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El inglés que les dice a los estadounidenses las verdades que preferirían no escuchar

John Oliver le cuenta a los estadounidenses lo que nadie más se atreve a decir sobre el país.

Ha tenido que llegar un británico para que los habitualmente condescendientes late shows estadounidenses ganen un poco de chicha. John Oliver se sienta desde abril de 2014 cada domingo frente a los espectadores para conducir Last Week Tonight, un espacio que en media hora resume las principales noticias de la semana con lo que los cursis llamarían un toque de humor irreverente. Podríamos decir que es una especie de El Intermedio a la estadounidense, pero no estaríamos haciendo justicia ni a un programa ni a otro.

Cada semana, Oliver -formado durante años en el Daily Show de Jon Stewart- recorre con su acento inglés y sus dardos retóricos las principales noticias de la semana y no se queda corto a la hora de criticar los fallos del sistema estadounidense: los vicios del modelo penitenciario, las lagunas de su estructura sanitaria, los abusos de las distintas agencias de espionaje… y ha logrado calar entre la audiencia. Sin demasiado esfuerzo, sus vídeos alcanzan varios millones de visitas a los pocos días de ser alojados en Youtube y sirven para generar un intenso debate en la red. Estos son algunos de los temas más controvertidos que ha tratado en el programa.

La religión como estafa

Las llamadas sectas de la prosperidad venden supuestas bendiciones divinas a cambio de dinero. Tan sencillo como eso: si mandas unos dólares, dios te ayudará; cuantos más envíes, mejor te irá. Gracias a la bondad de miles de incautos y valiéndose de las exenciones fiscales de la legislación hacia las organizaciones religiosas, sus pastores se han hecho millonarios. En su programa, John Oliver decidió dar un paso más allá y probar los límites del sistema creando formalmente su propio culto, al que llamó Iglesia de Nuestra Señora de la Perpetua Exención y que fue inscrito como tal en la Hacienda estadounidense. Como su “pastor, megarreverendo y CEO”, y acompañado por la actriz Rachel Dracht en el papel de su entregada esposa, pidió a los espectadores que enviaran a través del correo y del teléfono 1-800-THIS-IS-LEGAL (1-800-ESTO-ES-LEGAL) sus semillas en forma de billetes de banco porque “sorprendentemente, todo esto es legal”. Varias semanas después, en el momento de su cierre formal, habían recibido decenas de miles de dólares (que fueron donados a Médicos sin fronteras), varios sacos con semillas y hasta cuatro “paquetes conteniendo tubos y viales con semen”.  

El sistema sanitario

Las enfermedades mentales son “eso que los actores suelen fingir tener para que les den un Oscar” y también uno de los temas más tabúes tocados por Oliver en su programa. Es algo cargado de estigmas, un tema al que se suele recurrir tras alguno de los tiroteos mortales que se suceden cada día en Estados Unidos y sólo “como modo de desviar la atención del control de armas”, asegura Oliver. En su espacio, donde también habla de otras perversiones del modelo sanitario estadonidense, pone el foco sobre el modo en el que el sistema ha tratado a las personas con enfermedades mentales a lo largo de la historia y cómo el progreso no ha significado necesariamente avances para los afectados: muchos acaban en la cárcel, cuando no son directamente tiroteados (la mitad de las personas muertas a manos de la policía en EEUU cada año tienen problemas de salud mental).

Edward Snowden

Si hay algo que molesta a los estadounidenses -en diferente grado dependiendo de las afinidades ideológicas de cada uno- es que el Gobierno se entrometa en sus asuntos personales, algo que en estos tiempos de vigilancia masiva ocurre hasta niveles insospechados. A través de programas como Prism, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) obtiene todo tipo de información sobre las actividades online sus ciudadanos, que ignoraban esto hasta que en 2013 un joven analista de la agencia llamado Edward Snowden comenzó a filtrar la información. Snowden vive refugiado desde entonces en Moscú, desde donde concedió a Oliver su primera entrevista para explicar su versión de lo ocurrido a un medio estadounidense. En la conversación, además, el ex analista ofrece a los espectadores un consejo para crear contraseñas robustas que nadie debería perderse y detalla cómo es posible que el gobierno estadounidense acabe teniendo hasta tus más íntimas fotopenes. En realidad, las entrevistas de Oliver fuera de plató se están convirtiendo en un género con personalidad propia: imperdibles las conversaciones que ha mantenido con dos de las mentes más brillantes del planeta, Stephen Hawking y Jane Goodall

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