Sánchez oculta los regalos recibidos como presidente y afirma que los hará públicos cuando deje el cargo

Pedro Sánchez lleva cerca de 6 años ocupando habitáculo en el Palacio de la Moncloa. En todo este tiempo, el presidente del Gobierno y su equipo no han tenido tiempo para elaborar un registro con todos los regalos y obsequios que Sánchez ha ido recibiendo desde 2018. Al menos esa es la excusa a la que se agarra Presidencia para ocultar cuáles han sido y el valor de los mismos. Eso sí, admite que serán públicos una vez que el presidente Sánchez abandone la Moncloa.

Así se desprende de la resolución de Presidencia del Gobierno firmada por Beatriz Rodríguez Pérez, directora jurídica de Moncloa, que obra en propiedad de Vozpópuli, donde el Ejecutivo se niega a explicar la “relación de regalos institucionales recibidos por el presidente del Gobierno durante la XIV Legislatura”.

Al término de dos legislaturas con Pedro Sánchez al frente de la Moncloa, el Gobierno no ha llevado a cabo este trabajo de registro de obsequios presidenciales “atendiendo a criterios de eficacia organizativa”. Eso sí, el Ejecutivo socialista manifiesta que los regalos que ha recibido Pedro Sánchez estos años se conocerán cuando abandone Moncloa: "Estas actuaciones -clasificación e inventariado de los objetos recibidos- se realizan cuando cada Jefe del Ejecutivo deja su cargo, por lo que la relación completa de regalos institucionales (…) no existe a fecha de esta resolución”.

Este periódico también ha solicitado expresamente, sin éxito, la relación completa de donantes, ya sean personas o empresas, y las razones para efectuar tales regalos. De la misma manera, se ha pedido a Moncloa que especifique cuáles fueron incorporados al patrimonio de la Administración Pública y cuáles al del presidente del Gobierno. La Ley de Transparencia, en su artículo 26, obliga a que los "obsequios de una mayor relevancia institucional" sean incorporados "al patrimonio de la Administración Pública correspondiente”.

Al impedir conocer el listado completo de los regalos recibidos por Pedro Sánchez, resulta imposible fiscalizar si ha cumplido con su obligación de cederlos a Patrimonio Nacional. La argumentación de Moncloa consiste en subrayar que “los trámites administrativos que requiere la gestión de los regalos recibidos por el Presidente del Gobierno no se puede realizar de forma inmediata y estandarizada, independientemente de si se trata de obsequios de uso habitual, social o de cortesía o tenga carácter institucional, y dentro de estos últimos, al margen de sus características, valor o relevancia”.

Al mismo tiempo, el Gobierno de Sánchez incide en que “la variedad y tipología de los objetos recibidos requieren de una labor de clasificación previa, revisión y valoración determinante en la ulterior tramitación administrativa”.  Una actividad que, según Moncloa, “no se realiza de forma individual, desarrollando un expediente administrativo obsequio a obsequio, sino que se lleva a cabo de forma conjunta en función del tipo de expediente requerido por las características de los objetos”.

Esta actividad, según Presidencia, no se efectúa hasta que el jefe del Ejecutivo abandone su cargo. Es decir, que cuando marche Sánchez el Ejecutivo entrante deberá inventariar regalos recibidos a lo largo de seis años -o los que dure el líder del Partido Socialista- en cuestión de semanas sin una guía previa que identifique cuáles son.

En su respuesta, el Ministerio de Presidencia incurre en una contradicción. Por un lado, afirma no contar con ninguna relación de regalos, al mismo tiempo que reconoce que los objetos que recibe el presidente “requieren de una labor de clasificación previa, revisión y valoración” para después desarrollar un expediente administrativo.

La lista de informaciones que Pedro Sánchez oculta es cada vez más grande. Entre ellas se encuentra la también denunciada por este periódico: su contrato con la Editorial Planeta por los dos libros que ha publicado. En estos momentos, sigue sin ser pública la cantidad que ha ganado Sánchez por su labor editorial ni su negra Irene Lozano, que cobra ya un sueldo público como directora de Casa Árabe.