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Política

El caos de la oposición en Murcia pone en bandeja al PP conservar el poder

Pedro Antonio Sánchez, presidente de Murcia.

A Pedro Antonio Sánchez le está saliendo el plan. El presidente de Murcia conserva su puesto un mes y cuatro días después de ser citado como investigado en el caso Auditorio y no parece cerca de perderlo. Está incumpliendo el primer punto del acuerdo de investidura que firmó con Ciudadanos -apartar a cargos imputados por presunta corrupción- y la formación naranja le ha retirado el apoyo, pero no asoma una alternativa que ponga en peligro su Gobierno. Más bien al contrario: conforme pasan los días, se antoja más difícil que la oposición pacte para tumbar a Sánchez.

En teoría, este lunes iba a ser el 'día D'. PSOE y Ciudadanos, que hace dos semanas se reunieron para explorar una moción de censura, marcaron esa fecha en rojo: si para entonces el presidente seguía sin retirarse, impulsarían la moción. Una iniciativa que solo tendrá éxito si ambos partidos se ponen de acuerdo entre sí y con Podemos en torno a dos cuestiones capitales: candidato y programa.

Muy complicado, teniendo en cuenta el antagonismo que cultivan los partidos de Rivera e Iglesias -que ya frustró las expectativas de Pedro Sánchez de ser presidente del Gobierno hace un año- y los intereses divergentes de las tres formaciones que deben aliarse: los socialistas quieren aprovechar la oportunidad de hacerse con el poder tras 22 años en la oposición; Cs rechaza una negociación con los de Iglesias e integrarse en un gabinete con la izquierda; y Podemos reclama una propuesta inmediata para desbancar a los populares mientras carga contra sus potenciales socios por no actuar ya. 

Los acontecimientos, en cualquier caso, se han precipitado porque el devenir de los días ha sido el contrario al deseado por socialistas y naranjas. Lejos de ser cuestionado por su partido, el presidente de Murcia arrasó en el congreso regional del PP y recibió el apoyo sin ambages de Génova. Los de Mariano Rajoy dejaron claro el pasado fin de semana que arroparán al barón hasta el final y no hay ninguna posibilidad de dejarlo caer. Esta actitud llevó a la Ejecutiva de Cs a alterar el planning: llamó a consultas en Madrid a su líder murciano, Miguel Sánchez, y pactó con él un adelanto de la hoja de ruta. La apuesta por la moción de censura se anticipó al jueves para intentar llevar la iniciativa y pasar la presión a PSOE y Podemos.

Los partidos de la oposición empiezan ya a culparse entre ellos de la falta de acuerdo para desbancar al Gobierno del PP en Murcia

El problema radica en la letra pequeña: los de Rivera proponen una moción de censura "instrumental" para ir a comicios antes del verano. Los partidos de izquierda lo rechazan de plano y proponen una salida que Ciudadanos no contempla: la de conformar un Ejecutivo alternativo que agote la legislatura. Han elaborado un documento con 25 puntos comunes entre los programas de toda la oposición, pero Rivera no quiere ni oír hablar del asunto. Podemos aprueba ese camino, pero demanda más "valentía" a los socialistas para presentar ya una moción de censura y critican las "ideas felices e improcedentes" del partido naranja, sin el cual no pueden construir una alternativa. También el PSOE tildó de "ocurrencia" la propuesta de Cs y aseguró que desde el lunes este partido será "el responsable" de que los populares conserven el poder.

El PP, a "seguir trabajando"

Un círculo vicioso que sirve en bandeja al PP la posibilidad de seguir gobernando sin mover un músculo y pese a los problemas judiciales de su barón, que además del caso Auditorio tiene abierto otro frente por la Púnica. "Seguir trabajando" es la consigna que repiten los populares acerca del futuro en Murcia, en contraposición al "ruido" de los adversarios, que buscan una "coalición de perdedores" y "no respetan los tiempos de la Justicia".

La estrategia les está dando réditos y sientan la base de la que sería su campaña electoral en caso de adelanto: el PP frente a una amalgama de opciones variopinta cuyo único nexo en común es precisamente la fobia al primer partido de la región. Con ese marco, explican desde las filas populares, mejoraron sus resultados en las generales del 26-J y conservaron la mayoría absoluta en Galicia. No temen un adelanto en Murcia, pero no lo forzarán -su gran bandera es la de la "estabilidad"- y creen que finalmente no se producirá por la falta de sintonía en la oposición y porque Pedro Antonio Sánchez acabará libre de toda culpa en los tribunales. Este lunes, por ejemplo, pasarán por el TSJ murciano tres peritos que le eximirán de los desajustes que se investigan en el caso Auditorio. Su partido cree que esas declaraciones propiciarán el archivo de la causa en lo que a Sánchez compete.

Los populares creen que les beneficia el marco que se está creando: lo ven similar al que le permitió mejorar resultados el 26-J y conservar la mayoría absoluta en Galicia

Desde Ciudadanos, mientras tanto, garantizan que la alternativa del Gobierno a tres "no es negociable" y se reafirman en la postura mantenida las últimas semanas: "no toca" un Ejecutivo del PSOE -que tiene 13 escaños de 45 en la Cámara- y tampoco sería coherente con el mandato de las urnas formar un Gabinete tripartito respaldado por socialistas, naranjas y morados. El partido de Rivera recela sin reservas del líder del PSOE en Murcia, Rafael González Tovar, en quien ven una ambición desmedida y un comportamiento condicionado por las dinámicas internas de un socialismo en combustión por la pugna Susana Díaz-Pedro Sánchez.

La formación de Rivera cree que, una vez descartadas sus dos primeras opciones -que el PP nombre otro candidato o convoque elecciones-, solo queda la salida de la moción técnica para aupar un nuevo presidente con un programa de un único punto: disolver la Asamblea y adelantar los comicios regionales. Serían así los murcianos los encargados de decir por dónde ha de venir la solución a la crisis de gobernabilidad que vive la comunidad desde hace más de un mes.

Ciudadanos no puede ni siquiera registrar la moción sin el apoyo de PSOE o Podemos. Y ningún intento de tumbar a Pedro Antonio Sánchez saldrá adelante sin la alianza de las tres fuerzas de la oposición -el PP está a un solo escaño de la mayoría absoluta-. Con los Presupuestos de 2017 aprobados y la seguridad de que la Justicia le eximirá de toda culpa en los procesos que tiene abiertos, el barón contempla estos acontecimientos tranquilo y convencido de que seguirá en el poder al menos dos años más... y quizá hasta 2023.

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