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Análisis

Hipotecas subprime: ¿debe el juez De la Mata imputar a MAFO?

Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

La historia no es nueva. Ni por el calendario. Ni por el doble efecto devastador que ha tenido sobre el sistema financiero y la sociedad española. Para la banca, las hipotecas sobrevaloradas, nuestras hipotecas subprime, son otro capítulo más del hundimiento de las cajas. Sin duda, el CAPÍTULO. La trama argumental que gangrenó sus balances con una morosidad mayúscula escondida tras los fastos del chorro de dinero barato concedido a una amplia base de clientes que no podía devolverlo en base a un activo (viviendas) tasado muy por encima de su valor real. Para muchos clientes, ser propietario en la época del boom ha derivado en el drama social del desahucio durante la crisis.

Ocho años después del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, cuando la banca ostenta todo tipo de condenas (la social, la mediática y centenares de judiciales) por los males de la crisis, un juez de la Audiencia Nacional (José de la Mata) se ha decidido a remover el último resquicio que faltaba por judicializar de los productos financieros del boom. La imputación de Miguel Blesa; del director financiero de Caja Madrid, Ildefonso Sánchez Barcoj; el gerente de riesgos de la entidad, Ramón Martínez Vílchez, y del director general de Tasaciones Madrid, Ignacio de Navasqués, por inflar a los clientes de la extinta caja madrileña de hipotecas por encima del 100% del valor de sus viviendas supone un nuevo frente para la banca de impredecibles consecuencias. Más cuando las entidades están con la guillotina de la Justicia sobre la retroactividad de las cláusulas suelo. Resolución que se conocerá durante este mes de abril y de la que dependen que algunas cuentas de resultados acaben el año en negro o teñidas de rojo.

La Fiscalía se había opuesto a la admisión de la querella por las hipotecas subprime

¿Delito o mala gestión? La Fiscalía Anticorrupción se había opuesto a la admisión de la querella por las hipotecas subprime tirando del famoso tópico del “mal de muchos…” A su juicio, lo que sucedía en Caja Madrid era una práctica generalizada de todo el sector, pero sin relevancia penal de los hechos. Sin embargo, el juez de la Mata vislumbra tres delitos, palabras mayores: administración desleal, asociación ilícita y estafa. Un viejo conocido en la historia reciente de Caja Madrid y los primeros momentos de Bankia con Rodrigo Rato al frente.

En definitiva, una catarata de irregularidades que vuelven a poner en la picota al Banco de España de Miguel Ángel Fernández Ordoñez (MAFO) y su inacción como supervisor del “mejor sistema financiero del mundo”. ¿Debería el juez de la Mata imputar a MAFO como responsable, en su función de guardián del sistema, y conocedor de las tropelías que se estaban cometiendo en Caja Madrid y el resto de entidades? “Sin duda, el juez de la Mata debería llamar a Fernández Ordoñez para que explique el porqué el Banco de España miró para otro lado en este tema pese a las advertencias continuas de sus inspectores”, insisten desde el sector.

Las hipotecas por las que el juez de la Mata ha imputado a la antigua cúpula de Blesa se circunscriben al período 2003-2009. En mitad de ese periplo, en 2006, el Banco de España ya conocía los síntomas del enfermo llamado Caja Madrid. La catarata de riesgos que ya habían herido a la entidad se repiten en los informes de las inspecciones realizadas a la entidad madrileña en 2006, 2009 y 2010.

En 2006, en pleno boom inmobiliario, el crecimiento de las hipotecas a particulares en Caja Madrid creció en un año por encima del 34% y del 55%, en el caso de los promotores. "En conjunto, el mercado hipotecario (vivienda+promotor) ha sido claramente el motor de la fuerte expansión crediticia, representando el 84% del crecimiento neto del riesgo total experimentado en los últimos quince meses (enero 2005-marzo 2006)", explica uno de los documentos de inspección. En 2005, la inversión crediticia aumentó a un ritmo del 25% (15.500 millones), pese a que la entidad tenía previsto una desaceleración del crédito a promotores y vivienda para el bienio 2005-2006.

Entre diciembre de 2015 y julio de 2006, el volumen de hipotecas firmadas en el API superaba mensualmente los 1.000 millones

Los informes del Banco de España ya alertaban en 2006 del excesivo riesgo que habían adquirido las carteras de hipotecas, desde 2003, por el mayor peso de las operaciones en las que la financiación superaba el 80% del valor de tasación. Además, la inspección señalaba como peligro que buena parte de esas hipotecas eran captadas por mediadores financieros en el canal API, donde la tasa de morosidad era muy superior a las contrataciones directas en las sucursales. Según los datos de la propia entidad, entre diciembre de 2005 y julio de 2006, el volumen de hipotecas firmadas en el API superaba mensualmente los 1.000 millones. El perfil de cliente captado en este canal eran en un 51% inmigrantes con contratos relacionados con la construcción y avalados por otros inmigrantes. La inspección del Banco de España no detecta esta situación hasta 2009, al reconocer que hay indicios de operaciones de avales cruzados por valor de 180 millones.

Según reflejan las actas de los inspectores, las operaciones que firma Caja Madrid provenientes del canal API suponen el 34% del saldo dudoso y, en particular, en el cliente extranjero, que supone el 33% del saldo dudoso frente al 18% de 2005. Eso se debe en buena parte a que en 2006 se suprimió un objetivo de morosidad que debía cumplir la red comercial. Además, la cartera de cliente extranjero y la captada en el canal API supusieron un 83% y 80%, respectivamente, de las operaciones que financiaban más del 80% del valor de tasación del inmueble. En 2009, este tipo de operaciones elevaron la tasa de mora hasta el 8,4%, frente al 0,31% de diciembre de 2005.

La inspección concluye con una carta de Javier Aríztegui, subgobernador del Banco de España, a Miguel Blesa, fechada el 29 de diciembre de 2006, en la que se conmina a la entidad a una reclasificación de riesgos a subestándar (9.171 millones en diciembre de 2007) y una advertencia de prestar especial atención a la financiación concedida a los promotores y a las características de la cartera hipotecaria.

Las refinanciones superaron, en muchos casos, el 100% del valor de tasación

Alguna de estas advertencias cayeron en saco rato a la luz de la siguiente inspección a Caja Madrid, que terminó el 30 de junio de 2009. En sus conclusiones, el Banco de España señala que la ausencia de unas políticas claras respecto al scoring de concesión, "el cual no era decisivo, ha motivado que en los ejercicios 2006-08, el peso de las operaciones cuyo scoring daba rechazar (operaciones forzadas) ha venido aumentando tanto para los clientes como para los no clientes".

"Lo anterior", prosigue el texto, "unido al hecho de que hasta 2007, el modelo de scoring no contemplaba como factores diferenciadores de riesgo, ni el canal de entrada, ni la nacionalidad del acreditado, junto a que existe una deficiencia en la información sobre la capacidad de pago del acreditado, ha derivado en una cartera hipotecaria de alto riesgo.

Caja Madrid no aprobó un plan de gestión de la morosidad hasta noviembre de 2008, no exento de críticas por parte del Banco de España. Las refinanciaciones superaron, en muchos casos, el 100% del valor de tasación. Además, la inspección encontró deficitario el análisis realizado en estas refinanciaciones porque no se tuvo en cuenta el perfil de endeudamiento y la capacidad de repago de los clientes.

En lo que respecta a las adquisiciones de activos a promotores, el supervisor denuncia que éstas desbordan "completamente las previsiones, constituyendo una política de huida hacia delante para dotar de viabilidad provisional a los afectados".

Todas estas incidencias se replican en el último informe de inspección de 2010. Sin embargo, el Banco de España no hizo nada. Miró para otro lado en Caja Madrid, como también lo hizo con los grandes bancos o los sepultados Banco de Valencia, Catalunya Caixa, Unnim, Caixanova, Caixagalicia, CAM, Caja España, CajaDuero… Como la Fiscalía Anticorrupción, MAFO pensó que era mejor no tocar aquello que se había convertido en costumbre entre las entidades. Pese a que sonara irregular. Pese a que pueda constituir tres delitos. Pese a que estuviera carcomiendo su entronizado “mejor sistema financiero del mundo”.

@miguelalbacar

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