Prisa pide a sus socios otros 100 millones de euros para reducir sus urgencias financieras

Prisa ha vuelto a pedir a sus socios que le lancen un salvavidas. El Consejo de Administración del grupo de medios de comunicación ha aprobado este martes un programa de bonos -obligatoriamente convertibles en acciones- por un importe total de 100 millones de euros. La intención de la empresa es la de aliviar sus urgencias financieras y explorar opciones para incrementar su cifra de negocio.

Así ha informado la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en un hecho relevante en el que incide en que los socios del grupo tendrán preferencia a la hora de adquirir estos bonos, que devengarán a un 1% de interés fijo anual y que tendrán un plazo máximo de conversión de 5 años.

Los términos y condiciones definitivos de la emisión se fijarán en una próxima reunión del Consejo de Administración, que se celebrará previsiblemente en el primer trimestre del ejercicio 2024, según ha añadido Prisa.

Es la segunda operación de este tipo que lanza la editora de El País en los últimos meses. De hecho, hace un año también recurrió a este instrumento financiero para hacer frente al encarecimiento de su deuda, derivado del incremento de los tipos de interés en la Eurozona.

Entonces, recaudó 130 millones de euros, de los que un total de 110 se destinaron a reducir estos adeudos. El grupo debe actualmente un total de 807 millones de euros.

La propietaria de la mayor parte de la deuda es la empresa estadounidense Pimco, con quien Prisa negoció hace dos años su última refinanciación. Entonces, acordó que la mayor parte de los vencimientos se produjeran en 2026 -entre junio y diciembre- y 2027.

La intención del grupo tras esta nueva operación financiera es la de cancelar el tramo de deuda 'junior', que es especialmente caro, dado que actualmente tiene un tipo de interés Euribor del 8%, según ha detallado el grupo.

Plan de negocio de Prisa

Prisa también aprovechará estos fondos para desarrollar sus negocios, con la incógnita de si explorará el mercado en busca de nuevas oportunidades. Hay que tener en cuenta que después de que Joseph Oughourlian fuera designado como presidente de la compañía, en 2021, se elaboró un plan de negocio que prevé incrementar los ingresos del grupo hasta los 1.000 millones de euros en 2025. El año pasado fueron de 850 millones.

La duda que existe es si los socios de la compañía harán uso de su derecho de suscripción preferente de este programa de bonos o si, de lo contrario, renunciarán a ello y el grupo deberá buscar inversores en el mercado interesados en entrar en el grupo.

Hay que tener en cuenta que, previamente a estas dos últimas emisiones de bonos convertibles en acciones, Prisa había planteado a sus socios dos ampliaciones de capital -2018 y 2019- por varios cientos de millones de euros. En el último caso, no fue suscrita en su totalidad.

Una vez más, sus accionistas -con derecho de suscripción preferente- deberán hacer un esfuerzo económico si no quieren ver reducida su posición en el capital, algo que en algunos casos resulta complejo, como el de Amber Capital (29,7%), un fondo de inversión que, por su naturaleza, persigue la rentabilidad con sus operaciones en el mercado, pero que, en el caso de Prisa, cada vez parece más lejos de ello, si se tiene en cuenta que ya ha invertido unos 350 millones de euros y que, pese a todo, los títulos del grupo no han parado de depreciarse.

De hecho, al cierre de la sesión de este martes cotizaban a 29 céntimos, es decir, a un precio que era el 20% al del 31 de enero del año pasado y el 80% menor que hace un lustro.

Está por ver si participan en esta operación otros accionistas del grupo, como Vivendi (11,79%), los Polanco (7,6%) -con sus acciones pignoradas por Santander-, Carlos Slim (7%), Santander (4,1%), Grupo Herradura Occidente (4,8%) e International Media Group (4,9%).

Los números de Prisa

A falta de formular las cuentas de 2023, cabe precisar que la dueña de El País y la Cadena SER perdió 36,7 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone el 30% más que en el mismo período del año anterior.

La compañía justificó estas pérdidas ante los inversores en tres factores. Los dos primeros son los derivados del incremento de los tipos de interés en la Eurozona y del encarecimiento de su deuda. El segundo tiene que ver con la inflación y el ajuste del tipo de cambio en Argentina, donde Santillana tiene uno de sus principales mercados.

La facturación del grupo se incrementó el 15,5% entre enero y septiembre, hasta los 678,4 millones de euros, mientras que su resultado operativo EBITDA aumentó el 75,3%, hasta los 121,2.

Pese a esta mejora del negocio, el grupo está lastrado por su deuda financiera, que durante los últimos 15 años le ha obligado a buscar inversores internacionales, a rubricar diferentes refinanciaciones y a desprenderse de algunos activos estratégicos. Desde Digital Plus hasta la división española de Santillana.

Por esta razón ha tenido que recurrir a esta nueva emisión de bonos, con la que el grupo buscará nuevas vías de expandir su negocio en un momento, por otra parte, crítico para el sector, en el que las dependencias con los gigantes digitales y los cambios en el mercado publicitario -además de la decadencia de su negocio tradicional- ha comprometido su rentabilidad todavía más.