si ha pasado una mala noche, si es tarde, si hace calor en la sala y si se ha podido leer la causa, dado que tiene otras doscientas acumuladas. Afortunadamente hay muchas excepciones, pero convendrán en que son también muchísimas las ocasiones que lees fallos y sentencias judiciales que son absolutamente increíbles. Atentados contra el sentido común.

Y pasa a diario. Concretamente ayer, el juez Pedraz, cuyas afinidades ideológicas son de todos conocidas, emitió una resolución irritante sobre el caso Guillermo Zapata, el concejal comunista de Madrid que se dedica a la kultura subcultura. Resulta que, según Pedraz, este señor no pretendía "humillar" a los millones de judíos que murieron asesinados por los nazis en las cámaras de gas, ni a las casi mil personas, no pocas de ellas niños, asesinadas por ETA, por no hablar de las niñas de Alcasser y demás. Y, ¿cómo lo sabe el señor Juez, si ni siquiera lo ha llamado a declarar? Simple intuición divina. ¿Cabía esperar otra decisión? Pues no.

¿Por qué creen que, en muchas ocasiones, los Cuerpos de Seguridad esperan a que esté Menganito, o bien Zutanito, de juez de guardia para solicitar una orden de detención o un registro? Es una demostración más de la situación comatosa de la justicia española. Justicia politizada hasta la náusea, que los ciudadanos entienden como una lotería. Así está el Estado de Derecho. Vamos que nos vamos.

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