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España

Yolanda Díaz ignora a Podemos y no creará su plataforma en Castilla y León

Los morados dicen que su candidatura es "el primer paso" del proyecto amplio y la vicepresidenta aún no ha decidido si participará activamente en la campaña

Los retos de Podemos en 2022
La ministra de Igualdad, Irene Montero; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz y la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. EUROPA PRESS

La tensión entre Yolanda Díaz y Podemos crece. Los morados no están en plena sintonía con su lideresa in pectore. Y es que la vicepresidenta segunda del Gobierno maneja su propio tiempo. Díaz no está dispuesta a que las prisas hagan descarrilar su proyecto de escucha y, por eso, no creará su plataforma en Castilla y León para las elecciones autonómicas del 13 de febrero. La titular de Trabajo ignora así las presiones de la cúpula morada, que la urge a dar ya "el primer paso".

Es más, el propio secretario general morado en Castilla y León —y coportavoz del partido—, Pablo Fernández, dijo antes de terminar 2021 que la candidatura conjunta de Podemos e Izquierda Unida es "el primer paso" auténtico del frente amplio liderado por Díaz: "Estamos especialmente ilusionados en Castilla y León, donde llevamos tiempo articulando ese proyecto plural que aglutine a diversas fuerzas políticas y a la sociedad civil".

El problema es que más allá de esa entente de morados y poscomunistas, solo Alianza Verde, el partido ecologista integrado en Unidas Podemos, se ha unido a "ese primer paso" en el histórico feudo de la derecha que es Castilla y León. El partido, eso sí, reitera a este diario que "el objetivo es construir un proyecto que crezca y pueda ensanchar su espacio político".

Podemos 'copia' a Díaz sin Díaz

De hecho, según Podemos, las tres fuerzas ya han empezado a trabajar "en la construcción de una candidatura abierta que se va a plantear como un proceso de escucha a la sociedad civil y la ciudadanía". Es decir, en hacerle el trabajo a Díaz sin que, por el momento y como aclara su entorno, la vicepresidenta segunda haya decidido si participará o no activamente en la campaña.

Lo cierto es que el resquemor de Podemos con Díaz tiene varios motivos. Uno de ellos es el incierto encaje de la cúpula del partido (Ione Belarra e Irene Montero) en el proyecto político de Díaz. La vicepresidenta sigue enviando mensajes contradictorios respecto a los de Podemos.

Mientras que la titular de Trabajo ni tan siquiera habla de candidatura o proyecto político, los morados se erigen en la avanzadilla del devenir electoral de Díaz, quien reitera que en sus planes no está ni construir ni hacer vida de partido. Y claro, Podemos recuerda que sin una organización política fuerte detrás no hay nada que hacer. Todo un aviso.

Y eso conduce a otro punto de fricción. Los morados no quieren que Díaz entierre la herramienta política que creó Iglesias en el laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid. Pero los altos cargos de Podemos saben que no tienen más remedio que apoyar a la titular de Trabajo en la construcción de su plataforma porque es la única manera de garantizar su supervivencia. La marca está muy desgastada y resta mucho más que suma.

Díaz, la reforma y el bloque de "dirección de Estado"

Además, hay sectores morados que se han desmarcado de la reforma laboral, el proyecto estrella de la vicepresidenta. Y todo porque lo consideran insuficiente y creen que, al haber pactado el nuevo marco de relaciones laborales con la patronal, Díaz ha descuidado a los partidos del bloque de la investidura, especialmente a la izquierda radical independentista de Bildu y ERC. Ambos partidos, de hecho, siguen sin darle un 'sí' a la reforma, cuyo decreto ley tendrá que ser convalidado en el Congreso.

Hay morados de peso que temen que un volantazo de Díaz en aras de la transversalidad de su reforma laboral rompa ese bloque de dirección de Estado con los independentistas y el resto de la izquierda regionalista que Pablo Iglesias armó con tanto esmero. Y es que el exvicepresidente segundo no se ha posicionado sobre la ley clave de Díaz hasta este lunes. Es decir, seis días después de que el Ejecutivo lo aprobara. Toda una eternidad en un analista político abonado a Twitter y a los medios de comunicación.

Para Iglesias, la reforma laboral dista mucho del tinte épico con el que la ha pintado el equipo de la titular de Trabajo al que, no obstante, ha felicitado por hacer una ley que, según él, recupera derechos para los trabajadores. Pero el exjefe morado ha sido claro: la reforma es fruto de la insuficiente correlación de fuerzas que hay. En plata: para Iglesias la norma acordada es todo lo que se podía hacer si se quería primar el pacto a tres con patronal y sindicatos.

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