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Internacional

El turismo "caprichoso" ha convertido al Everest en un vertedero: "Ser un cerdo es un requisito"

El Everest se ha convertido en un basurero; esta semana ha circulado por redes un vídeo en el que se ve la montaña llena de basura. Un reflejo, a gran escala, de lo que curre con el campo

El Everest lleno de basura
El Everest lleno de basura en un vídeo grabado por un sherpa TENZI SHERPA / Instagram

El Everest se ha llenado de basura, se ha convertido en el vertedero del Himalaya. Esta semana ha circulado por redes sociales un vídeo de un sherpa (los nativos que usan su conocimiento para guiar a los alpinistas hasta la cima del Everest) en el que se muestra la montaña hasta arriba de porquería, desperdicios y suciedad. Unas imágenes que han despertado el debate sobre a dónde hemos llegado y la falta de respeto hacia la naturaleza.

Los ecologistas, pero, sobre todo, todos aquellos que viven por y para el campo (que son precisamente quienes más luchan por él) denuncian que esto se ha convertido en una especie de capricho y defienden que es mejor que quedarse en casa si no se tiene un compromiso con el medio ambiente.

Pero no es un caso aislado el de esta semana. Se trata de un reflejo, a gran escala, de lo que hoy en día ocurre con el campo y el monte. "Esto no es una cuestión de capricho de urbanita, que se propone subir altos picos de grandes montañas, pero sin entender la importancia de cuidar la naturaleza", denuncian algunos.

"Han convertido el Everest en un vertedero pero se hacen llamar amantes de la montaña", "Uno de los requisitos que se pide para trepar al Everest es ser un poco cerdo", "Suciedad en el Monte Everest. Presentado por 'The North Face'".

Estos tres comentarios son los que resumen la problemática que se viene denunciando desde hace algunos años (décadas dicen algunos): se ha puesto de moda, por la influencia de muchas marcas y precisamente por el crecimiento sin control de las ciudades, hacer excursiones al campo y al monte sin tener conocimiento ni experiencia ni conciencia y eso ha provocado un deterioro de la naturaleza. Cuando algo no lo sientes tuyo, y encima pagas por ello, no lo tratas como debería ser tratado.

El Everest tiene sus réplicas por todas partes del mundo (hace unos meses, las redes sociales se indignaron con un vídeo que mostraba el k2 como un vertedero); también en España. "El Monte Gibralfaro sigue sin limpiar y acumula aún más basura", "La cima del Teide se llena de basura", "El increíble paisaje protegido de Rambla de Castro, en Tenerife, lleno de bolsas de basura", "La moda de ir a las Crispitas llena de basura la zona"... Estos son algunas de las muchas noticias que se han publicado en nuestro país (con sus correspondientes fotografías y vídeos) en los últimos años, y que sirven como reflejo de este turismo "sin conciencia".

El Everest y sus réplicas, "capricho" de viajeros

Se trata este de un problema con una solución sencilla pero difícil de lograr: la concienciación, enseñar que para hacer algo, hay que adaptarse y respetar cada entorno que se visita, y recordar que el turismo no es siempre un capricho, que no todo vale.

Otro caso que ejemplifica esta denuncia de muchos expertos es precisamente las colas que hay para subir al Everest. En vídeos se puede ver que en ocasiones se forman largas colas de gente, probablemente sin la experiencia necesaria, para subir al pico más alto del Himalaya.

Hace 50 años, la escalada a estos niveles era para los alpinistas más expertos. Si bien es cierto que la oferta ha aumentado, la tecnología ha mejorado y las oportunidades de vivir nuevas experiencias se han disparado, la realidad es que "se nos ha ido de las manos" y vivimos entre miles de ofertas de turismo "caprichoso" (el término que suelen utilizar los perjudicados) y la obsesión por vivir experiencias nuevas lleva a que se generen muchos problemas colaterales.

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