Política

LEY DE AMNISTÍA

Pedro Sánchez consuma el sí de sus socios a una amnistía a la medida de Carles Puigdemont

El Gobierno logra sacar adelante la medida de gracia con el voto a favor de 178 diputados. En contra han votado los 172 de PP, Vox, UPN y Coalición Canaria

Empieza la cuenta atrás. El Congreso ha aprobado este jueves la ley de amnistía a los implicados en el procés. La Cámara Baja, con el voto a favor de los 178 diputados que conforman el PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, Podemos, BNG y el defenestrado exministro socialista José Luis Ábalos -ahora en el Grupo Mixto tras el estallido del caso Koldo-, ha alumbrado un texto polémico que se ha convertido en el salvoconducto de Pedro Sánchez para estirar la legislatura todo lo posible. En contra han votado los 172 diputados de PP, Vox, UPN y Coalición Canaria.

La ley, que nace con el anuncio de elecciones en Cataluña el próximo 12 de mayo, pone rumbo al Senado, donde el PP -gracias a su mayoría absoluta- la bloqueará todo lo posible y la mandará de nuevo a la Carrera de San Jerónimo para su aprobación definitiva. En plata: hasta dentro de dos meses la medida de gracia no estará en el BOE.

El camino que se abre ahora es incierto. Tanto en Moncloa como en Waterloo -cuartel general del expresidente catalán Carles Puigdemont- son plenamente conscientes de que ya todo depende de los jueces y de cómo interpreten la ley en cada una de las causas abiertas a los independentistas. Es la segunda vez que el Pleno del Congreso vota la norma. La primera fue el 30 de enero.

Entonces, Junts la dejó caer porque no tenía la seguridad de que el redactado fuera a blindar a Puigdemont, sobre quien pesan investigaciones por supuestos delitos de terrorismo y traición. En este mes y medio, el Gobierno, Junts y ERC encontraron una fórmula inspirada en el dictamen de la Comisión de Venecia y que viene a decirle a los jueces que se guíen por el derecho europeo sobre la definición de terrorismo en lugar de por el código penal español.

El debate en el Congreso ha girado en torno a los mismos argumentos de siempre: convivencia, chantaje, normalización, justicia... Los independentistas avisan de que lo siguiente será un referéndum de autodeterminación. El diputado Josep Maria Cervera, de Junts, ha dicho que la ley de amnistía ha sido fruto de una "negociación de tú a tú" y asegura que "el conflicto histórico entre la nación catalana y la española sigue existiendo". Todo un recordatorio de que la ley de amnistía no es, en absoluto, la última parada del independentismo.

La diputada de ERC Pilar Valluguera, que ha saludado a Oriol Junqueras -presente en el Congreso-, se ha congratulado de que la ley, pese al veto del Senado, "terminará siendo negro sobre blanco en el BOE". Mientras, el líder del PP no ha escondido sus ganas de hostigar al Gobierno. Alberto Núñez Feijóo se ha despachado a gusto ante un Sánchez que solo ha acudido al hemiciclo para votar.

"Hoy traen ustedes la primera ley importante de la legislatura...y la última, probablemente. La convocatoria de elecciones en Cataluña demuestra cómo gobiernan. El Gobierno y sus socios son los mayores agentes de inestabilidad política de España. No piensan ni un segundo en los problemas del conjunto de los españoles y de los catalanes. Sólo defienden sus intereses personales y actúan con chantajes", ha afirmado el líder de la oposición.

El presidente catalán, Pere Aragonès, convoó este miércoles elecciones tras ver cómo el parlamento autonómico tumbó su proyecto de presupuestos. Y el adelanto, el cuarto desde 2010, complica la legislatura al PSOE en Moncloa, puesto que las cuentas generales se verán previsiblemente prorrogadas. La campaña en Cataluña hará imposible cualquier acuerdo en Madrid, con los dos grandes partidos independentistas, Junts y ERC, en guerra directa.

La amnistía marcará la campaña. De momento, Junts desliza que su candidato será el expresidente Carles Puigdemont, aunque se trata de un brindis al sol. Ya que aunque la medida de gracia se aprobará este jueves en el Congreso, su aprobación definitiva se dilatará hasta dos meses por el bloqueo al que el PP la someterá en el Senado.

La jugada de ERC es clara: por un lado, desarticular a Puigdemont. Los comicios catalanes estaban programados para febrero del año que viene. En esa fecha, el escenario judicial podía posibilitar la candidatura de Puigdemont. Los de Junqueras quieren dejar fuera de juego al expresidente, complicándole un regreso triunfal al Palau de la Generalitat. Y los comunes, que también se han propuesto la convocatoria, intentarán robar todo el voto posible al PSC. El candidato de los socialistas, Salvador Illa, está salpicado por las compras de mascarillas de la trama del caso Koldo que tiene en vilo al PSOE.

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