Todas las montañas son, por definición bellas. Bellas porque atraen a los escaladores, a los conquistadores de lo inútil con una fuerza que sólo pueden explicar unos pocos privilegiados. “¿Por qué quiere escalar el Everest?” se dice que le preguntaron a Hillary. “Porque está ahí”, respondió, y se quedó tan ancho. Aunque no lo parezca a primera vista, es una respuesta profunda.